/ lunes 26 de octubre de 2020

Tabasco político | ¿Qué pasó en Coahuila e Hidalgo? 

El carro completo en el Congreso del Estado -16 diputaciones de mayoría relativa- de Coahuila de Zaragoza y el triunfo del PRI en 32 municipios hidalguenses de los 85 que se disputaron el pasado domingo tiene diversas lecturas:

Una de ellas, es que los coahuilenses y nayaritas aprobaron no solo a los gobiernos priistas de Miguel Ángel Riquelme Solís y Omar Fayad Meneses, respectivamente, sino también el de sus diputados y alcaldes todavía en funciones.

La otra interpretación del triunfo del institucional es el pleito interno de Morena por las candidaturas que provocó la polarización de los grupos, y que claramente se reflejó en la merecida derrota que tuvieron en las urnas en ambos estados.

Desde luego que esas pérdidas de curules locales y municipios conlleva implícitamente un rechazo contundente a las políticas públicas del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Victorias priistas que tampoco se deben de exagerar como lo hicieron sus dirigencias nacional y estatal.

Ya que de ninguna manera significan que sean la antesala de lo que va a ocurrir en las elecciones intermedias. En las que se disputarán alcaldías y diputaciones federal y local en las restantes entidades del país.

Ello está muy lejos de darse, porque hay estados en donde el PRI está peor que lo que está Morena de desorganizado en Coahuila e Hidalgo. Tabasco es un ejemplo de ello.

En donde el tricolor no tiene ni pies ni cabeza por la evidente incapacidad de su dizque líder Dagoberto Lara Sedas y conocidos asesores de pacotilla.

El 2021 será muy diferente a lo que recientemente ocurrió.

No nada más porque hay estados gobernados por el PAN y Morena, sino principalmente porque estará en juego una parte del Congreso de la Unión, me refiero a la cámara de diputados.

El cual por obvias y sobradas razones el paisano Andrés Manuel López Obrador hará todo lo que está a su alcance junto con sus aliados para retenerlo como en su momento lo hacían sus ex pares priistas y panistas.

Los mandatarios y ediles también harán su chamba, tal y como lo hicieron Riquelme Solís y Fayad Meneses y presidentes municipales hidalguenses.

Como están los escenarios políticos, sociales y económicos en México, sobre todo este último, nadie, absolutamente nadie, está en condiciones de celebrar antes de tiempo.

Porque hasta los candidatos de Morena que llevarán ventajas por ser el partido en la presidencia de la República pueden estar seguros de salir avante.

Lo más recomendable para cada una de las principales fuerzas políticas es que se pongan a trabajar con absoluto profesionalismo, de lo contrario no formaran parte de la nueva composición del mapa electoral del país.

Y sí corren el inminente riesgo de irse desdibujando como hasta ahora.

Así que más les vale que se pongan las pilas.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Desde que el gobernador Adán Augusto López Hernández destapó el año pasado al legislador federal Mario Delgado Carrillo para la dirigencia nacional de Morena todo estaba dicho.

Solos los ilusos pusieron en tela de juicio que no llegaría. Y lo peor, que hasta un zorro en la política como lo es Porfirio Muñoz Ledo puso en duda que ganaría, al grado tal, que se atrevió a competir.

Está comprobado que hasta a lo más expertos en el quehacer político nacional se equivocan.

Y todo porque no supieron descifrar el apoyo del mandatario tabasqueño.

El arribo de Mario Delgado Carrillo era inevitable, ya que, traía la venia del señor presidente.

El carro completo en el Congreso del Estado -16 diputaciones de mayoría relativa- de Coahuila de Zaragoza y el triunfo del PRI en 32 municipios hidalguenses de los 85 que se disputaron el pasado domingo tiene diversas lecturas:

Una de ellas, es que los coahuilenses y nayaritas aprobaron no solo a los gobiernos priistas de Miguel Ángel Riquelme Solís y Omar Fayad Meneses, respectivamente, sino también el de sus diputados y alcaldes todavía en funciones.

La otra interpretación del triunfo del institucional es el pleito interno de Morena por las candidaturas que provocó la polarización de los grupos, y que claramente se reflejó en la merecida derrota que tuvieron en las urnas en ambos estados.

Desde luego que esas pérdidas de curules locales y municipios conlleva implícitamente un rechazo contundente a las políticas públicas del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Victorias priistas que tampoco se deben de exagerar como lo hicieron sus dirigencias nacional y estatal.

Ya que de ninguna manera significan que sean la antesala de lo que va a ocurrir en las elecciones intermedias. En las que se disputarán alcaldías y diputaciones federal y local en las restantes entidades del país.

Ello está muy lejos de darse, porque hay estados en donde el PRI está peor que lo que está Morena de desorganizado en Coahuila e Hidalgo. Tabasco es un ejemplo de ello.

En donde el tricolor no tiene ni pies ni cabeza por la evidente incapacidad de su dizque líder Dagoberto Lara Sedas y conocidos asesores de pacotilla.

El 2021 será muy diferente a lo que recientemente ocurrió.

No nada más porque hay estados gobernados por el PAN y Morena, sino principalmente porque estará en juego una parte del Congreso de la Unión, me refiero a la cámara de diputados.

El cual por obvias y sobradas razones el paisano Andrés Manuel López Obrador hará todo lo que está a su alcance junto con sus aliados para retenerlo como en su momento lo hacían sus ex pares priistas y panistas.

Los mandatarios y ediles también harán su chamba, tal y como lo hicieron Riquelme Solís y Fayad Meneses y presidentes municipales hidalguenses.

Como están los escenarios políticos, sociales y económicos en México, sobre todo este último, nadie, absolutamente nadie, está en condiciones de celebrar antes de tiempo.

Porque hasta los candidatos de Morena que llevarán ventajas por ser el partido en la presidencia de la República pueden estar seguros de salir avante.

Lo más recomendable para cada una de las principales fuerzas políticas es que se pongan a trabajar con absoluto profesionalismo, de lo contrario no formaran parte de la nueva composición del mapa electoral del país.

Y sí corren el inminente riesgo de irse desdibujando como hasta ahora.

Así que más les vale que se pongan las pilas.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Desde que el gobernador Adán Augusto López Hernández destapó el año pasado al legislador federal Mario Delgado Carrillo para la dirigencia nacional de Morena todo estaba dicho.

Solos los ilusos pusieron en tela de juicio que no llegaría. Y lo peor, que hasta un zorro en la política como lo es Porfirio Muñoz Ledo puso en duda que ganaría, al grado tal, que se atrevió a competir.

Está comprobado que hasta a lo más expertos en el quehacer político nacional se equivocan.

Y todo porque no supieron descifrar el apoyo del mandatario tabasqueño.

El arribo de Mario Delgado Carrillo era inevitable, ya que, traía la venia del señor presidente.