/ lunes 23 de agosto de 2021

De Primera Mano | Inseguridad: ¿estamos mejor?

Más allá de las estadísticas oficiales sobre el rubro, que han tenido un comportamiento positivo en estos casi tres años de la actual administración, la percepción de que ha mejorado la inseguridad en Tabasco ha crecido notablemente. ¿En realidad estamos mejor con el régimen de Morena?

Si se compara con la gestión del perredista Arturo Núñez Jiménez la respuesta tajante es que sí.

En el período 2012-208 la preocupación por ser asaltado o secuestrado era la constante entre la ciudadanía. Las redes sociales estresaban a los tabasqueños: a diarios las noticias de ejecuciones y raptos no relacionados con el crimen organizado eran el pan de cada día.

De pronto la sociedad parecía ya no conmoverse con las portadas ensangrentadas de la prensa local que alimentaban el morbo ciudadano.

Ejecuciones, “levantones”, atracos a comercios a plena luz del día, asaltos a mano armada, robo de coches con violencia, extorsiones telefónicas planeadas desde reclusorios, eran toda una gama de delitos en incremento.

El sexenio pasado se caracterizó también por la violencia contra periodistas. Los homicidios de Juan Carlos Huerta y Moisés Dagdug siguen impunes y sus expedientes duermen el sueño de los justos.

El actual gobierno fue alcanzado por esa espiral de violencia: con apenas un mes de inicio, fue asesinado, en febrero de 2019, en Emiliano Zapata, el locutor Jesús Ramos Rodríguez, presumiblemente por roces con personajes de la política y el crimen organizado que había tenido en la era perredista.

¿Por qué en este régimen han disminuido los índices delictivos?

Muchos consideran que fue un acierto del gobernador Adán Augusto López Hernández integrar al gabinete a funcionarios con experiencia en el área de procuración de justicia y de seguridad pública.

De ahí la importancia que el primer encargado de la Fiscalía General del estado haya sido Jaime Lastra Bastar, quien ya había sido titular del área y de la Secretaría de Gobierno durante dos gobiernos.

Con esta administración empezó en la Secretaría de Seguridad Pública el abogado Ángel Mario Balcázar, quien, al parecer por motivos de salud, muy pronto pidió su baja y en su lugar se nombró a Hernán Bermúdez Requena.

El nuevo jefe policiaco forma parte del equipo que trabajó en la gestión de Manuel Gurría Ordóñez, período en el que la inseguridad fue contenida.

Muy pronto el equipo del área empezó a dar los resultados que ahora sorprenden al cesar la ola de violencia heredada de la administración de Núñez.

A la renuncia de Lastra Bastar a la Fiscalía estatal para buscar una diputación local, la espiral positiva no se cortó de tajo porque como nuevo titular se nombró a quien era el segundo de a bordo, Nicolás Bautista Ovando, quien ya conocía la estructura de la institución, por lo que no tuvo problemas para mantener el rumbo de la nave.

Algunos especialistas son de la idea de que la capacitación y modernización de la infraestructura y del personal ha sido la clave para que cada vez haya más delitos resueltos y se asegure a los infractores.

PARA SU INFORMACIÓN…

EL PERIODISTA Y catedrático universitario Luis García se recupera en la Ciudad de México de complicaciones por Covid-19. El colega, quien ya había sido vacunado, se contagió durante un viaje a la capital del país, en donde tuvo que ser hospitalizado. García logró sobreponerse a la enfermedad del siglo y se rehabilita en la urbe del hierro antes de retornar al terruño.

Más allá de las estadísticas oficiales sobre el rubro, que han tenido un comportamiento positivo en estos casi tres años de la actual administración, la percepción de que ha mejorado la inseguridad en Tabasco ha crecido notablemente. ¿En realidad estamos mejor con el régimen de Morena?

Si se compara con la gestión del perredista Arturo Núñez Jiménez la respuesta tajante es que sí.

En el período 2012-208 la preocupación por ser asaltado o secuestrado era la constante entre la ciudadanía. Las redes sociales estresaban a los tabasqueños: a diarios las noticias de ejecuciones y raptos no relacionados con el crimen organizado eran el pan de cada día.

De pronto la sociedad parecía ya no conmoverse con las portadas ensangrentadas de la prensa local que alimentaban el morbo ciudadano.

Ejecuciones, “levantones”, atracos a comercios a plena luz del día, asaltos a mano armada, robo de coches con violencia, extorsiones telefónicas planeadas desde reclusorios, eran toda una gama de delitos en incremento.

El sexenio pasado se caracterizó también por la violencia contra periodistas. Los homicidios de Juan Carlos Huerta y Moisés Dagdug siguen impunes y sus expedientes duermen el sueño de los justos.

El actual gobierno fue alcanzado por esa espiral de violencia: con apenas un mes de inicio, fue asesinado, en febrero de 2019, en Emiliano Zapata, el locutor Jesús Ramos Rodríguez, presumiblemente por roces con personajes de la política y el crimen organizado que había tenido en la era perredista.

¿Por qué en este régimen han disminuido los índices delictivos?

Muchos consideran que fue un acierto del gobernador Adán Augusto López Hernández integrar al gabinete a funcionarios con experiencia en el área de procuración de justicia y de seguridad pública.

De ahí la importancia que el primer encargado de la Fiscalía General del estado haya sido Jaime Lastra Bastar, quien ya había sido titular del área y de la Secretaría de Gobierno durante dos gobiernos.

Con esta administración empezó en la Secretaría de Seguridad Pública el abogado Ángel Mario Balcázar, quien, al parecer por motivos de salud, muy pronto pidió su baja y en su lugar se nombró a Hernán Bermúdez Requena.

El nuevo jefe policiaco forma parte del equipo que trabajó en la gestión de Manuel Gurría Ordóñez, período en el que la inseguridad fue contenida.

Muy pronto el equipo del área empezó a dar los resultados que ahora sorprenden al cesar la ola de violencia heredada de la administración de Núñez.

A la renuncia de Lastra Bastar a la Fiscalía estatal para buscar una diputación local, la espiral positiva no se cortó de tajo porque como nuevo titular se nombró a quien era el segundo de a bordo, Nicolás Bautista Ovando, quien ya conocía la estructura de la institución, por lo que no tuvo problemas para mantener el rumbo de la nave.

Algunos especialistas son de la idea de que la capacitación y modernización de la infraestructura y del personal ha sido la clave para que cada vez haya más delitos resueltos y se asegure a los infractores.

PARA SU INFORMACIÓN…

EL PERIODISTA Y catedrático universitario Luis García se recupera en la Ciudad de México de complicaciones por Covid-19. El colega, quien ya había sido vacunado, se contagió durante un viaje a la capital del país, en donde tuvo que ser hospitalizado. García logró sobreponerse a la enfermedad del siglo y se rehabilita en la urbe del hierro antes de retornar al terruño.