/ viernes 24 de enero de 2020

Tabasco Político | Candita Victoria Gil: ¿El poder detrás del trono?

Si la ex directora General del Colegio Nacional de Educación (CONALEP), Candita Victoria Gil Jiménez, “quemó sus naves” por algún aspirante a la rectoría de la UJAT, no tengo la menor duda, de que fue a favor del director de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades (DACSyH), Fernando Rabelo Hartmann.

Y, no tanto por él, sino por el gran amor que le profesa a la esposa de éste, Fabiola Pedrero Rabelo y a sus hijos.

De lo contrario, hubiera puesto todas las canicas para que llegará la hoy secretaria de Educación, Egla Cornelio Landero, la ex presidenta de la Junta de Gobierno de la máxima casa de estudios cuando la ex poderosísima ex rectora se reelige.

La misma que tiempo después maniobró políticamente ante el entonces mandatario Andrés Rafael Granier Melo para evitar el arribo de su pariente Guillermo Narváez Osorio y de Rodolfo Campos Montejo, acomodando en su lugar a José Manuel Piña Gutiérrez.

Por lo que se afirmaba, dentro y fuera de la UJAT, que la académica era la que verdaderamente mandaba en el alma mater, que Piña Gutiérrez no era más que su marioneta.

No estaban del todo equivocado sus detractores, ya que, en más de una ocasión, el ahora ex rector se vio obligado ante la intromisión de ella, a meter reversa a algunas de sus decisiones políticas y administrativas.

Situación que en algún momento hizo explosión -como era lógico- pues finalmente terminaron mal.

Lo que obviamente mermó la fuerza política que ejercía Candita sobre la UJAT, me refiero a los que, por una u otra causa, fueron administrativa y académicamente favorecidos durante los ochos años de su poderoso mandato, incluidos los sindicatos de maestros e intendencia.

Unos y otros decidieron inteligentemente cuadrarse ante el nuevo inquilino de la rectoría.

Políticamente fue lo correcto. No tenían otra opción más saludable.

Si Fernando Rabelo Hartmann apostó a que Candita Victoria Gil Jiménez lo llevaría a la rectoría, no se dio cuenta de que la influencia de ésta y la de su desaparecido padre Fernando Rabelo Ruiz de la Peña son historia.

Que las contadísimas cuotas de poder que todavía tienen, depende absolutamente de la rectoría.

Olvidaron también que en este espinoso tema, como en muchos otros, la última palabra la tiene el gobernador Adán Augusto López Hernández, tal y como ocurrió con la directora de la División Académica de Ciencias de la Salud (DACS), Miriam Carolina Martínez López, que literalmente se lo brincó.

Tendrán que esperar mínimamente cuatro años más, si no es que ocho, para volver aspirar, siempre y cuando hayan aprendido la lección y sobrevivan, de lo contrario, ya pueden darse por servidos.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Ha habido cuesta de enero difíciles, pero como la actual, ninguna.

El circulante sigue sin verse, el desempleo sigue casi igual y la inseguridad pública no cesa.

Las ejecuciones, robos y asaltos no paran.

La falta de medicamentos y la atención en los hospitales sigue dando mucho que desear, a pesar de lo que diga el discurso oficial.

La realidad terca como es, está muy lejos de la retórica gubernamental.

No se ve el progreso por ningún lado, a excepción de Paraíso y Centro, los demás municipios están para llorar.

Cada día crece más la sospecha de que la detención del líder de la Unión Ganadera Regional (UGR) Baltazar Sánchez Fuentes fue detenido más por cuestiones políticas que jurídicas.

Y cómo no, si los que dejaron la hacienda pública estatal y municipal vacías durante el desastroso gobierno de Arturo Núñez Jiménez y Martha Lilia López Aguilera andan no solo paseándose por todos lados, sino gastándose los cientos o miles de millones de pesos que se robaron.

Nada más falta que el gobierno le pida una disculpa a esta bola de depredadores del erario.

