/ sábado 26 de enero de 2019

¿Y yo por qué? Diría el clásico

En los gobiernos pasados la gente culpaba a los gobernantes de algunas tragedias y puede que tuvieran razón; sin embargo, en realidad, no todo es culpa del gobierno, también tienen responsabilidad los gobernados desde el momento en que, por actuar al margen de la ley, ponen en peligro su vida y, en algunos casos, la pierden.

La más reciente tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, que dejó 107 muertos hasta ahora es motivo de gran preocupación. Ésta fue provocada, como ya todos sabemos, por la explosión de una de las 70 tomas clandestinas de combustible que según Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, se detectaron en los alrededores de ese municipio.

Después del incidente vinieron los reclamos, se buscan culpables, se le atribuyen responsabilidades al gobierno, y, en este caso específico, a los militares que según pobladores y una que otra institución, no actuaron de acuerdo a los protocolos de seguridad correspondientes para evitar el desenlace fatal.

Ahí también entra la actuación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que trata de investigar si la actuación de los soldados fue la adecuada o presentaron deficiencias al momento de accionar. Pero no investigan si hay algún mal ciudadano que, a causa de su irresponsabilidad, acabó con la vida de muchos.

Todo es válido, pero en realidad no se necesita buscar tanto para determinar el motivo del problema: la pobreza, la falta de empleo, la mala educación en la casa y la inclinación por delinquir en vez de ganarse las cosas con trabajo y de manera honesta, son factores determinantes. Es decir, falta dinero en el bolsillo del ciudadano y educación y buen ejemplo en la casa.

Los soldados, según se aprecia en algunos videos que circulan en redes sociales, exhortaron a la gente a que se retirara de la zona porque corría peligro; ésta, a su vez, respondió con agresiones verbales y físicas en contra de quienes trataban de ayudarlos y evitar que murieran en el lugar.

Nadie puede negar que ir a una toma clandestina a “recoger” gasolina en bidones sea un robo, así como también nadie ignora que la gasolina es inflamable; lo cual quiere decir que quienes practican este tipo de actividades, automáticamente, se convierten en delincuentes porque le están robando a la nación; o sea, a todos nosotros. Aunque se oiga fuerte, es la realidad.

Tanto autoridades como afectados se quiebran la cabeza por saber qué fue lo que causó la explosión, cuando los mismos pobladores testifican que la noche del estallido entre la multitud había personas irresponsables con cigarrillos encendidos. Eso no es culpa de militares ni policías ahí presentes. Habría que ver cuántos metros a la redonda estaban contaminados con gases letales de la misma gasolina.

En un video se aprecia a un hombre que discute acaloradamente con soldados del Ejército Mexicano y los reta a que se bajen del vehículo para “romperse su mandarina en gajos”, y ¿qué cree usted que lleva ese hombre en sus brazos? A un niño de uno o dos años. Ojalá y no les haya pasado nada en ese evento, y si pasó ¿responsabilidad de quién es?

Es tiempo de que todos cambiemos nuestra forma de pensar y de actuar, para que a México le vaya bien, gobierne quien gobierne.

Sassón

Uno de los pilares fuertes del doctor Fernando Mayans Canabal en el ISSET es, sin duda, la maestra Dora Nelly Martínez González, quien se desempeña en el área de Planeación.

En los gobiernos pasados la gente culpaba a los gobernantes de algunas tragedias y puede que tuvieran razón; sin embargo, en realidad, no todo es culpa del gobierno, también tienen responsabilidad los gobernados desde el momento en que, por actuar al margen de la ley, ponen en peligro su vida y, en algunos casos, la pierden.

La más reciente tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, que dejó 107 muertos hasta ahora es motivo de gran preocupación. Ésta fue provocada, como ya todos sabemos, por la explosión de una de las 70 tomas clandestinas de combustible que según Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, se detectaron en los alrededores de ese municipio.

Después del incidente vinieron los reclamos, se buscan culpables, se le atribuyen responsabilidades al gobierno, y, en este caso específico, a los militares que según pobladores y una que otra institución, no actuaron de acuerdo a los protocolos de seguridad correspondientes para evitar el desenlace fatal.

Ahí también entra la actuación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que trata de investigar si la actuación de los soldados fue la adecuada o presentaron deficiencias al momento de accionar. Pero no investigan si hay algún mal ciudadano que, a causa de su irresponsabilidad, acabó con la vida de muchos.

Todo es válido, pero en realidad no se necesita buscar tanto para determinar el motivo del problema: la pobreza, la falta de empleo, la mala educación en la casa y la inclinación por delinquir en vez de ganarse las cosas con trabajo y de manera honesta, son factores determinantes. Es decir, falta dinero en el bolsillo del ciudadano y educación y buen ejemplo en la casa.

Los soldados, según se aprecia en algunos videos que circulan en redes sociales, exhortaron a la gente a que se retirara de la zona porque corría peligro; ésta, a su vez, respondió con agresiones verbales y físicas en contra de quienes trataban de ayudarlos y evitar que murieran en el lugar.

Nadie puede negar que ir a una toma clandestina a “recoger” gasolina en bidones sea un robo, así como también nadie ignora que la gasolina es inflamable; lo cual quiere decir que quienes practican este tipo de actividades, automáticamente, se convierten en delincuentes porque le están robando a la nación; o sea, a todos nosotros. Aunque se oiga fuerte, es la realidad.

Tanto autoridades como afectados se quiebran la cabeza por saber qué fue lo que causó la explosión, cuando los mismos pobladores testifican que la noche del estallido entre la multitud había personas irresponsables con cigarrillos encendidos. Eso no es culpa de militares ni policías ahí presentes. Habría que ver cuántos metros a la redonda estaban contaminados con gases letales de la misma gasolina.

En un video se aprecia a un hombre que discute acaloradamente con soldados del Ejército Mexicano y los reta a que se bajen del vehículo para “romperse su mandarina en gajos”, y ¿qué cree usted que lleva ese hombre en sus brazos? A un niño de uno o dos años. Ojalá y no les haya pasado nada en ese evento, y si pasó ¿responsabilidad de quién es?

Es tiempo de que todos cambiemos nuestra forma de pensar y de actuar, para que a México le vaya bien, gobierne quien gobierne.

Sassón

Uno de los pilares fuertes del doctor Fernando Mayans Canabal en el ISSET es, sin duda, la maestra Dora Nelly Martínez González, quien se desempeña en el área de Planeación.