En la actualidad, el vertiginoso ritmo de la vida propicia situaciones de estrés que van directo al estómago, traduciéndose en una serie de malestares resumidos en un sólo nombre: gastritis nerviosa.
La gastritis nerviosa o gastritis emocional, está vinculada a las emociones, como el estrés, la ansiedad o el agobio, que pueden afectar a nuestro estómago provocando la inflamación de la mucosa gástrica debido a las conexiones existentes entre el cerebro y el tracto gastrointestinal, las cuales se conocen con el nombre de eje cerebro-intestino-microbiota.
Sus síntomas más comunes son dolor abdominal, concretamente en el estómago. Es el síntoma más común y persistente; sensación de pesadez, como si la comida estuviese retenida en nuestro estómago; pérdida de apetito; acidez que produce una sensación de ardor, que va desde el estómago hasta el cuello; eructos y náuseas, a causa de la inflamación de las paredes digestivas.
Tipos de tratamientos
Debe realizarse desde un abordaje multidisciplinar, es decir, debe comprender tanto el tratamiento médico, como el psicológico y el dietético. Es imprescindible tratarla a tiempo, para evitar problemas más graves como podría ser la aparición de una úlcera.
TRATAMIENTO MÉDICO: La gastritis nerviosa puede ser tratada con medicamentos como los antiácidos, cuya función es neutralizar el exceso de ácido clorhídrico, o con protectores de estómago. La función de éstos últimos será reducir la cantidad de ácido clorhídrico que se genera en el estómago, protegiendo así la mucosa gástrica.
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO: Es fundamental obtener ayuda para aprender a gestionar de forma adecuada el estrés. Si no conseguimos mejorar este punto, nuestro problema gástrico se volverá crónico.
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TRATAMIENTO NUTRICIONAL: Una dieta adecuada siempre debe de ir de la mano de los tratamientos anteriormente mencionados, lo que ayudará a conseguir una mejora en la sintomatología, ayudando a sentirse mejor, pues calmará el dolor y otros síntomas como el ardor de estómago y el reflujo. Se debe evitar caer en una dieta deficitaria, ya que se tiende a reducir la ingesta de alimentos por el temor al dolor.