/ miércoles 27 de marzo de 2019

Y sigue la mata dando

La inseguridad pública sigue, y quién sabe por cuánto tiempo más, siendo el problema toral, que trae de cabeza no solo a los tabasqueños, y avecindados aquí, sino al propio gobierno.

El titular de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Jorge Alberto Aguirre Carbajal, no le encuentra la cuadratura al círculo, y lo más seguro, es que continúe sin hallarlo.

En los dos años y días que estuvo a cargo de esa dependencia de la prevención de los delitos con el ex gobernador Arturo Núñez Jiménez no pudo hacer nada.

Y en los casi tres meses que lleva con Adán Augusto López Hernández la situación ha literalmente empeorado.

La ola delictiva sigue exponencialmente creciendo.

La gente vive ahora con más pánico, temor y miedo que hace algunos meses. Y no es para menos, la delincuencia del fuero común y federal, pero sobre todo la primera, está desatada, disparada, incontenible. Nada, ni nadie la frena, la detiene, la amortigua.

Y las condiciones económicas del país, y, por ende, del estado, contribuyen a fomentarla.

Una de sus principales causas es el alto desempleo que desde hace años se viene agudizando en la localidad, y que ahora ha aumentado con los cientos de despedidos -injusta e ilegalmente la mayoría de las veces- de las administraciones federal, estatal y municipal.

A esto agréguele el proceder de Jorge Alberto Aguirre Carbajal, y sus conocidos desencuentros con las demás autoridades militares y civiles. Sin omitir, claro está, las desavenencias internas con quienes operan la corporación que dirige “tras bambalinas”.

A lo mejor su remoción no va a cambiar radicalmente los actuales y terroríficos escenarios que hay en el rubro de la inseguridad pública, pero por lo menos, renovaría las esperanzas y la fe de la población, que desde hace meses viene pidiendo el relevo de Aguirre Carbajal.

Después de todo, fue uno de los motivos claves, por los que la ciudadanía voto abrumadoramente por Adán Augusto López Hernández y los demás candidatos de Morena.

La gente estaba decepcionada de las equivocadas políticas públicas del gobierno de Arturo Núñez Jiménez, sustancialmente, la relacionada con el fallido combate a la inseguridad pública, que al igual que ahora, mantiene a la población en zozobra, en vilo, con el amén en la boca.

Como he venido señalando una y otra vez, Jorge Alberto Aguirre Carbajal, nunca debió aceptar su ratificación.

Su obligación moral, política y ética, era irse con quien lo había designado -21 de diciembre de 2021- secretario de la entonces desaparecida secretaría de Seguridad Pública.

Al final de cuenta, va a salir por la puerta de atrás, tal y como salió su ex patrón Arturo Núñez Jiménez.

En serio, es una verdadera pena, que termine así, pues pudo irse dignamente.

Lo ocurrido anteayer en las oficinas de la CFE, en donde asesinaron despiadadamente a tres personas, y los dos asaltos a las gasolineras, una de ellas, cerca de la SSPC, no tiene nombre.

Simple y sencillamente: estamos, en la indefensión total, como desde hace años.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Lo he dicho y escrito decenas veces, en la actual Administración falta oficio y sensibilidad política. Para qué ponerles candados a las oficinas administrativas de la coordinación General de Asuntos Religiosos, y todo, para que no entrará a sacar sus pertenencias su ex directora Luz Tovar Fernández (ex cónyuge del diputado de Morena, Tomás Brito Lara).

Al caso, no hay otras maneras y formas más civilizadas de hacerlo.

Si tenían desconfianza de ella, pues hubieran mandando a una persona que la acompañara a llevarse sus cosas.

Ya ni que se tratara de una ladrona.

Y es que los nuevos patrones vienen actuando en algunas dependencias gubernamentales con inaudita visceralidad y amargura.

Qué no se les olvide el refrán: “Los carniceros de hoy serán las reses de mañana”.

