Son las 4 de la mañana; aún no amanece y el ambiente es bastante fresco; José Bruno se mira en el espejo quebrado que tiene colocado en la pared con un poco de incredulidad; frota sus dedos con pintura blanca, y comienza a dibujar con colores en su rostro, hasta darle la forma de un payaso. Vuelve a mirar su reflejo y dibuja una sonrisa, al menos hasta que el sudor del trabajo la borre a lo largo del día.
Lee más: José y María ven la vida pasar no en un pesebre... Sino en un puente de Villahermosa
Sale de su casa con destino al a central camionera, en donde se gana el sustento diario que le permita adquirir el medicamento para tratar la enfermedad que padece su hija de 18 años: diabetes juvenil insípida central.
José Bruno de la Cruz Falcón es su nombre, tiene 43 años de edad, y originario de Pichucalco, Chiapas; es mejor conocido en el oficio como “El payaso Travesuras”, lleva muchos años dibujando sonrisas en niños y adultos; a los 12 años tuvo su primer acercamiento a uno de los circos locales que llegó una mañana a su pueblo; allí entró lentamente a las carpas y se fascinó con el espectáculo que se presentaba, pero más llamó su atención cuando a la pista llegaron los payasos, “entonces dije: quiero dedicarme a esto, a alegrar los corazones de otras personas”, refirió.
Desde muy temprano trabaja en el alucinante oficio de payaso en las centrales camioneras, haciendo espectáculo para todas las personas que abordan una unidad de transporte, sin embargo, desde hace algunos años su sonrisa se ha borrado lentamente al aparecer una enfermedad en su familia.
A los tres años de edad, los doctores detectaron a su pequeña hija una rara enfermedad, llamada diabetes juvenil insípida central, lo que representó un duro golpe para el corazón de su familia; una enfermedad muy poco común en México, pero que al parecer, ya estaba causando estragos en la salud de su niña, de nombre Victoria Guadalupe.
Actualmente Victoria tiene 18 años y acaba de terminar sus estudios en la preparatoria; sin embargo hizo una pausa en sus estudios por la enfermedad. Su padre quien siempre, la ha apoyado desde niña, desde tempranas horas de la mañana, ofrece un pequeño espectáculo en las centrales camioneras de la ciudad de Villahermosa, recolectando y pidiendo el apoyo de todos los usuarios que abordan las unidades de transporte.
Nos comenta que en un día de mayor afluencia de personas, llega a recolectar entre 400 y 450, pero cuando le va mal, sólo logra recaudar 100 a 150 pesos. La medicina que compra para la enfermedad de su hija, llamado desmopresina de 0.1, tiene un costo de mil 500 pesos; medicamento que su hija debe suministrarse cinco veces al día.
“Travesuras” ayuda diariamente a las personas que abordan a sus destinos; les carga las maletas, y apoya al personal de las centrales camioneras; da indicaciones a las personas de la sana distancia y el uso de gel antibacterial y cubrebocas para que el virus del Covid-19 no se siga propagando; sube a los camiones y ofrece un pequeño show de unas cuantas palabras, ya que no le tienen permitido por la pandemia extenderse más de lo adecuado en las unidades, pasa silla por silla pidiendo un pequeño apoyo para la enfermedad de su hija.
Cuando regresa a su hogar por ahí de las diez de la noche, su familia siempre lo recibe con los brazos abiertos: su hija de 18 años y su hijo de 13 años, de quienes comenta, son el motor de sus días, y duerme con la esperanza que mañana será un día mejor para él y su familia.
“Los milagros en verdad existen; uno puede pensar que a veces no suceden, pero suceden”. nos cuenta con alegría; “en una ocasión me llegó de la nada un señor, y me dijo”: ‘Ten travesuras, te doy esta bolsa, pero no la abras hasta que yo me haya ido de aquí’”.
Cuando me decidí a abrir la bolsa que tenía forma de unos muñequitos de juguete, por dentro contenía la cantidad de dinero que me hacía falta para comprar los medicamentos de mi hija; en verdad, Dios existe, los milagros también; la gente buena abunda en la ciudad, solamente que en la oscuridad”
El payasito Travesuras seguirá todos los días luchando en contra de la enfermedad de su hija y llevará el sustento de su familia, dibujando una sonrisa y haciendo tener un mejor día a toda persona que se le acerque, porque “los héroes existen todos los días, en los buenos días que das, en la amabilidad hacia otras personas y en ayudar a colocar una sonrisa cuando el mundo nos presenta un escenario de tristeza”, concluyó.