/ viernes 6 de marzo de 2020

Tabasco político | Exceso de confianza

Si damos por descontado que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, tiene una objetiva radiografía de lo que ocurre en el entorno político, social y económico de Tabasco, los penosos y lamentables acontecimientos ocurridos durante su desastroso periplo por las zonas indígenas tabasqueñas, habría que adjudicárselo a él.

Se lo dejó todo a su liderazgo, y los resultados fueron contraproducentes, patéticos.

Si, por el contrario, está mal informado de lo que verdaderamente ocurre en su tierra, entonces la culpa es de los que nos están torpemente gobernando, y principalmente, del delegado estatal de Programas para el Desarrollo de Tabasco, Carlos Manuel Merino Campos.

La percepción generalizada es que el tepetitico y los encargados de operar y cuidar el desarrollo de los eventos presidenciales cayeron en un exceso de confianza.

Minimizaron las protestas sociales, si es que realmente sabían de ellas, y las consecuencias políticas de ese descuido inaudito rebasó las fronteras. Fue un escándalo mayúsculo, que excelentemente aprovecharon sus adversarios, tal y como tenía que ser.

A nadie le dan pan que llore.

De que hubo “fuego amigo”, atrás de los que no están de acuerdo con el discurso oficial de que todo va viento en popa en el contexto nacional y local, es muy probable, aunque en términos políticos, muy riesgoso.

Literalmente, suicida.

Y más sabiendo de antemano, que el titular del Poder Ejecutivo no es de los que se deja presionar, chantajear.

Ahora sí, que parafraseando al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, “haiga sido como haiga sido”, el meollo del asunto, es que echaron a perder toditita la gira.

En pocas palabras: se zuzarron en los eventos y en sus propios protagonistas.

Los ridiculizaron y en grande. De película, pues.

Para acabarla de amolar, la defensa emprendida por algunos actores morenistas para justificar lo injustificable, como la del diputadillo Jesús de la Cruz Ovando, que culpó a los priistas y hasta a la chacha de su casa, resultó atroz, ruin, patética, hilarante.

Descerebrada, como todo lo que balbucea en la más alta tribuna popular.

Mientras las políticas públicas puestas en marcha no se reflejen en mejoras para la población, espectáculos como los sucedidos van puntualmente a seguirse dando y subiendo de tono.

Por la simple y sencilla razón de que la gente está harta de promesas. Hastiada de la terrible inseguridad pública, del galopante desempleo, de la falta de circulante, de la ineficiencia del sector salud, del caótico transporte público, de la falta de obras, de no asumir cabalmente sus responsabilidades y de echarle la culpa de todo, a fulano, mengano, zutano y perengano.

Y es que el famoso: “bono democrático”, se acabó ante de lo previsto. Mucho más rápido de lo pensado, y no es para menos, vivimos una terrible crisis sin parangón, que no tiene para cuando acabar.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Al legislador priista, Nicolás Bellizia Aboaft, se le pueden colgar los milagritos que usted quiera y mande, está en todo su derecho, pero nadie puede negar que es de los representantes populares en el Congreso local más combativo, responsable, experimentado, congruente.

Con un discurso crítico apegado a la realidad.

Y también eficiente y eficaz, aunque moleste a más de uno, como lo demuestra, el atinado trabajo que está realizando, desde noviembre de 2019, como delegado político del CEN del PRI en el estado de Yucatán.

Quien, en menos de tres meses, logró juntar las piezas del complicadísimo rompecabezas del PRI yucateco.

Como lo demuestra el desayuno de la unidad con la clase política priista que encabezó el pasado domingo allá en la capital yucateca, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas.

Al que acudieron personajes como el senador Jorge Carlos Ramírez Marín; la diputada federal y ex gobernadora, Dulce María Sauri Riancho; el ex mandatario Rolando Zapata Bello; Felipe Cervera Hernández, líder de la fracción priista en el Congreso; Francisco Torres Rivas, líder del CDE del PRI; el ex titular del Poder Ejecutivo local, Jorge Salomón Azar y un sinnúmero más de personajes políticos de primer orden.

Trabajo que aquí no ha podido realizar el zángano de Genaro Lorenzo Abreu.

Definitivamente, hay un gran abismo entre uno y otro.

El ex edil de Centla, debe aconsejar a su par campechano, para que no se esté meando afuera de la bacinilla.

Para conseguir lo que el ex diputado federal hizo en la tierra del extinto mandatario VíctorManuel Cervera Pacheco se requiere talento, inteligencia, disponibilidad y compromiso.

Y Genaro Lorenzo Abreu está muy lejos de ello.

