/ viernes 15 de noviembre de 2019

Tabasco político | ¿Y Alito?

Al dirigente nacional del PRI, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, se lo tragó la tierra.

Tiene semanas que está desaparecido del convulso escenario político nacional.

De la noche a la mañana: enmudeció.

Ni pío dijo.

Desde que el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz García, lo demandó por enriquecimiento ilícito, ante la Fiscalía General de la República (FGR) se escondió, se esfumó.

Por nada del mundo, da la cara.

Lo que tiene a los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes priistas, sacados de onda.

De haberlo sabido, hubieran votado, con toda seguridad, por su ex par de Yucatán, Ivonne Aracelly Ortega Pacheco o, hasta por el propio ex mandatario oaxaqueño.

Da la impresión de que el gobierno federal lo tiene a causa de la querella que presentó su correligionario Ulises Ruiz García.

Da a entender que efectivamente, tiene cola que le pisen.

El caso es que ha guardado un silencio espantoso, sepulcral.

Es la única explicación lógica que justifica su inanición política, aunque también podría estar confirmando la versión de que llegó al edificio de Insurgentes norte vía Andrés Manuel López Obrador.

Cuando debería estar asumiendo y encabezando como partido político opositor que es, las inconformidades que han generado las decisiones equivocadas del paisano y de su desatinado gobierno federal.

Y lo que ha venido ocurriendo últimamente en el Congreso de la Unión, como es la imposición grotesca de la nueva titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, que no solo ha provocado la protesta de los senadores panistas y de organismos no gubernamentales (ONG), sino la renuncia de los miembros del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (léase: María Ampudia González, Mariclaire Acosta Urquidi, Angélica Cuellar y María Olga Noriega Sáenz).

El priismo está abrumado, atontado.

Carece de un dirigente nacional luchador, capaz y sobre todo con altura de miras.

Definitivamente, el ex mandatario campechano, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, les ha quedado a deber.

Su comportamiento está muy por debajo de las expectativas que levantó su arribo al CEN del PRI.

En todo caso, habría sido mejor, que se quedará Claudia Ruiz Massieu Salinas, ya que por lo menos, hacía más ruido que el famoso “alito”.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


La ambición y mezquindad de la cuestionadísima titular de la CNDH, Rosario Ibarra de Piedra, no debe de tener límites.

Lo que con tantísimo trabajo construyó en cuestión de días lo perdió, me refiero a su tesonera y ejemplar lucha por los derechos humanos.

Es una presidenta de la CNDH sin legitimidad, sin credibilidad alguna.

Cuando pudo haber llegado por la puerta grande.

Un desaseo político de parte de los senadores de Morena que no se había visto en muchos años.

Y no es que los panistas no hayan impuesto a nadie cuando gobernaron, lo que pasa es que los morenistas resultaron más tramposos y cochinos.

¡Qué falta de sensibilidad y humanidad!

Total: ellos se sirven con la cuchara grande.

Al dirigente nacional del PRI, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, se lo tragó la tierra.

Tiene semanas que está desaparecido del convulso escenario político nacional.

De la noche a la mañana: enmudeció.

Ni pío dijo.

Desde que el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz García, lo demandó por enriquecimiento ilícito, ante la Fiscalía General de la República (FGR) se escondió, se esfumó.

Por nada del mundo, da la cara.

Lo que tiene a los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes priistas, sacados de onda.

De haberlo sabido, hubieran votado, con toda seguridad, por su ex par de Yucatán, Ivonne Aracelly Ortega Pacheco o, hasta por el propio ex mandatario oaxaqueño.

Da la impresión de que el gobierno federal lo tiene a causa de la querella que presentó su correligionario Ulises Ruiz García.

Da a entender que efectivamente, tiene cola que le pisen.

El caso es que ha guardado un silencio espantoso, sepulcral.

Es la única explicación lógica que justifica su inanición política, aunque también podría estar confirmando la versión de que llegó al edificio de Insurgentes norte vía Andrés Manuel López Obrador.

Cuando debería estar asumiendo y encabezando como partido político opositor que es, las inconformidades que han generado las decisiones equivocadas del paisano y de su desatinado gobierno federal.

Y lo que ha venido ocurriendo últimamente en el Congreso de la Unión, como es la imposición grotesca de la nueva titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, que no solo ha provocado la protesta de los senadores panistas y de organismos no gubernamentales (ONG), sino la renuncia de los miembros del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (léase: María Ampudia González, Mariclaire Acosta Urquidi, Angélica Cuellar y María Olga Noriega Sáenz).

El priismo está abrumado, atontado.

Carece de un dirigente nacional luchador, capaz y sobre todo con altura de miras.

Definitivamente, el ex mandatario campechano, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, les ha quedado a deber.

Su comportamiento está muy por debajo de las expectativas que levantó su arribo al CEN del PRI.

En todo caso, habría sido mejor, que se quedará Claudia Ruiz Massieu Salinas, ya que por lo menos, hacía más ruido que el famoso “alito”.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


La ambición y mezquindad de la cuestionadísima titular de la CNDH, Rosario Ibarra de Piedra, no debe de tener límites.

Lo que con tantísimo trabajo construyó en cuestión de días lo perdió, me refiero a su tesonera y ejemplar lucha por los derechos humanos.

Es una presidenta de la CNDH sin legitimidad, sin credibilidad alguna.

Cuando pudo haber llegado por la puerta grande.

Un desaseo político de parte de los senadores de Morena que no se había visto en muchos años.

Y no es que los panistas no hayan impuesto a nadie cuando gobernaron, lo que pasa es que los morenistas resultaron más tramposos y cochinos.

¡Qué falta de sensibilidad y humanidad!

Total: ellos se sirven con la cuchara grande.