La inseguridad pública sigue, y quién sabe por cuánto tiempo más, siendo el problema toral, que trae de cabeza no solo a los tabasqueños, y avecindados aquí, sino al propio gobierno.

El titular de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Jorge Alberto Aguirre Carbajal, no le encuentra la cuadratura al círculo, y lo más seguro, es que continúe sin hallarlo.

En los dos años y días que estuvo a cargo de esa dependencia de la prevención de los delitos con el ex gobernador Arturo Núñez Jiménez no pudo hacer nada.

Y en los casi tres meses que lleva con Adán Augusto López Hernández la situación ha literalmente empeorado.

La ola delictiva sigue exponencialmente creciendo.

La gente vive ahora con más pánico, temor y miedo que hace algunos meses. Y no es para menos, la delincuencia del fuero común y federal, pero sobre todo la primera, está desatada, disparada, incontenible. Nada, ni nadie la frena, la detiene, la amortigua.

Y las condiciones económicas del país, y, por ende, del estado, contribuyen a fomentarla.

Una de sus principales causas es el alto desempleo que desde hace años se viene agudizando en la localidad, y que ahora ha aumentado con los cientos de despedidos -injusta e ilegalmente la mayoría de las veces- de las administraciones federal, estatal y municipal.

A esto agréguele el proceder de Jorge Alberto Aguirre Carbajal, y sus conocidos desencuentros con las demás autoridades militares y civiles. Sin omitir, claro está, las desavenencias internas con quienes operan la corporación que dirige “tras bambalinas”.

A lo mejor su remoción no va a cambiar radicalmente los actuales y terroríficos escenarios que hay en el rubro de la inseguridad pública, pero por lo menos, renovaría las esperanzas y la fe de la población, que desde hace meses viene pidiendo el relevo de Aguirre Carbajal.

Después de todo, fue uno de los motivos claves, por los que la ciudadanía voto abrumadoramente por Adán Augusto López Hernández y los demás candidatos de Morena.

La gente estaba decepcionada de las equivocadas políticas públicas del gobierno de Arturo Núñez Jiménez, sustancialmente, la relacionada con el fallido combate a la inseguridad pública, que al igual que ahora, mantiene a la población en zozobra, en vilo, con el amén en la boca.

Como he venido señalando una y otra vez, Jorge Alberto Aguirre Carbajal, nunca debió aceptar su ratificación.

Su obligación moral, política y ética, era irse con quien lo había designado -21 de diciembre de 2021- secretario de la entonces desaparecida secretaría de Seguridad Pública.

Al final de cuenta, va a salir por la puerta de atrás, tal y como salió su ex patrón Arturo Núñez Jiménez.

En serio, es una verdadera pena, que termine así, pues pudo irse dignamente.

Lo ocurrido anteayer en las oficinas de la CFE, en donde asesinaron despiadadamente a tres personas, y los dos asaltos a las gasolineras, una de ellas, cerca de la SSPC, no tiene nombre.

Simple y sencillamente: estamos, en la indefensión total, como desde hace años.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Lo he dicho y escrito decenas veces, en la actual Administración falta oficio y sensibilidad política. Para qué ponerles candados a las oficinas administrativas de la coordinación General de Asuntos Religiosos, y todo, para que no entrará a sacar sus pertenencias su ex directora Luz Tovar Fernández (ex cónyuge del diputado de Morena, Tomás Brito Lara).

Al caso, no hay otras maneras y formas más civilizadas de hacerlo.

Si tenían desconfianza de ella, pues hubieran mandando a una persona que la acompañara a llevarse sus cosas.

Ya ni que se tratara de una ladrona.

Y es que los nuevos patrones vienen actuando en algunas dependencias gubernamentales con inaudita visceralidad y amargura.

Qué no se les olvide el refrán: “Los carniceros de hoy serán las reses de mañana”.