La buena digestión es primordial para mantener un buen estado de salud, ya que ello permite que nuestro organismo asimile los nutrientes y energía necesarios a partir de lo que ingerimos.
El estado de nuestro estómago afecta a todas las áreas de la salud, desde el sueño y la motricidad hasta el estado de ánimo, la piel o el blanco de los ojos. Nuestra salud depende del equilibrio de nuestra flora intestinal y estomacal, pero cuando el intestino y la digestión pierden su sincronización, todo se complica.
Entre los primeros síntomas de un problema intestinal están la indigestión, acidez y distensión abdominal, pero esto podría desencadenar otros problemas como erupciones cutáneas, sequedad de la piel, dolor en las articulaciones y cambios de humor.
- Síguenos en Facebook: @elheraldodetab y en Twitter: @heraldodetab
Las principales causas de la irritación intestinal son los mismos catalizadores que causan inflamación en el sistema digestivo. Entre ellos, antibióticos y otros medicamentos, alimentos muy procesados, alcohol, tabaco y edulcorantes artificiales.
A continuación presentamos algunos consejos para mantener la salud y buen funcionamiento del sistema digestivo.
- Consumir aceite de oliva. El ácido oleico mejora la función pancreática y aumenta la absorción de minerales. Incluido en la dieta habitual, reduce la acidez del estómago, retrasa su vaciamiento y parece tener efectos antiinflamatorios.
- Tomar fibra. La fibra vegetal, principalmente la insoluble, retiene agua en la porción final del intestino grueso. Esto hace que las heces tengan una consistencia más blanda, lo cual facilita la defecación.
- Comer cinco porciones de frutas y verduras al día. Aportan agua, fibra y vitaminas y minerales. Las frutas y vegetales son la mayor fuente de antioxidantes y son uno de los pilares de la dieta mediterránea.
- No dejar de consumir leche. Con el tiempo se deja de producir la enzima lactasa. Esto repercutirá negativamente en la salud ósea. Lo ideal no es dejar de tomar leche, sino tomar leche sin lactosa, con lo que el sistema digestivo se mantendrá joven.
- Beber suficiente agua. Se deben consumir de 1.5 a 2 litros de agua al día, ya que además de ser vital para nuestro organismo, facilita la digestión y previene el estreñimiento.
- Moderar el consumo de alimentos grasos. Lo ideal es preparar los alimentos hervidos, a la plancha, al horno, al vapor. Evitar condimentos fuertes, especias, picantes y alimentos demasiado quemados. Limitar el consumo de platos preparados de manera industrial, ya que suelen tener exceso de grasas y sal.
- Evitar comidas abundantes. Lo ideal es distribuir la ingesta de alimentos del día en cinco tomas: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. Esto evita la sobrecarga del sistema digestivo, la producción elevada de insulina, y aporta energía continúa a lo largo del día.
- Prevenir la formación de gases. Para ello es necesario vigilar cómo se come y lo que se come. Masticar despacio y traga con cuidado para evitar una ingesta excesiva de aire. Evitar bebidas gaseosas o carbonatadas que neutralizan la secreción gástrica pero producen un efecto rebote, de modo que después la secreción ácida es mayor. Además de que aumentan la distensión abdominal.
- También se debe reducir el consumo de dulces, y la ingesta de los alimentos con mucha fécula como la col, la coliflor, las habichuelas, el brócoli, etc.
- Hacer ejercicio. La actividad física moderada contribuye a mantener la salud en general y también la digestiva. El simple hecho de caminar favorece la movilidad intestinal y el movimiento del producto de la digestión, ayudando a su eliminación.