/ martes 3 de diciembre de 2019

Tabasco político | Expectativas incumplidas

Si bien es cierto, que todavía faltan cinco largos años, para que el paisano Andrés Manuel López Obrador concluya su mandato constitucional, en Tabasco, su gobierno federal se ha quedado corto, como emblemáticamente lo reflejan los datos duros del INEGI.

Principalmente, en materia de seguridad pública, empleos, salud y económicamente.

La situación está mal. Es verdaderamente terrible, angustiante. Y todo indica que los actuales escenarios van a complicarse aún más, y me temo, que por mucho tiempo.

Al menos, claro está, que el paisano se compadezca de nosotros, y decida el año entrante, echarnos no las manos, sino los dos brazos.

Si su ayuda va a ser como la de este año, ya estuvo que vamos a seguir sufriendo las de Caín, ya que, con toda seguridad, el desempleo y la inseguridad pública continuarán su marcha ascendente, y los servicios en el sector salud seguirán igual o peor.

El único que nos puede rescatar de esta patética y profunda crisis económica, política y social, por la que estamos atravesando desde hace años, pero que en este gobierno se ha agudizado, sin duda alguna, es Andrés Manuel López Obrador.

No hay otro, ni le busquen ni se desvanen los sesos.

Por supuesto, que el gobernador Adán Augusto López Hernández tiene que hacer su parte, su chamba.

Lo primerito que tiene que hacer, es cambiar a los miembros del gabinete que no le han funcionado. A aquellos que por X o Y, no han dado los resultados esperados.

Y mire usted, que son varios.

Lo segundo, es que haga una gran convocatoria, sin resentimientos, para que todos los tabasqueños, y avecindados aquí, se unan para sacar a la entidad, del socavón en que nos encontramos.

Es el único que tiene los mecanismos del poder para lograrlo.

Porque si se va a pasar otro año culpando de todo lo que ocurre al pasado reciente, tal y como lo hizo su antecesor, Arturo Núñez Jiménez, seguiremos hundiéndonos como hasta ahora.

La reconciliación a la que ha llamado no debe de quedarse en el discurso, sino que tiene que hacerla realidad.

O hace algo para que los actuales escenarios álgidos tomen un giro de 180 grados o, la pobreza en cualesquiera de sus vertientes, alcanzará a todos.

El cierre de negocios, la proliferación de vendedores ambulantes, las ejecuciones, robos, asaltos…son las mejores pruebas fehacientes de que este gobierno no anda bien.

Que se acuerden de que se votó masivamente por ellos, con el propósito de que la situación cambiará, mejorará, no para que todo empeorara.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Está comprobado que las famosas comparecencias de los integrantes del gabinete “adancista”, que se llevaron a cabo, ante el Congreso local no cumplieron el cometido para el cual fueron expresamente creadas, que no es otro, que el de informar de lo que hacen o dejan de hacer.

Ya sea por falta de tiempo o, por la ignorancia de sus interlocutores.

Por lo que los legisladores, me refiero obviamente a los que cumplen con sus responsabilidades, están obligados a replantear su dinámica o, de plano a desaparecerlas que, desde mi muy personal punto de vista, es lo mejor que pueden hacer.

Si bien es cierto, que todavía faltan cinco largos años, para que el paisano Andrés Manuel López Obrador concluya su mandato constitucional, en Tabasco, su gobierno federal se ha quedado corto, como emblemáticamente lo reflejan los datos duros del INEGI.

Principalmente, en materia de seguridad pública, empleos, salud y económicamente.

La situación está mal. Es verdaderamente terrible, angustiante. Y todo indica que los actuales escenarios van a complicarse aún más, y me temo, que por mucho tiempo.

Al menos, claro está, que el paisano se compadezca de nosotros, y decida el año entrante, echarnos no las manos, sino los dos brazos.

Si su ayuda va a ser como la de este año, ya estuvo que vamos a seguir sufriendo las de Caín, ya que, con toda seguridad, el desempleo y la inseguridad pública continuarán su marcha ascendente, y los servicios en el sector salud seguirán igual o peor.

El único que nos puede rescatar de esta patética y profunda crisis económica, política y social, por la que estamos atravesando desde hace años, pero que en este gobierno se ha agudizado, sin duda alguna, es Andrés Manuel López Obrador.

No hay otro, ni le busquen ni se desvanen los sesos.

Por supuesto, que el gobernador Adán Augusto López Hernández tiene que hacer su parte, su chamba.

Lo primerito que tiene que hacer, es cambiar a los miembros del gabinete que no le han funcionado. A aquellos que por X o Y, no han dado los resultados esperados.

Y mire usted, que son varios.

Lo segundo, es que haga una gran convocatoria, sin resentimientos, para que todos los tabasqueños, y avecindados aquí, se unan para sacar a la entidad, del socavón en que nos encontramos.

Es el único que tiene los mecanismos del poder para lograrlo.

Porque si se va a pasar otro año culpando de todo lo que ocurre al pasado reciente, tal y como lo hizo su antecesor, Arturo Núñez Jiménez, seguiremos hundiéndonos como hasta ahora.

La reconciliación a la que ha llamado no debe de quedarse en el discurso, sino que tiene que hacerla realidad.

O hace algo para que los actuales escenarios álgidos tomen un giro de 180 grados o, la pobreza en cualesquiera de sus vertientes, alcanzará a todos.

El cierre de negocios, la proliferación de vendedores ambulantes, las ejecuciones, robos, asaltos…son las mejores pruebas fehacientes de que este gobierno no anda bien.

Que se acuerden de que se votó masivamente por ellos, con el propósito de que la situación cambiará, mejorará, no para que todo empeorara.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Está comprobado que las famosas comparecencias de los integrantes del gabinete “adancista”, que se llevaron a cabo, ante el Congreso local no cumplieron el cometido para el cual fueron expresamente creadas, que no es otro, que el de informar de lo que hacen o dejan de hacer.

Ya sea por falta de tiempo o, por la ignorancia de sus interlocutores.

Por lo que los legisladores, me refiero obviamente a los que cumplen con sus responsabilidades, están obligados a replantear su dinámica o, de plano a desaparecerlas que, desde mi muy personal punto de vista, es lo mejor que pueden hacer.