/ viernes 20 de marzo de 2020

Tabasco político | Puros parásitos

El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no se conforma con tener a la tierra que lo vio nacer y desarrollarse, económicamente abandonada, también se dio el lujo de designar como representantes (léase: encargados de atender los asuntos) en la delegación de Economía y en la Profeco (ahora Edeco) a dos buenos para nada.

A parásitos, pues.

Ni uno ni otra sirven para un carajo.

Lo mismo sucede con la secretaria de Desarrollo Económico y la Competitividad, Mayra Elena Jacobo Priego, quien es otro cerote a la izquierda.

Mientras la población tabasqueña, y los avecindados aquí, están ensimismados en la pandemia del COVID-19, los grandes supermercados continúan reetiquetando la mayoría de los productos que expenden, incluyendo las famosas ofertas, como si estuviéramos en épocas navideñas.

Los demás centros abarroteros tampoco se quedan atrás, y los tablajeros también aprovechan la desgracia para aumentar el costo del kilo de la carne.

Sea de res, caballo o marrano, y hasta de perro.

Las farmacias también hicieron -porque supuestamente ya no hay en existencia- su agosto con el gel para lavarse las manos y los cubrebocas. Y la vitamina “C” comienza a escasear o, mejor dicho, a esconderlas, para posteriormente venderlas más caras de lo que ya la estaban dando en estos últimos días.

El caso es que ninguna autoridad federal o estatal está haciendo su chamba.

Nadie hace absolutamente nada por frenar el descarado abuso que están cometiendo los empresarios foráneos y locales en contra de los gobernados.

Es el caso de Pedro Orlando Aldecoa Calzada, que relevo en la entonces Profeco a Máximo Moscoso Pintado -en el sexenio del inútil de Arturo Núñez Jiménez-, quien terminó convirtiendo a la dependencia federal en un elefante blanco.

Y Guadalupe Aquino que está en Economía, ni en su casa la conocen.

Quien junto con la ineficiente e ineficaz de Mayra Elena Jacobo Priego, ya deberían de haber convocado a los líderes empresariales y sobre todo a los dueños de los súper mercados a que se solidaricen con la gente.

A que en lugar de estar subiéndole a los precios de las mercancías que venden las abaraten.

A que se pongan las manos en el corazón en estos momentos difíciles y de mucha incertidumbre, y principalmente, para los que vienen, y por primera vez, beneficien a sus clientes rebajando el costo de las mercancías, capitalmente de la que viene contemplada en la canasta básica, me refiero al huevo, aceite, pan, tortilla, frijol, etcétera, etcétera.

Desde luego, que el gobierno también está obligado a hacer la parte que le corresponde, y más si la pandemia del COVID-19 se sale de control, que es lo más seguro, ya que, el sector salud, está pa´l perro, no solo aquí, sino en todo el país.

Dios quiera, que ello no ocurra.

Si de por sí, estábamos mal, sin el virus, pues con éste y las consecuencias que está dejando en el orbe, nos va a cargar la chingada. Sin omitir, claro está, los efectos de la guerra de los precios de petróleos.

En la que financieramente México es uno de los más afectados, y por supuesto Tabasco, en su calidad de productor.

Ahora sí, que Dios nos agarre confesado.

Por lo que les recomiendo, seguir todas las instrucciones sanitarias para evitar el contagio.

Si no nos cuidamos nosotros, nadie lo va a hacer, menos teniendo a un presidente de la República que está apendejado, que no sabe qué hacer ante el grave problema de salud; que ya tenemos, que nos llegó, y que, para acabarla de amolar, nos agarró en unas condiciones económicas deplorables.

Nos ponemos las pilas o, nos carga el payaso.

Pero retomando el hilo de la presente entrega, es urgente que los funcionarios federal y local se apliquen a fondo, para que dejen de estar sangrando los bolsillos, casi vacíos, de la población.

En serio, póngase a trabajar, a desquitar lo que inmerecida e injustamente ganan.

Cumplan cabalmente con sus responsabilidades legales.

Recuerden que para eso fueron nombrados, y no para estarse haciéndose buey, como hasta la fecha.

Y si no pueden: ¡¡renuncien!!

Sean honestos, aunque sea una vez en su vida.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Algo tendrá que hacer cada uno de los 17 los alcaldes, para llevar agua a esas comunidades, rancherías y poblados de los municipios que, por una u otra causa, no cuentan con ella.

De lo contrario, el COVID-19 va a hacer destrozos.

Si en las que hay el vital líquido no están exentas sus habitantes de ser contaminados, imagínese en donde no llega ni una gota.

La situación puede convertirse en un infierno.

Y las brigadas de salud, deben de estar muy pendiente de lo que deje y ocurra en esos lugares en donde el agua no existe o llega por las noches a cuentagotas.

Es muy peligroso.

