Cuentan los pescadores que viven cerca de la laguna de San Pedro, y otras lagunas cercanas a las comunidades yokot´anob de Quintín Arauz, en el municipio de Centla, que por las noches de Semana Santa, un enorme barco misterioso navega sin rumbo fijo por las aguas de esas lagunas; dicen que los últimos seis viernes antes del Viernes Santo, se aparece ese “encanto” que destella luces e ilumina como un gran fuego la oscuridad de la laguna.
Lee más: El Cristo errante de Huimanguillo
Nadie hasta ahora se ha atrevido a cercarse a ese “encanto”, ya que suponen que ese barco, es un barco fantasma y que está maldito. Por eso, los pescadores cuando lo ven, le temen y empiezan a rezar para que no se los lleve, y no les hagan ningún mal. Las personas que lo han visto, afirman, que desde su interior, se escuchan voces y gritos; también hay ocasiones en que cuando hay grandes tormentas, lo ven navegar durante toda la tormenta, y desaparecer al finalizar la tempestad.
Algunos dicen que ése es un barco francés que se hundió durante la guerra franco-imperialista, y que las almas de los soldados franceses no encuentran descanso; otros afirman que es un barco pirata que se encuentra hundido en esa laguna, y en cuyo interior, se encontraba un gran tesoro, por eso se aparece en espera de que alguien se anime a seguirlo y encontrar dicho tesoro, pues dicen que se desaparece justo en el lugar donde se encuentra hundido.
Sin embargo, sea cual sea el motivo de las apariciones de ese “encanto”, la gente seguirá viendo a ese gran barco aparecerse, ya sea durante grandes tormentas, o durante la Semana Santa, y nadie sabrá qué misterio encierra ese gran barco, condenado, tal vez, a navegar por toda la eternidad en las aguas fluviales de estas comunidades indígenas de Tabasco.