El robo de identidad infantil es una realidad alarmante, esto ya que los datos personales de niños y niñas son altamente demandados por ciberdelincuentes, quienes los utilizan con diversos fines, similares a los de los adultos.
Estos estafadores abren cuentas bancarias para lavado de dinero y estafas, solicitan nuevas tarjetas de crédito acumulando deudas, y obtienen beneficios y préstamos a través de planes de asistencia social.
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La atracción de los datos de menores radica en que, generalmente, no tienen historiales crediticios negativos, lo que brinda más seguridad a los estafadores de que no serán detectados por bancos o agencias gubernamentales.
Además, la falta de revisión regular de cuentas bancarias o informes crediticios por parte de los niños hace que estas estafas pasen desapercibidas durante largos periodos.
El modus operandi de los ciberdelincuentes para obtener estos datos es similar al empleado con los adultos: el phishing a través de correos electrónicos, redes sociales o mensajes de texto, así como la adquisición de cuentas comprometidas en juegos, redes sociales o plataformas educativas en línea.
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El robo de identidad infantil también puede ocurrir por compartir en exceso en las redes sociales, tanto por parte de los niños como de los padres. Datos como fechas de nacimiento o detalles sobre la escolarización pueden ser utilizados en estafas para obtener más información.
Sorprendentemente, el fraude familiar también es común, donde en aproximadamente dos tercios de los hogares con identidad infantil comprometida, el perpetrador es conocido personalmente por la víctima.
La cercanía con los documentos confidenciales facilita la oportunidad para el fraude, y la suposición de inocencia hace que pase desapercibido durante años.
Para proteger la identidad de los niños, se recomienda evitar compartir demasiada información en las redes sociales, monitorear la actividad en las cuentas del menor para detectar movimientos inusuales, mantener actualizados los dispositivos domésticos con parches y software antimalware, y educar a los pequeños sobre los peligros del exceso de información en las redes sociales, como el phishing y el robo de identidad. Limitar la cantidad de cuentas y servicios a los que se inscribe el niño también es una medida preventiva recomendada.