Esta historia está contada a través de la mirada de tres personas; un empleado de conocida cadena de hoteles, un humilde velador y un rescatista. Cada uno tiene su propia versión. Pero los tres, aunque se reservan su identidad, coinciden en algo: la esquina formada entre las calles de Zaragoza y Venustiano Carranza, en pleno corazón de Villahermosa, es un lugar plagado de historias.
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Y de fantasmas.
Fantasmas del pasado, fantasmas de personas, de acontecimientos que ahí sucedieron. En concreto, es un lugar habitado por los fantasmas de una tragedia: la del incendio del Cine Principal.
I
La historia está bien documentada. Menciono mis fuentes para otorgar el debido crédito y para no incomodar a los historiadores "de a deveras"; periódico "El Momento".
A las 17:50 horas del 10 de octubre de 1958, se escucharon las exclamaciones de ¡Fuego! ¡Fuego! en el antiguo edificio ocupado por el Cine Principal, en donde alguna vez estuvo el Teatro Merino, en la manzana que hoy conforman las calles de Zaragoza, Carranza y Manuel Sánchez Mármol, y que está frente al Parque Juárez. El edificio había sido construido en 1898, en la época del gobernador Simón Sarlat, y posteriormente fue remodelado para convertirse en cine por el arquitecto Juan Razzi, en 1937.
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Las fotos de época muestran una fachada alta con cuatro ventanales frontales en forma de arcos. Tiene una marquesina, pero no se alcanza a distinguir qué película ofrecen. Por las detalladas crónicas de la época, sabemos que cuando comenzó el siniestro, la cinta "Los tres Villalobos" era la que se proyectaba.
Para colmo, era viernes, y el cine estaba absolutamente lleno. No se tiene registro de cuántas butacas eran, pero lo que sí se sabe es que tenía trece trabajadores al momento del percance.
Dicen que el fuego comenzó debido a un cortocircuito en las oficinas del inmueble. Dicen, también, que fueron las cortinas, las alfombras y la nitrocelulosa de los rollos de película lo que aceleró la propagación del fuego. El caso es que las llamas alcanzaron a consumir la manzana entera, y que fue el tropel de los espectadores en su huida el que provocó aquellas muertes.
Las muertes de los espectadores del Cine Principal.
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II
No revela su nombre porque es trabajador activo, y su empleo podría estar en riesgo. Pero afirma:
"Cuando yo llegué a trabajar aquí, todo era nuevo. Los muebles, las camas, los elevadores, el edificio, todo. ¿Quién se va a imaginar que aquí espantan, si siempre está todo iluminado? Pero pasa. No todas las noches, pero cuando ya tiene uno tiempo trabajando aquí, aprende uno a saber cuándo se pone tenso el ambiente.
"Fue hace como tres años, la primera vez que me pasó. Como tengo que andar de habitación en habitación, a veces me quedo cierto tiempo ahí, en soledad. Fue ya tarde, como a las diez, casi las once de la noche. Yo estaba apurado porque no había terminado mi turno y al otro día entraba a trabajar temprano, pero no me podía ir sin terminar mi labor.
"Estaba todo normal. Pero de pronto, se hizo un silencio que no es normal. Y el ambiente se puso bien pesado, como si estuviera a punto de pasar algo muy feo. Entonces escuché los gritos. Primero era como si mucha gente estuviera impaciente, murmullos, voces que no parecían provenir de ningún lado. Me puse nervioso...
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"Me entró una sensación como de pánico, de mucha angustia. De pronto escuché con claridad esos lamentos. Y alcancé a distinguir la voz de un niño... no entendía qué decía, pero juro que era una voz. Comencé a rezar en voz baja la Magnífica...
"No soy el único que ha tenido esta sensación de miedo y angustia. Otros compañeros han contado sus experiencias, en distintos lugares del edificio, que es muy grande. Todos dicen que es porque aquí antes había un cine que se quemó. Quién sabe. Lo que es verdad, es que no se trata de que alguien haya visto algo, ni siquiera escuchado, porque luego queda la sensación como de que lo que se oye no es real, sino que está en la cabeza de uno. O quién sabe... pero más bien es la sensación de pánico. Pero ni modo..."
III
José Juan 'N' es experto en rescate urbano y técnicas de combate contra incendios. Consultado sobre el tema, refiere algunos pormenores sobre este tipo de desastres que se dan de manera cíclica en los cines.
"A menos que las salidas estén bloqueadas, cerradas completamente mejor dicho, no existe motivo alguno para que quienes enfrentan una posible catástrofe, como el incendio de un cine, mueran quemados. Por lo general, las víctimas de este tipo de siniestros resultan porque las personas entran en pánico y salen en tropel.
EL HERALDO: ¿Conoces algunos otros casos de siniestros en cines, en Tabasco? ¿Te ha tocado atender alguna emergencia de este tipo?
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JOSÉ JUAN: Sé que el cine Sheba se ha quemado dos veces, hace muchos años, pero obviamente, pese a mis años de servicio, a mí no me tocó eso. En el 2014 o 2015, si no mal recuerdo, se quemaron varias salas de cine en Plaza Altabrisa, pero por fortuna no hubo ni muertos ni heridos. Hoy en día estos lugares se encuentran construidos bajo normatividades muy rigurosas con la seguridad, por eso cada vez es más difícil que se incendien, y cuando lo hacen, casi nunca resulta en desgracias, porque las salidas son amplias, hay rutas de evacuación, extintores, mangueras, etcétera...
Para obtener su opinión y cerrar el tema, leo el siguiente extracto del libro Villahermosa, crónicas y remembranzas del siglo XX, de Elías Balcázar Antonio;
"En la catástrofe (del Cine Principal) quedaron incinerados, además del cine, las negociaciones Gas de Tabasco, propiedad del licenciado Mario Trujillo Mora (...) el expendio de pinturas de César Canidas, quien perdió todo su pequeño capital, pues no tuvo tiempo de salvar nada; el expendio de tacos de Israel de la Cruz, alias "Naricita"; La Ventana, expendio de perros calientes y tortas, la tabaquería de don Jesús Carballo: el expendio de Severo Brito y el Bon Bon, nevería recién instalada...
El rescatista me pregunta sobre los muertos y heridos de aquella desgracia. Sigo leyendo:
"Muertos: Ismael Reyes, chofer de la cooperativa de camiones de Teapa, que al tirarse de un palco, tropezó con un cable de alta tensión, muriendo electrocutado... el Profesor Juan Gómez López, quien falleció a las dos de la madrugada a causa de una hemorragia cerebral... el niño Vicente Bautista, cuyo cadáver fue llevado al anfiteatro del Juan Graham Casasús, y un adulto que no ha podido ser identificado, y su cadáver se encuentra en el anfiteatro..."
La lista de heridos es larga, y la crónica refiere que la mayoría fueron atendidos en la Cruz Roja por heridas menores y principalmente crisis nerviosa.
Los relatos históricos refieren, también, que por este extinto cine, antes teatro, desfilaron artistas como Pedro Vargas y Dora María; vedettes como María Antonieta Pons y Rosa Carmina. También artistas del celuliode como Miroslava y Fernando Casanova.
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Pero tal vez, los únicos ecos que aún resuenan en ese lugar, atrapados en el tiempo, no sean las canciones y los números de las luminarias que pisaron sus tablas, sino los gritos de sus muertos.
Hoy casi olvidados.
