Ha perdido Villa su identidad

La inseguridad, el desempleo y la llegada de personas de otros estados han provocado que la ciudad de Villahermosa haya perdido su identidad al paso de los años. De acuerdo al cronista Geney Torruco, las familias ya no salen a descansar frente a sus casas o a caminar en las aceras cercanas a sus domicilios, imagen que era común hace algunas décadas

José Guadalupe Pérez | El Heraldo de Tabasco

  · sábado 11 de enero de 2020

En la actualidad las familias ya no salen a descansar frente a sus casas o a caminar en las aceras cercanas a sus domicilios. Foto: Archivo Histórico de Villahermosa

Factores como la inseguridad, el desempleo y la llegada de personas de otros estados son algunas de las causas por las que la ciudad de Villahermosa ha ido perdiendo su identidad con el paso de los años.

Esto de acuerdo al cronista de la ciudad Geney Torruco Sarabia, queda de manifiesto cuando hoy en día ya no se ven las familias de villahermosinos que salgan a descansar frente a sus casas o a caminar en las aceras cercanas a sus domicilios, imagen que era común hace algunas décadas.

“Definitivamente sí ha habido un cambio muy importante, simplemente vas a algunos sitios y te encuentras muy poca gente conocida, o ya a ninguna, cuando antes saludabas en los cafés, en la calle te encontrabas vecinos amigos paseando”, afirmó.

Sin embargo, dijo que esto es hasta cierto punto normal y es un fenómeno que se vive en todas las ciudades. “Las ciudades en la medida en que progresan, se desarrollan y cambian, hasta José Alfredo Jiménez dijo en una canción, las ciudades destruyen las costumbres, y no es vacilada, las destruyen porque la gente estudia más, viaja más y conoce otras cosas, y va incorporando costumbres”, expresó.

Como ejemplo, comentó que en el caso de Tabasco, y en particular de la ciudad de Villahermosa, en la década de los 40’ y 50’ había la costumbre de dejar las puertas de las casas abiertas para dormir en la noche o cuando los hijos salían a fiestas, lo cual en estos días ya no se puede hacer.

“Yo viví en el municipio de Huimanguillo hasta los 18 años, y uno iba al cine o un baile y regresaba a su casa a la una de la mañana, y la puerta estaba ajustada, si a acaso una silla se ponía de soporte, y eso ha cambiado, pero es normal, no podemos nosotros seguir pensando en una ciudad que tenga costumbres de hace 40 ó 50 años”, estableció.

El sociólogo e historiador señaló que esto se acentuó, lógicamente con la inseguridad, aunque este fenómeno no es privativo de la ciudad ni del estado, sino que está presente en todo el mundo, y como ejemplo citó lo ocurrido recientemente en Torreón, Coahuila, pero lo mismo pasa en Estados Unidos, Francia y otros países del mundo.

Lamentablemente vemos como hay tiroteos en todas partes del mundo, eso es por las condiciones socioeconómicas, y también por la llegada de gente al territorio, sin trabajo que no encuentra, no tiene recursos, y de alguna manera tiene que buscar la forma de comer, pero es una cosa normal, así será siempre, es parte de la conducta humana

Cabe señalar que durante un recorrido por la ciudad se constató que evidentemente ya no hay sillas en las banquetas, donde hace unas décadas la gente salía a descansar y a pasar el rato, pero en la actualidad prefieren encerrarse, e inclusive han construido rejas o protecciones para evitar ser víctimas de la delincuencia.

Muchas calles del Centro Histórico además se han convertido en zonas comerciales, con mucho flujo peatonal, pero llena cada vez de gentes desconocidas que ni siquiera se dirigen un saludo.

Sin embargo, se siguen conservando algunos íconos de la ciudad como la catedral del Señor de Tabasco, el Parque Tomás Garrido Canabal y la Laguna de las Ilusiones, aunque en las colonias y comunidades la fisonomía ha ido cambiando con el paso de los años.

Geney Torruco es oriundo de la ranchería Ostitán, Huimanguillo; En 1960 se trasladó a la Ciudad de México a estudiar la preparatoria y su carrera en la UNAM, egresando como licenciado en Economía y en 1984 regresó a Tabasco.

Es autor de los libros “Los nombres raros en Tabasco y “Doña Marina Malintzin”; es catedrático de la UJAT, escritor e investigador de la historia de la antigua San Juan Bautista desde 1987, mismo que ha sido publicado en 13 tomos bajo el título de “Villahermosa, Nuestra Ciudad”. En esta magna obra recopila datos históricos económicos, sociales, políticos, culturales, deportivos, entre otros de la capital tabasqueña y el resto del estado.