/ viernes 13 de marzo de 2020

Tabasco político | Por si alguien tenía alguna duda

Más allá de si fue legal o de si lo hicieron en lo oscurito, como otras muchas que realizan los gobiernos federal, estatal y municipal, el préstamo de los 2 mil 500 millones de pesos, que gestionó la administración de Adán Augusto López Hernández, para evitar las manifestaciones de descontentos y reclamos de los burócratas del gobierno y de la UJAT, es una prueba fehaciente más del abandono en que históricamente nos han tenido la Federación.

Qué, por obvias y sobradas razones, ahora duele más que antes, pues el que despacha en Palacio Nacional no es ningún extraño ni nadie que no conozca a fondo los graves problemas por los que desde hace años viene atravesando Tabasco.

Sobre todo, en materia económica, inseguridad pública, desempleo, agricultura, ganadería, salud, etcétera.

Se trata, ni más ni menos que de Andrés Manuel López Obrador. Por el que los tabasqueños, y avecindados aquí, se volcaron a las urnas a votar por el 6de6 en julio de 2012, como sucedió en casi todo el país.

Adán Augusto López Hernández, sus súbditos y cortesanos afirman lo contrario, pues políticamente están obligados a quedar bien con el Tlatoani en turno, y más cuando se trata de un correligionario y paisano.

Sería no solo incorrecto no aplaudirles sus ocurrencias y errores, sino suicida.

Si con aplausos y toda la lambisconería no nos pela, imagínense si su “amigo” y “hermano” lo contrariedad. Y ya no digamos alzará la voz en representación de los que votaron por el notario público con licencia, para supuestamente hacer un mejor gobierno, que el que acabó el 31 de diciembre de 2018.

Capaz y nos manda a borrar de un plumazo del mapa.

No sé a ciencia cierta, cuál sea o sean las causas de la actitud mezquina y visceral que ha guardado Andrés Manuel López Obrador hacia su tierra, hacia sus paisanos; pero lo cierto, es que está muy lejos del rotundo apoyo que han dado los expresidentes a la tierra que los vio nacer, verbigracia, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto. Y hasta el legendario Miguel Alemán Velazco que en sus tiempos transformó a Veracruz.

Si el oriundo de Tepetitán, Macuspana, continúa manteniéndonos en el olvido, como hasta el día de hoy, ya nos cargó el payaso, pues quien sabe cuántas décadas más tendrán que pasar, para que otro tabasqueño llegue a la presidencia de la República.

Si con Andrés Manuel López Obrador la entidad tabasqueña no evoluciona y se pone cuando menos a la altura de los estados más avanzados, modernos, desarrollados y prósperos de México, pues ya estuvo, que seguiremos caminando en sentido contrario, tal y como lo hemos venido puntualmente haciendo.

Claro que, para ello, es imprescindible que el gobernador y su par nacional se pongan las pilas, les caiga el veinte, pues, ya que el escenario local es apocalíptico, dantesco.

Y que conste, que no estoy exagerando, ni nada por el estilo, simple y sencillamente, es lo que piensa y siente la mayoría de la gente, del pueblo, de los que están verdaderamente jodidos.

Incluso, hasta algunos funcionarios.

Ya para que ahora estén pensando, que estábamos mejor en el desgobierno del sátrapa de Arturo Núñez Jiménez, es porque la situación va de mal en peor.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Si bien es cierto, que constitucionalmente el secretario de Gobierno, Marcos Rosendo Medina Filigrana, no tiene ninguna facultad legal para hacer relevos en ninguno de los 17 municipios que conforman el Estado de Tabasco, pues esto solo corresponde a los alcaldes y al Congreso, lo cierto es, que, a la corrupta presidenta municipal de Jalapa, Asunción Silván Méndez, le enmendaron, desde el Palacio de Gobierno, la plana.

No fue ninguna casualidad, que después de la visita del encargado de la política interna a esa demarcación de la región de la Sierra, hayan relevado de sus encomiendas a los titulares de Finanzas, Administración y Programación.

A eso fue Medina Filigrana y cumplió su cometido: los removió y dejo el mensaje, de que el que manda es su jefe Adán Augusto.

A la pobre “Chonita”, no le quedó más que aguantar vara.

