La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
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Una mujer de un poblado de Centro estuvo a punto de enloquecer, luego de que se le manifestara el diablo por aprender brujería, según lo narró uno de sus tíos. Para poderla curar, tuvieron que llevarla con una persona experta en las artes oscuras.
La sorpresa de ver al ente demoniaco le dejó días de insomnio, falta de apetito; poco a poco comenzó a adelgazar, ella siempre fue una persona robusta, pero a partir de aquel suceso su salud se deterioró; aunque la cura no se la podía dar un médico, mencionó quien relata los hechos.
Todo comenzó en una época en la que la protagonista de esta historia se interesó por aprender la cartomancia: un conocido de su familia decía que sabía predecir el futuro a través de las cartas; la curiosidad la llevó a pedirle que le enseñara esta técnica, a lo que en un inicio se negó, ya que argumentaba que eso era cosa seria y podía traerle consecuencias.
La joven insistió por varios meses hasta convencerlo, así que todas las tardes se reunían en su casa; las clases primero fueron para conocer el significado de cada baraja; conforme fueron pasando las semanas los ejercicios se hicieron más complejos hasta poder determinar si una persona viviría o moriría y en qué momento.
Lo aprendido empezó tomándolo como un juego; la muchacha les leía el futuro a familiares y amigos; les decía si tendrían nuevos amores, dinero y salud, las cosas que más quiere saber la gente. A pesar de tomarlo como un pasatiempo, cada que terminaba, sentía un dolor de cabeza. Al principio pensó que era cansancio, pero la molestia fue subiendo de intensidad, e incluso llegó a pensar que era un tumor. Fue al médico, en donde le hicieron una tomografía pero sus resultados demostraron que estaba bien de salud.
El hombre que le había enseñado este tipo de arte le comentó en una ocasión que debía seguir en ese camino si quería dejar de sentir los malestares, pero era necesario que conociera otras cuestiones más profundas y que requerían de su total discreción, y ella accedió a ser su aprendiz. Eso sí, aquel individuo le advirtió que su vida cambiaría.
Así comenzaron una nueva etapa; el individuo la empezó a preparar para que realizara todo tipo de brujerías, incluso para hacer que a alguien se le quebrara alguna extremidad sin que estuviera cerca y menos hubiera algún tipo de golpe. La instruyó también en los preparados, sustancias que se le daban a una persona para que ya sea que cayera rendida de amor, le agarrara mala voluntad a otra o incluso le provocara la muerte.
Los meses pasaron, todo iba bien hasta que en una ocasión, la mujer estaba en su casa haciendo el quehacer, y de repente pegó un grito; el tío que cuenta la historia fue hasta donde se encontraba. Pálida, le comentó que el eiablo estaba sentado en el comedor de la casa, pero él no veía nada. Y ella insistía en que ahí se encontraba.
Al pasar los días, este comportamiento se volvió frecuente, insistía que veía al señor de los infiernos, se reía de ella. La situación llegó a tal grado que dejó de comer y ya no podía dormir. Sus parientes pensaron que había perdido la cordura; la llevaron con especialistas, cada diagnóstico indicaba que gozaba de buena salud, por lo menos la ciencia no tenía explicación a su enfermedad.
Desesperados, fueron con aquel hombre que le había enseñado a leer las barajas para que la curara; su familia tenía la certeza que era él quien le provocó todo esto a la muchacha. La explicación que él dio fue que era parte de un proceso; ella al comenzar a querer saber el futuro y luego en conocer las artes oscuras había comenzado a acercarse a los poderes demoniacos, porque al fin y al cabo, son estos quienes pueden darte el permiso para ejercer este tipo de arte.
Los familiares le preguntaron al brujo cómo podían curarla, y él simplemente respondió que viviría viendo al diablo hasta que muriera, pues ése era el precio por aprender la brujería. Conforme fueron pasando las semanas, aquella mujer aparentemente volvió a la normalidad, aunque sus parientes pensaron que lo único que sucedió, es que se acostumbró a su nueva condición. El resto de su vida lo pasó tranquila, pero nunca se casó ni tuvo hijos.
