Los puestos ambulantes de comida que han invadido el frente de hospitales y escuelas públicas, representan un enorme problema de salud al que ninguna autoridad pone atención en plena etapa de emergencia de la pandemia por el Coronavirus.
Estos “changarros” dedicados a la venta de tacos, empanadas, quesadillas, barbacoa y otras delicias de la gastronomía, operan sin el más mínimo control sanitario cuando debían ser objeto de estricta vigilancia por tratarse de lugares de concentración de decenas de personas.
Algunos incluso, ni siquiera ofrecen al consumidor gel o agua con jabón antes de comer sentado o de pie, señal de que no están implementando las acciones que recomienda el sector salud para hacer frente a esta contingencia por la presencia del COVID-19.
Esto, no obstante que el coordinador de Salud de Centro, Román Antonio Palma Vázquez, indicó que desde hace mucho tiempo se vienen dando a estos comerciantes cursos de capacitación en el tema de la higiene en sus locales.
Se les ha hecho llamados de atención, se han hecho brigadas por parte de las áreas de Fiscalización, de Salud y hasta de Obras Públicas para combatir este problema del ambulantaje
Enfatizó que si bien este fenómeno deriva de la difícil situación económica que atraviesan el país y el estado, el comercio informal también tiene que tomar medidas.
“Si nosotros extremamos precauciones, ellos tienen que tomarlas al doble porque están en contacto con la población y la preparación de alimentos”, abundó.
Por su parte, la secretaria de Salud, Silvia Guillermina Roldán Ávila, reconoció que es necesario retirarlos.