Sumamente: riesgoso.

El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no se conforma con tener a la tierra que lo vio nacer y desarrollarse, económicamente abandonada, también se dio el lujo de designar como representantes (léase: encargados de atender los asuntos) en la delegación de Economía y en la Profeco (ahora Edeco) a dos buenos para nada.

A parásitos, pues.

Ni uno ni otra sirven para un carajo.

Lo mismo sucede con la secretaria de Desarrollo Económico y la Competitividad, Mayra Elena Jacobo Priego, quien es otro cerote a la izquierda.

Mientras la población tabasqueña, y los avecindados aquí, están ensimismados en la pandemia del COVID-19, los grandes supermercados continúan reetiquetando la mayoría de los productos que expenden, incluyendo las famosas ofertas, como si estuviéramos en épocas navideñas.

Los demás centros abarroteros tampoco se quedan atrás, y los tablajeros también aprovechan la desgracia para aumentar el costo del kilo de la carne.

Sea de res, caballo o marrano, y hasta de perro.

Las farmacias también hicieron -porque supuestamente ya no hay en existencia- su agosto con el gel para lavarse las manos y los cubrebocas. Y la vitamina “C” comienza a escasear o, mejor dicho, a esconderlas, para posteriormente venderlas más caras de lo que ya la estaban dando en estos últimos días.

El caso es que ninguna autoridad federal o estatal está haciendo su chamba.

Nadie hace absolutamente nada por frenar el descarado abuso que están cometiendo los empresarios foráneos y locales en contra de los gobernados.

Es el caso de Pedro Orlando Aldecoa Calzada, que relevo en la entonces Profeco a Máximo Moscoso Pintado -en el sexenio del inútil de Arturo Núñez Jiménez-, quien terminó convirtiendo a la dependencia federal en un elefante blanco.

Y Guadalupe Aquino que está en Economía, ni en su casa la conocen.

Quien junto con la ineficiente e ineficaz de Mayra Elena Jacobo Priego, ya deberían de haber convocado a los líderes empresariales y sobre todo a los dueños de los súper mercados a que se solidaricen con la gente.

A que en lugar de estar subiéndole a los precios de las mercancías que venden las abaraten.

A que se pongan las manos en el corazón en estos momentos difíciles y de mucha incertidumbre, y principalmente, para los que vienen, y por primera vez, beneficien a sus clientes rebajando el costo de las mercancías, capitalmente de la que viene contemplada en la canasta básica, me refiero al huevo, aceite, pan, tortilla, frijol, etcétera, etcétera.

Desde luego, que el gobierno también está obligado a hacer la parte que le corresponde, y más si la pandemia del COVID-19 se sale de control, que es lo más seguro, ya que, el sector salud, está pa´l perro, no solo aquí, sino en todo el país.

Dios quiera, que ello no ocurra.

Si de por sí, estábamos mal, sin el virus, pues con éste y las consecuencias que está dejando en el orbe, nos va a cargar la chingada. Sin omitir, claro está, los efectos de la guerra de los precios de petróleos.

En la que financieramente México es uno de los más afectados, y por supuesto Tabasco, en su calidad de productor.

Ahora sí, que Dios nos agarre confesado.

Por lo que les recomiendo, seguir todas las instrucciones sanitarias para evitar el contagio.

Si no nos cuidamos nosotros, nadie lo va a hacer, menos teniendo a un presidente de la República que está apendejado, que no sabe qué hacer ante el grave problema de salud; que ya tenemos, que nos llegó, y que, para acabarla de amolar, nos agarró en unas condiciones económicas deplorables.

Nos ponemos las pilas o, nos carga el payaso.

Pero retomando el hilo de la presente entrega, es urgente que los funcionarios federal y local se apliquen a fondo, para que dejen de estar sangrando los bolsillos, casi vacíos, de la población.

En serio, póngase a trabajar, a desquitar lo que inmerecida e injustamente ganan.

Cumplan cabalmente con sus responsabilidades legales.

Recuerden que para eso fueron nombrados, y no para estarse haciéndose buey, como hasta la fecha.

Y si no pueden: ¡¡renuncien!!

Sean honestos, aunque sea una vez en su vida.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Algo tendrá que hacer cada uno de los 17 los alcaldes, para llevar agua a esas comunidades, rancherías y poblados de los municipios que, por una u otra causa, no cuentan con ella.

De lo contrario, el COVID-19 va a hacer destrozos.

Si en las que hay el vital líquido no están exentas sus habitantes de ser contaminados, imagínese en donde no llega ni una gota.

La situación puede convertirse en un infierno.

Y las brigadas de salud, deben de estar muy pendiente de lo que deje y ocurra en esos lugares en donde el agua no existe o llega por las noches a cuentagotas.

Es muy peligroso.

Sumamente: riesgoso.