Ni pío dijo.

Más allá de si fue legal o de si lo hicieron en lo oscurito, como otras muchas que realizan los gobiernos federal, estatal y municipal, el préstamo de los 2 mil 500 millones de pesos, que gestionó la administración de Adán Augusto López Hernández, para evitar las manifestaciones de descontentos y reclamos de los burócratas del gobierno y de la UJAT, es una prueba fehaciente más del abandono en que históricamente nos han tenido la Federación.

Qué, por obvias y sobradas razones, ahora duele más que antes, pues el que despacha en Palacio Nacional no es ningún extraño ni nadie que no conozca a fondo los graves problemas por los que desde hace años viene atravesando Tabasco.

Sobre todo, en materia económica, inseguridad pública, desempleo, agricultura, ganadería, salud, etcétera.

Se trata, ni más ni menos que de Andrés Manuel López Obrador. Por el que los tabasqueños, y avecindados aquí, se volcaron a las urnas a votar por el 6de6 en julio de 2012, como sucedió en casi todo el país.

Adán Augusto López Hernández, sus súbditos y cortesanos afirman lo contrario, pues políticamente están obligados a quedar bien con el Tlatoani en turno, y más cuando se trata de un correligionario y paisano.

Sería no solo incorrecto no aplaudirles sus ocurrencias y errores, sino suicida.

Si con aplausos y toda la lambisconería no nos pela, imagínense si su “amigo” y “hermano” lo contrariedad. Y ya no digamos alzará la voz en representación de los que votaron por el notario público con licencia, para supuestamente hacer un mejor gobierno, que el que acabó el 31 de diciembre de 2018.

Capaz y nos manda a borrar de un plumazo del mapa.

No sé a ciencia cierta, cuál sea o sean las causas de la actitud mezquina y visceral que ha guardado Andrés Manuel López Obrador hacia su tierra, hacia sus paisanos; pero lo cierto, es que está muy lejos del rotundo apoyo que han dado los expresidentes a la tierra que los vio nacer, verbigracia, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto. Y hasta el legendario Miguel Alemán Velazco que en sus tiempos transformó a Veracruz.

Si el oriundo de Tepetitán, Macuspana, continúa manteniéndonos en el olvido, como hasta el día de hoy, ya nos cargó el payaso, pues quien sabe cuántas décadas más tendrán que pasar, para que otro tabasqueño llegue a la presidencia de la República.

Si con Andrés Manuel López Obrador la entidad tabasqueña no evoluciona y se pone cuando menos a la altura de los estados más avanzados, modernos, desarrollados y prósperos de México, pues ya estuvo, que seguiremos caminando en sentido contrario, tal y como lo hemos venido puntualmente haciendo.

Claro que, para ello, es imprescindible que el gobernador y su par nacional se pongan las pilas, les caiga el veinte, pues, ya que el escenario local es apocalíptico, dantesco.

Y que conste, que no estoy exagerando, ni nada por el estilo, simple y sencillamente, es lo que piensa y siente la mayoría de la gente, del pueblo, de los que están verdaderamente jodidos.

Incluso, hasta algunos funcionarios.

Ya para que ahora estén pensando, que estábamos mejor en el desgobierno del sátrapa de Arturo Núñez Jiménez, es porque la situación va de mal en peor.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Si bien es cierto, que constitucionalmente el secretario de Gobierno, Marcos Rosendo Medina Filigrana, no tiene ninguna facultad legal para hacer relevos en ninguno de los 17 municipios que conforman el Estado de Tabasco, pues esto solo corresponde a los alcaldes y al Congreso, lo cierto es, que, a la corrupta presidenta municipal de Jalapa, Asunción Silván Méndez, le enmendaron, desde el Palacio de Gobierno, la plana.

No fue ninguna casualidad, que después de la visita del encargado de la política interna a esa demarcación de la región de la Sierra, hayan relevado de sus encomiendas a los titulares de Finanzas, Administración y Programación.

A eso fue Medina Filigrana y cumplió su cometido: los removió y dejo el mensaje, de que el que manda es su jefe Adán Augusto.

A la pobre “Chonita”, no le quedó más que aguantar vara.

Ni pío dijo.