Uno de los principales problemas que enfrenta la entidad es la falta de espacios en cementerios y panteones, por lo que 8 de cada 10 tabasqueños no tienen un lugar definido para ser enterrado en caso de fallecer en cualquier momento.
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Esta misma situación ocasionó que los precios en algunos lugares se dispararan a raíz de la emergencia sanitaria por Covid-19. La falta de espacios en cementerios afecta principalmente a los ubicados en la ciudad de Villahermosa, mientras que los que se ubican en la zona conurbada y en la periferia de la ciudad empiezan a saturarse.
Asimismo, algunos propietarios de bóvedas han empezado a vender sus espacios, pero los costos son impagables para la mayoría de los ciudadanos.
Por ejemplo, en el panteón Central de Villahermosa, un espacio de dos bóvedas cuesta unos 150 mil pesos, aunque en ese mismo sitio hay lugares que llegan a cotizarse hasta en 50 y 60 mil pesos.
Mientras que en panteones como el de Sabina y el de Gaviotas, los costos llegan a 30 mil y 40 mil pesos. eso sin contar el costo de los cementerios privados, como el recinto Memorial, donde un espacio cuesta unos 180 mil pesos.
De acuerdo a personal del panteón Central, hasta mediados de este año tenían disponibles al menos unos 10 espacios, mismos que fueron traspasados por sus propietarios.
No obstante, aseguran que la menos en 10 años no se han incrementado los precios de estos lugares, y que tampoco la pandemia ocasionó un encarecimiento, sino que más bien el elevado costo es precisamente por la saturación de las más de 14 mil urnas que existen en este cementerio, situado cerca de la catedral del Señor de Tabasco.
Por ello, ante la falta de espacios en los panteones ubicados en el municipio de Centro sobre todo durante la pandemia, la población ha optado por trasladar a sus seres queridos fallecidos a camposantos ubicados a las afueras de la ciudad capital.
Esto se debe a que los espacios de este panteón fueron adquiridos a perpetuidad lo que ocasiona que ya no existan lugares para poder llevar a cabo una sepultura más.
El Panteón Central fue creado en 1816 y su primera tumba data de 1843, donde yacen presuntamente los restos de Francisco Payró. El cementerio tiene una superficie de 45 mil 334 metros cuadrados, donde hay 14 mil 340 tumbas que fueron adquiridas a perpetuidad.
Mientras que el panteón de colonia Tamulté de las Barrancas, de ocho mil 886 metros cuadrados, data de 1929 y alberga mil 646 tumbas; el de Atasta de Serra consta de 13 mil 932 metros cuadrados, data de 1917 y tiene 3 mil 809 bóvedas.
Por el momento, los únicos panteones que cuentan aún con espacio suficiente para llevar a cabo un entierro son el ubicado en Sabina, creado en 1980 y con una superficie de 67 mil 502 metros cuadrados, así como el denominado "El arbolito" ubicado en la villa Ocuiltzapotlán, creado en el año 2000 y que cuenta con 11 mil 520 metros cuadrados.