/ lunes 20 de abril de 2020

Tabasco político | Exceso de confianza

A pesar de las constantes llamados, y a la vez advertencias, de las autoridades sanitarias, para que la gente se quede en su casa. Hay claros y alarmantes indicios de que los gobernados no están siguiendo y cumpliendo las medidas recomendadas para evitar la reproducción de infectados y el número de los decesos provocados por el COVID-19 (coronavirus).

El pasado viernes, sábado y domingo, fue notorio la movilidad social no solo en el primer cuadro de la ciudad capitalina, sino en los supermercados, tiendas de conveniencia y en los distintos centros de abastos.

Sobre todo, el viernes y el sábado, en donde creció exponencialmente el flujo de tabasqueños, y avecindados aquí, por distintos puntos de Villahermosa.

Situación riesgosa que pone en eminente peligro la vida de miles de ciudadanos que, sin medir las consecuencias de sus actos, pasaron por alto las recomendaciones que en materia de salud se han ordenado, para tratar de prevenir y aminorar los efectos desastrosos que provoca en los seres humanos el COVID-19.

Hay un exceso de confianza en la población, que de seguirse manifestando va a traer consecuencias irreparables para todos.

Resulta increíble que, a estas alturas del partido, a la gente “no le cae el veinte”.

Cuando hay testimonios no solo mundiales, sino mexicanos de lo pernicioso de la pandemia que ha y continúan viviendo todos aquellos que son víctimas del coronavirus.

Los estragos que hace son verdaderamente dolorosos, destructivos, lamentables, terribles, letales.

Por ello, no me explicó, cómo es que miles de nuestros paisanos arriesgan sus vidas pasando por alto la serie de decisiones expuestas por la secretaría de Salud federal y estatal.

Al menos, claro está, que busquen suicidarse.

Pues no le encuentro otra explicación lógica a la rebeldía civil. Más aún cuando no guardan ni la mínima distancia ni usan en su mayoría cubrebocas.

Por si fuera poco, todavía se hacen irresponsablemente acompañar por niños y personas de la tercera edad. ¡Qué barbaridad!

En serio, que descuido y que manera de autoinmolarse.

Son auténticamente unos kamikazes.

Si no nos cuidamos ni protegemos a nuestros seres queridos, júrelo usted, que nadie absolutamente lo va a hacer.

Si a usted no le importa su vida ni la de su familia, al de a lado, menos. Delo por hecho.

De verdad, que no le encuentro sentido a lo que están haciendo cuando está de por medio nuestra sobrevivencia, que lo que está en juego.

Dios quiera que más tarde no nos lamentamos de lo que estamos haciendo ahora de manera insensata, indolente, vil y mezquinamente, ya que, será demasiado tarde.

Si en China, Estados Unidos, Francia, España e Italia con estándares más altos en materia de salud, las muertes se cuentan por miles, imagínense lo que pasaría en México con nuestro precario sistema.

El cual en algunas entidades es vergonzoso, patético.

O nos ponemos las pilas o, nos va a cargar el payaso.

Así de fácil y sencillo.


SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI,

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Lo ocurrido con el conductor de TV Azteca, Javier Alatorre Soria, fue deplorable, ominoso, detestable.

Usar a la televisión para poner en duda las cifras en torno a las defunciones a causa del COVID-19, que diariamente da a conocer el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, es sumamente más que peligroso.

Más cuando su principal fundamento está basado en unas declaraciones del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, que puso en entredicho la credibilidad de López Gatell, sin presentar mayores pruebas de su temible acusación.

El caso es que con su indebido proceder sembró más desconfianza entre los mexicanos, que ya no saben en quién confiar.

La guerra desinformativa en todo su apogeo. A todo lo que da.

Ahora sí, que Dios nos agarre confesado.

A pesar de las constantes llamados, y a la vez advertencias, de las autoridades sanitarias, para que la gente se quede en su casa. Hay claros y alarmantes indicios de que los gobernados no están siguiendo y cumpliendo las medidas recomendadas para evitar la reproducción de infectados y el número de los decesos provocados por el COVID-19 (coronavirus).

El pasado viernes, sábado y domingo, fue notorio la movilidad social no solo en el primer cuadro de la ciudad capitalina, sino en los supermercados, tiendas de conveniencia y en los distintos centros de abastos.

Sobre todo, el viernes y el sábado, en donde creció exponencialmente el flujo de tabasqueños, y avecindados aquí, por distintos puntos de Villahermosa.

Situación riesgosa que pone en eminente peligro la vida de miles de ciudadanos que, sin medir las consecuencias de sus actos, pasaron por alto las recomendaciones que en materia de salud se han ordenado, para tratar de prevenir y aminorar los efectos desastrosos que provoca en los seres humanos el COVID-19.

Hay un exceso de confianza en la población, que de seguirse manifestando va a traer consecuencias irreparables para todos.

Resulta increíble que, a estas alturas del partido, a la gente “no le cae el veinte”.

Cuando hay testimonios no solo mundiales, sino mexicanos de lo pernicioso de la pandemia que ha y continúan viviendo todos aquellos que son víctimas del coronavirus.

Los estragos que hace son verdaderamente dolorosos, destructivos, lamentables, terribles, letales.

Por ello, no me explicó, cómo es que miles de nuestros paisanos arriesgan sus vidas pasando por alto la serie de decisiones expuestas por la secretaría de Salud federal y estatal.

Al menos, claro está, que busquen suicidarse.

Pues no le encuentro otra explicación lógica a la rebeldía civil. Más aún cuando no guardan ni la mínima distancia ni usan en su mayoría cubrebocas.

Por si fuera poco, todavía se hacen irresponsablemente acompañar por niños y personas de la tercera edad. ¡Qué barbaridad!

En serio, que descuido y que manera de autoinmolarse.

Son auténticamente unos kamikazes.

Si no nos cuidamos ni protegemos a nuestros seres queridos, júrelo usted, que nadie absolutamente lo va a hacer.

Si a usted no le importa su vida ni la de su familia, al de a lado, menos. Delo por hecho.

De verdad, que no le encuentro sentido a lo que están haciendo cuando está de por medio nuestra sobrevivencia, que lo que está en juego.

Dios quiera que más tarde no nos lamentamos de lo que estamos haciendo ahora de manera insensata, indolente, vil y mezquinamente, ya que, será demasiado tarde.

Si en China, Estados Unidos, Francia, España e Italia con estándares más altos en materia de salud, las muertes se cuentan por miles, imagínense lo que pasaría en México con nuestro precario sistema.

El cual en algunas entidades es vergonzoso, patético.

O nos ponemos las pilas o, nos va a cargar el payaso.

Así de fácil y sencillo.


SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI,

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Lo ocurrido con el conductor de TV Azteca, Javier Alatorre Soria, fue deplorable, ominoso, detestable.

Usar a la televisión para poner en duda las cifras en torno a las defunciones a causa del COVID-19, que diariamente da a conocer el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, es sumamente más que peligroso.

Más cuando su principal fundamento está basado en unas declaraciones del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, que puso en entredicho la credibilidad de López Gatell, sin presentar mayores pruebas de su temible acusación.

El caso es que con su indebido proceder sembró más desconfianza entre los mexicanos, que ya no saben en quién confiar.

La guerra desinformativa en todo su apogeo. A todo lo que da.

Ahora sí, que Dios nos agarre confesado.