/ miércoles 4 de mayo de 2022

Sin Remitente | La redención del Químico

En las pasadas elecciones, con su derrota, Andrés Granier Melo confirmó que su ciclo como político en activo había terminado para siempre.

El lunes reciente, el exgobernador de Tabasco descartó que en la próxima contienda vaya a buscar alguna candidatura.

Pero la nota no fue esa. El popular Químico aprovechó la atención de los medios presentes en el Samborns de Plaza Olmeca para informar que había denunciado ante la Fiscalía al exgobernador Arturo Núñez Jiménez, el que lo hizo pasar cinco años de su vida en prisión.

La reaparición pública del político en retiro llevaba en el fondo otro mensaje: defender su dignidad y honor que Arturo Núñez Jiménez pisoteó al encarcelarlo por presuntos delitos que la Fiscalía Estatal al mando entonces de Fernando Valenzuela Pernas no le comprobó y fue absuelto.

En la denuncia del Químico hay también la finalidad de limpiar su apellido después de que el gobierno de Arturo Núñez lo desacreditó y desprestigió ante los tabasqueños y el país.

El solo acto de denunciar al exgobernador Arturo Núñez es una manera de redimirse ante los tabasqueños que en alguna ocasión votaron a su favor y muchos lo siguen estimando.

Quienes entienden de política y circunstancias, saben que la denuncia no tendrá mayor trascendencia que la mediática y que Arturo Núñez jamás pisará la cárcel.

La denuncia del Químico es ya de hecho testimonial, pero Arturo Núñez Jiménez, que se precia de ser un político incólume y moralmente indestructible, la llevará por el resto de sus días en su biografía.

Y aunque no pase un día en prisión, el Químico sabe que su examigo pasará a la historia con una mancha que ni la exoneración política podrá redimirlo.

En el autoexilio, Arturo Núñez Jiménez vivirá el resto de sus días sin poder volver a caminar por las calles de Tabasco, como sí puede hacerlo Andrés Granier.

Eso, para el Químico, será el mejor castigo que pueda tener Arturo Núñez Jiménez.

En las pasadas elecciones, con su derrota, Andrés Granier Melo confirmó que su ciclo como político en activo había terminado para siempre.

El lunes reciente, el exgobernador de Tabasco descartó que en la próxima contienda vaya a buscar alguna candidatura.

Pero la nota no fue esa. El popular Químico aprovechó la atención de los medios presentes en el Samborns de Plaza Olmeca para informar que había denunciado ante la Fiscalía al exgobernador Arturo Núñez Jiménez, el que lo hizo pasar cinco años de su vida en prisión.

La reaparición pública del político en retiro llevaba en el fondo otro mensaje: defender su dignidad y honor que Arturo Núñez Jiménez pisoteó al encarcelarlo por presuntos delitos que la Fiscalía Estatal al mando entonces de Fernando Valenzuela Pernas no le comprobó y fue absuelto.

En la denuncia del Químico hay también la finalidad de limpiar su apellido después de que el gobierno de Arturo Núñez lo desacreditó y desprestigió ante los tabasqueños y el país.

El solo acto de denunciar al exgobernador Arturo Núñez es una manera de redimirse ante los tabasqueños que en alguna ocasión votaron a su favor y muchos lo siguen estimando.

Quienes entienden de política y circunstancias, saben que la denuncia no tendrá mayor trascendencia que la mediática y que Arturo Núñez jamás pisará la cárcel.

La denuncia del Químico es ya de hecho testimonial, pero Arturo Núñez Jiménez, que se precia de ser un político incólume y moralmente indestructible, la llevará por el resto de sus días en su biografía.

Y aunque no pase un día en prisión, el Químico sabe que su examigo pasará a la historia con una mancha que ni la exoneración política podrá redimirlo.

En el autoexilio, Arturo Núñez Jiménez vivirá el resto de sus días sin poder volver a caminar por las calles de Tabasco, como sí puede hacerlo Andrés Granier.

Eso, para el Químico, será el mejor castigo que pueda tener Arturo Núñez Jiménez.