/ miércoles 18 de mayo de 2022

Sin Remitente | Médicos más humanistas

Parece un pleonasmo cuando sostengo que debe haber médicos mas humanistas. Por antonomasia, un médico debería serlo.

El tema viene a colación a propósito del anuncio del presidente de contratar 500 médicos especialistas cubanos, porque los nuestros no gustan de ir a trabajar a las zonas rurales o lejanas.

En los argumentos del presidente Andrés Manuel López Obrador hay mucho de cierto cuando sostiene que el neoliberalismo que está infiltrado en las universidades públicas ha desvirtuado el sentido de muchas carreras profesionales, entre ellas la de médicos, promoviendo la competencia y la comercialización de todas las cosas, incluida la vida de las personas.

Es cierto que hay muchos médicos mexicanos especialistas y generales que no tienen trabajo, o tienen uno mal pagado, pero también lo es que muchos no gustan de aceptar las plazas si implica dejar la ciudad para ir a vivir o viajar a las zonas rurales o muy lejanas de Guerrero, Nayarit o Chiapas, por citar unos estados.

Algo está pasando en el corazón y vocación de nuestros médicos que están siendo formados y que lo fueron en las últimas tres décadas en las universidades públicas que reformaron sus planes de estudios para responder al sistema neoliberal que obligó a los gobiernos afines en turno a someterse a sus políticas a través del Banco Mundial o la OCDE.

Hoy, podemos verlo, la atención a la salud a llegado a niveles inhumanos de mercantilización, donde lo que importa es si, en el ámbito de lo privado, tienes dinero para pagar una consulta de mil o mil 500 pesos al especialista que tiene su consultorio y aparte una plaza en un hospital público.

¿En qué momento la vida de una persona llegó a depender tanto de si tiene o no mil pesos para atenderse con un médico especialista que, en muchos casos, no se tienta el corazón para decirle no o cerrar la puerta de su consultorio a quien no puede pagar?

Tiene razón el Presidente: a muchos de nuestros médicos que se formaron en las universidades públicas les falta mística y humanismo en el desarrollo de su profesión.

Por supuesto que los médicos en todas partes tienen derecho a ganar bien y a vivir dignamente, pero no a enriquecerse a costa del dolor ajeno o de la vida de las personas que muchas veces buscan una opción privada cuando la atención pública no es suficiente para curarse.

Necesitamos más humanismo y menos ambición desmedida de los especialistas de la medicina o de los médicos generales para que tengan más sensibilidad y dejar de anteponer el interés económico por el bienestar de las personas.

Se necesita también recuperar desde las aulas ese humanismo que distinguió y distingue todavía a muchos médicos que le han tendido la mano y su conocimiento a quien no pudo juntar para la consulta o le pidió la oportunidad de pagarle en abono o hasta en especie.

Por ahora, el neoliberalismo va ganando, pero estamos a tiempo de formar profesionales de la medicina que honren su profesión por el número de vidas salvadas y no por su cuenta bancaria o su Mercedes o BMW a las puertas de sus mansiones. Más humanismo y cero neoliberalismo necesita México y el mundo.


Parece un pleonasmo cuando sostengo que debe haber médicos mas humanistas. Por antonomasia, un médico debería serlo.

El tema viene a colación a propósito del anuncio del presidente de contratar 500 médicos especialistas cubanos, porque los nuestros no gustan de ir a trabajar a las zonas rurales o lejanas.

En los argumentos del presidente Andrés Manuel López Obrador hay mucho de cierto cuando sostiene que el neoliberalismo que está infiltrado en las universidades públicas ha desvirtuado el sentido de muchas carreras profesionales, entre ellas la de médicos, promoviendo la competencia y la comercialización de todas las cosas, incluida la vida de las personas.

Es cierto que hay muchos médicos mexicanos especialistas y generales que no tienen trabajo, o tienen uno mal pagado, pero también lo es que muchos no gustan de aceptar las plazas si implica dejar la ciudad para ir a vivir o viajar a las zonas rurales o muy lejanas de Guerrero, Nayarit o Chiapas, por citar unos estados.

Algo está pasando en el corazón y vocación de nuestros médicos que están siendo formados y que lo fueron en las últimas tres décadas en las universidades públicas que reformaron sus planes de estudios para responder al sistema neoliberal que obligó a los gobiernos afines en turno a someterse a sus políticas a través del Banco Mundial o la OCDE.

Hoy, podemos verlo, la atención a la salud a llegado a niveles inhumanos de mercantilización, donde lo que importa es si, en el ámbito de lo privado, tienes dinero para pagar una consulta de mil o mil 500 pesos al especialista que tiene su consultorio y aparte una plaza en un hospital público.

¿En qué momento la vida de una persona llegó a depender tanto de si tiene o no mil pesos para atenderse con un médico especialista que, en muchos casos, no se tienta el corazón para decirle no o cerrar la puerta de su consultorio a quien no puede pagar?

Tiene razón el Presidente: a muchos de nuestros médicos que se formaron en las universidades públicas les falta mística y humanismo en el desarrollo de su profesión.

Por supuesto que los médicos en todas partes tienen derecho a ganar bien y a vivir dignamente, pero no a enriquecerse a costa del dolor ajeno o de la vida de las personas que muchas veces buscan una opción privada cuando la atención pública no es suficiente para curarse.

Necesitamos más humanismo y menos ambición desmedida de los especialistas de la medicina o de los médicos generales para que tengan más sensibilidad y dejar de anteponer el interés económico por el bienestar de las personas.

Se necesita también recuperar desde las aulas ese humanismo que distinguió y distingue todavía a muchos médicos que le han tendido la mano y su conocimiento a quien no pudo juntar para la consulta o le pidió la oportunidad de pagarle en abono o hasta en especie.

Por ahora, el neoliberalismo va ganando, pero estamos a tiempo de formar profesionales de la medicina que honren su profesión por el número de vidas salvadas y no por su cuenta bancaria o su Mercedes o BMW a las puertas de sus mansiones. Más humanismo y cero neoliberalismo necesita México y el mundo.