Después de todo: Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga.

Si damos por descontado que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, tiene una objetiva radiografía de lo que ocurre en el entorno político, social y económico de Tabasco, los penosos y lamentables acontecimientos ocurridos durante su desastroso periplo por las zonas indígenas tabasqueñas, habría que adjudicárselo a él.

Se lo dejó todo a su liderazgo, y los resultados fueron contraproducentes, patéticos.

Si, por el contrario, está mal informado de lo que verdaderamente ocurre en su tierra, entonces la culpa es de los que nos están torpemente gobernando, y principalmente, del delegado estatal de Programas para el Desarrollo de Tabasco, Carlos Manuel Merino Campos.

La percepción generalizada es que el tepetitico y los encargados de operar y cuidar el desarrollo de los eventos presidenciales cayeron en un exceso de confianza.

Minimizaron las protestas sociales, si es que realmente sabían de ellas, y las consecuencias políticas de ese descuido inaudito rebasó las fronteras. Fue un escándalo mayúsculo, que excelentemente aprovecharon sus adversarios, tal y como tenía que ser.

A nadie le dan pan que llore.

De que hubo “fuego amigo”, atrás de los que no están de acuerdo con el discurso oficial de que todo va viento en popa en el contexto nacional y local, es muy probable, aunque en términos políticos, muy riesgoso.

Literalmente, suicida.

Y más sabiendo de antemano, que el titular del Poder Ejecutivo no es de los que se deja presionar, chantajear.

Ahora sí, que parafraseando al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, “haiga sido como haiga sido”, el meollo del asunto, es que echaron a perder toditita la gira.

En pocas palabras: se zuzarron en los eventos y en sus propios protagonistas.

Los ridiculizaron y en grande. De película, pues.

Para acabarla de amolar, la defensa emprendida por algunos actores morenistas para justificar lo injustificable, como la del diputadillo Jesús de la Cruz Ovando, que culpó a los priistas y hasta a la chacha de su casa, resultó atroz, ruin, patética, hilarante.

Descerebrada, como todo lo que balbucea en la más alta tribuna popular.

Mientras las políticas públicas puestas en marcha no se reflejen en mejoras para la población, espectáculos como los sucedidos van puntualmente a seguirse dando y subiendo de tono.

Por la simple y sencilla razón de que la gente está harta de promesas. Hastiada de la terrible inseguridad pública, del galopante desempleo, de la falta de circulante, de la ineficiencia del sector salud, del caótico transporte público, de la falta de obras, de no asumir cabalmente sus responsabilidades y de echarle la culpa de todo, a fulano, mengano, zutano y perengano.

Y es que el famoso: “bono democrático”, se acabó ante de lo previsto. Mucho más rápido de lo pensado, y no es para menos, vivimos una terrible crisis sin parangón, que no tiene para cuando acabar.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Al legislador priista, Nicolás Bellizia Aboaft, se le pueden colgar los milagritos que usted quiera y mande, está en todo su derecho, pero nadie puede negar que es de los representantes populares en el Congreso local más combativo, responsable, experimentado, congruente.

Con un discurso crítico apegado a la realidad.

Y también eficiente y eficaz, aunque moleste a más de uno, como lo demuestra, el atinado trabajo que está realizando, desde noviembre de 2019, como delegado político del CEN del PRI en el estado de Yucatán.

Quien, en menos de tres meses, logró juntar las piezas del complicadísimo rompecabezas del PRI yucateco.

Como lo demuestra el desayuno de la unidad con la clase política priista que encabezó el pasado domingo allá en la capital yucateca, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas.

Al que acudieron personajes como el senador Jorge Carlos Ramírez Marín; la diputada federal y ex gobernadora, Dulce María Sauri Riancho; el ex mandatario Rolando Zapata Bello; Felipe Cervera Hernández, líder de la fracción priista en el Congreso; Francisco Torres Rivas, líder del CDE del PRI; el ex titular del Poder Ejecutivo local, Jorge Salomón Azar y un sinnúmero más de personajes políticos de primer orden.

Trabajo que aquí no ha podido realizar el zángano de Genaro Lorenzo Abreu.

Definitivamente, hay un gran abismo entre uno y otro.

El ex edil de Centla, debe aconsejar a su par campechano, para que no se esté meando afuera de la bacinilla.

Para conseguir lo que el ex diputado federal hizo en la tierra del extinto mandatario VíctorManuel Cervera Pacheco se requiere talento, inteligencia, disponibilidad y compromiso.

Y Genaro Lorenzo Abreu está muy lejos de ello.

Después de todo: Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga.