Otra de Bienestar: madrugó sólo para enterarse que no estaba en el sistema

Pese a estar enferma, Alma Rosano, habitante de Boquerón, se presentó desde las cuatro de la mañana para ir por su apoyo, pero salió sin éste

Héctor Trinidad 1 El Heraldo de Tabasco

  · jueves 17 de diciembre de 2020

Alma Rosano, vecina de la ranchería Boquerón en su cuarta sección. Foto: Carlos Pérez | El Heraldo de Tabasco

Sometida por enfermedades diversas que entre muchas, una le mantiene con temblor intenso del cuerpo, Alma Rosano, vecina de la ranchería Boquerón en su cuarta sección, abandona desesperada y decepcionada las instalaciones provisionales que la Secretaría de Bienestar instaló en inmediaciones de la Ciudad Deportiva para otorgar apoyos económicos de diez mil pesos a ciudadanos que sufrieron inundaciones; ella, una de las tantas afectadas, resultó que no tuvo este beneficio.

Llegué a las cuatro de la mañana de este día acompañada de mi esposo; aguardamos pacientemente nuestro turno; vimos el amanecer, hubo por la madrugada mucho frío y bastante fresco al rayar el sol, y aguardamos pacientes… siempre, pacientemente.

La habitante de la cuarta sección de Boquerón, enfila a la salida del centro deportivo; cabizbaja, meditabunda, triste; decepcionada. La intuición de la mala noticia nos lleva a ella; ya es constante la decepción y frustración de muchas personas que son rechazadas, retiradas de por personal de la Secretaría de Bienestar, que tras la breve entrevista sencillamente, les piden se retire; que no aparece su folio; que no está en los registros; que espere su llamado; que esté pendiente.

En el cuestionamiento, doña Alma, para y permite algunas palabras, acierta a decir que muchos son los que no resultaron beneficiados; muchos de sus vecinos de la cuarta sección de Boquerón, pero también, alentada expone que aguarda a que el todopoderoso quiera que sí.

Que ella sufrió afectaciones y que en busca del apoyo, arribó desde temprana hora; que no había duda; que no había ningún tipo de negatividad, todo era positivo desde que abandonó su vivienda a eso de las cuatro de la mañana, y ocurrió lo impensado.

Doña Alma Rosano, antes de partir, lentamente, acusa: “Vamos a ver que nos paguen… esperaré…” Y así, con una bolsa donde lleva sus medicamentos, vendada de una de sus manos, la señora, totalmente cansada por las inclemencias de la madrugada, parte a su casa, a descansar, tras tremenda decepción de la noticia de que, ya luego verán sí se hace algo por ella que no apareció en el sistema…