Y, peores cosas se verán.

Si la ex directora General del Colegio Nacional de Educación (CONALEP), Candita Victoria Gil Jiménez, “quemó sus naves” por algún aspirante a la rectoría de la UJAT, no tengo la menor duda, de que fue a favor del director de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades (DACSyH), Fernando Rabelo Hartmann.

Y, no tanto por él, sino por el gran amor que le profesa a la esposa de éste, Fabiola Pedrero Rabelo y a sus hijos.

De lo contrario, hubiera puesto todas las canicas para que llegará la hoy secretaria de Educación, Egla Cornelio Landero, la ex presidenta de la Junta de Gobierno de la máxima casa de estudios cuando la ex poderosísima ex rectora se reelige.

La misma que tiempo después maniobró políticamente ante el entonces mandatario Andrés Rafael Granier Melo para evitar el arribo de su pariente Guillermo Narváez Osorio y de Rodolfo Campos Montejo, acomodando en su lugar a José Manuel Piña Gutiérrez.

Por lo que se afirmaba, dentro y fuera de la UJAT, que la académica era la que verdaderamente mandaba en el alma mater, que Piña Gutiérrez no era más que su marioneta.

No estaban del todo equivocado sus detractores, ya que, en más de una ocasión, el ahora ex rector se vio obligado ante la intromisión de ella, a meter reversa a algunas de sus decisiones políticas y administrativas.

Situación que en algún momento hizo explosión -como era lógico- pues finalmente terminaron mal.

Lo que obviamente mermó la fuerza política que ejercía Candita sobre la UJAT, me refiero a los que, por una u otra causa, fueron administrativa y académicamente favorecidos durante los ochos años de su poderoso mandato, incluidos los sindicatos de maestros e intendencia.

Unos y otros decidieron inteligentemente cuadrarse ante el nuevo inquilino de la rectoría.

Políticamente fue lo correcto. No tenían otra opción más saludable.

Si Fernando Rabelo Hartmann apostó a que Candita Victoria Gil Jiménez lo llevaría a la rectoría, no se dio cuenta de que la influencia de ésta y la de su desaparecido padre Fernando Rabelo Ruiz de la Peña son historia.

Que las contadísimas cuotas de poder que todavía tienen, depende absolutamente de la rectoría.

Olvidaron también que en este espinoso tema, como en muchos otros, la última palabra la tiene el gobernador Adán Augusto López Hernández, tal y como ocurrió con la directora de la División Académica de Ciencias de la Salud (DACS), Miriam Carolina Martínez López, que literalmente se lo brincó.

Tendrán que esperar mínimamente cuatro años más, si no es que ocho, para volver aspirar, siempre y cuando hayan aprendido la lección y sobrevivan, de lo contrario, ya pueden darse por servidos.


“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)


Ha habido cuesta de enero difíciles, pero como la actual, ninguna.

El circulante sigue sin verse, el desempleo sigue casi igual y la inseguridad pública no cesa.

Las ejecuciones, robos y asaltos no paran.

La falta de medicamentos y la atención en los hospitales sigue dando mucho que desear, a pesar de lo que diga el discurso oficial.

La realidad terca como es, está muy lejos de la retórica gubernamental.

No se ve el progreso por ningún lado, a excepción de Paraíso y Centro, los demás municipios están para llorar.

Cada día crece más la sospecha de que la detención del líder de la Unión Ganadera Regional (UGR) Baltazar Sánchez Fuentes fue detenido más por cuestiones políticas que jurídicas.

Y cómo no, si los que dejaron la hacienda pública estatal y municipal vacías durante el desastroso gobierno de Arturo Núñez Jiménez y Martha Lilia López Aguilera andan no solo paseándose por todos lados, sino gastándose los cientos o miles de millones de pesos que se robaron.

Nada más falta que el gobierno le pida una disculpa a esta bola de depredadores del erario.

Y, peores cosas se verán.