¿Celoso yo? ¡Para nada!

Los celos pueden ser por el empleo, la amistad, entre familiares y parejas y estos pueden llegar a ser patológicos, de acuerdo a la Neurociencia.

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La falta de confianza es importante para que este sentimiento se desarrolle, la carencia de seguridad es el reflejo de no confiar en los demás; es un miedo a ser engañado.

El percibir que podemos perder algo, sea un trabajo, un amigo o la pareja puede convertir a cualquiera en una persona celosa, detrás de ese miedo está el temor a quedar solo.

Los hijos aprenden a manifestar esta conducta observando al padre o la madre; como ellos se traten irán construyendo la forma en que se relacionará el individuo, además, la sociedad puede construir personas con esta forma de actuar, si el sujeto ve que su grupo de amigos se comporta de una manera donde los celos son algo normal, el reproducirá tal acción, pues la considerará aceptada.

Ocurren tanto en hombre como mujeres, sin embargo, estudios de género han demostrado que ellas son más celosas.

Cabe señalar que se puede volver en una patología cuando ocupa nuestra mente más del 30 por ciento de nuestro tiempo.