Durante el segundo día de inicio de actividades tras haber entrado en vigor el horario de verano, continúa causando estragos en el sueño y en las actividades de las personas al sufrir un mini ‘Jet Lag’ que causa un desorden del sueño y llega en ocasiones a desorientar el sentido del tiempo durante el día.
Cabe destacar que el ‘Jet Lag’ es un trastorno temporal del sueño; ocurre cuando el reloj interno del cuerpo no está sincronizado con un nuevo horario y causa desorientación con respecto a la exposición a la luz y los horarios de las comidas.
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Tal vez pareciera ser un tanto inofensiva la modificación de una hora de tiempo, en el cuerpo humano sufre trastornos, aunque son menores, pero no dejan de causar impacto en el estado emocional y perceptivo de las personas; siendo los adultos mayores, los niños e inclusive los animales quienes más sienten las repercusiones de estos cambios. Algunos de los síntomas más comunes incluyen fatiga y dificultad para concentrarse.
Y es que a pesar de que el nuevo horario entró en vigor este domingo 3 de abril, es hasta el lunes cuando éste cambio parece ser más notorio, con la entrada en acción de la vida laboral y escolar.
Aunque lo normal es que con el paso de los días, este cambio llegue a ser asimilado y normalizado, no todos los organismos se adaptan por igual a la nueva hora, ya que cada sistema tanto cardiaco como neurológico aceptan estas adaptaciones de acuerdo a las necesidades que su cuerpo requiere, por lo que en unas sucede más rápido y en otras no.
Si nos vamos a términos científicos y médicos, los ritmos de la hormona cortisol que produce cambios fisiológicos asociados al despertar, sólo se modifican dos minutos durante el horario de verano, en lugar de la hora que deberían hacerlo si se adaptaran por completo a la nueva situación.
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De igual forma, la melatonina, la cual es la hormona que regula los ciclos del día y de la noche o los ciclos de sueño -vigilia, o mayormente conocida como la ‘hormona de la oscuridad’ es muy dependiente de los horarios de la luz natural, por lo que la puesta del sol retrasada también causará una demora en el momento en que comienza a producirse en el sistema nervioso de la persona.
Otro factor que afecta a la aceptación del organismo ante el nuevo horario, es el reloj circadiano que se encuentra ubicado en el hipotálamo del cerebro, el cual se encarga de coordinar a todo el organismo.
Éste se ve afectado por la luz del sol y el horario de alimentación, ya que coordina que las funciones ocurran en el momento adecuado del día para que el cuerpo marche en armonía.
Teniendo en cuenta estas repercusiones neurológicas y de percepción, de acuerdo a estudios realizados, la adaptación real para el ser humano a los ‘jet lag’, varían desde 3 días, hasta inclusive semanas.
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Lo cierto es que cada acción, causa una reacción, y en el cuerpo humano, el cambio de horario no es la excepción. El tiempo de adaptación en cada persona será distinto, dependiendo de las condiciones en que se encuentre y las necesidades de reposo y rutina que demande cada organismo.