/ viernes 22 de julio de 2022

Sin remitente | Diálogo sí, paliza no

Es evidente que la paliza que recibieron profesores que demandan pago de salarios vino precedida de la falta de comunicación y por ende de diálogo de parte de la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sección 29, y de la Secretaría de Gobierno.

¿Cómo explicar entonces que el mismo día que profesores bloquearon la avenida 27 de febrero en el centro de la ciudad estaban sentados apenas la dirigente sindical María Elena Alcudia Gil y el responsable de la política interna, Guillermo del Rivero, para llegar a un acuerdo de los pagos.

Ese encuentro era la prueba irrefutable del fracaso de gestión de la lideresa sindical y del secretario de gobierno que fueron incapaces de persuadir a los profesores mediante una eficaz comunicación y dialogó que evitara la justa protesta, y la garrotiza.

Es seguro que tanto la dirigencia del SNTE en Tabasco como la Secretaría de Gobierno tenían ya información de que los profesores iban a manifestarse y ninguno fue capaz de persuadirlos mediante ofrecimientos concretos, por lo menos no conocidos ni difundidos hasta ese momento.

Incluso si la dirigente sindical ya era rebasada por los profesores, el secretario de Gobierno debió haber operado con su gente para buscar un encuentro con los profesores para explicarles la situación y no ignorarlos como ocurrió también el día de la protesta.

Enviar a los policías para desalojar a los profesores sin que hubiese mediado una interlocución con representantes de la Secretaría de Gobierno no fue la mejor decisión aún cuando con la ley del garrote se buscara justificar el uso de la violencia.

Lo que atestiguamos fue que no hubo capacidad de parte del titular de la Secretaría de Gobierno para poder desactivar una justa protesta que tampoco representaba una grave amenaza ni para la gobernabilidad del Estado ni para el tráfico que cada vez es menos por el centro de la capital.

Lo ocurrido no deja bien parado al gobierno que encabeza Carlos Manuel Merino ni menos al hoy secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y tampoco al Presidente Andrés Manuel López Obrador que siempre ha sido un defensor de la libre manifestación sin uso de la violencia.

La garrotiza a los profesores que volvieron a marchar y protestar este jueves, tampoco ayuda mucho a Morena de cara a las elecciones venideras, y sí le da razones a la oposición para capitalizar inconformidades de un sector como el magisterio que no es cualquier cosa.

Es evidente que la paliza que recibieron profesores que demandan pago de salarios vino precedida de la falta de comunicación y por ende de diálogo de parte de la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sección 29, y de la Secretaría de Gobierno.

¿Cómo explicar entonces que el mismo día que profesores bloquearon la avenida 27 de febrero en el centro de la ciudad estaban sentados apenas la dirigente sindical María Elena Alcudia Gil y el responsable de la política interna, Guillermo del Rivero, para llegar a un acuerdo de los pagos.

Ese encuentro era la prueba irrefutable del fracaso de gestión de la lideresa sindical y del secretario de gobierno que fueron incapaces de persuadir a los profesores mediante una eficaz comunicación y dialogó que evitara la justa protesta, y la garrotiza.

Es seguro que tanto la dirigencia del SNTE en Tabasco como la Secretaría de Gobierno tenían ya información de que los profesores iban a manifestarse y ninguno fue capaz de persuadirlos mediante ofrecimientos concretos, por lo menos no conocidos ni difundidos hasta ese momento.

Incluso si la dirigente sindical ya era rebasada por los profesores, el secretario de Gobierno debió haber operado con su gente para buscar un encuentro con los profesores para explicarles la situación y no ignorarlos como ocurrió también el día de la protesta.

Enviar a los policías para desalojar a los profesores sin que hubiese mediado una interlocución con representantes de la Secretaría de Gobierno no fue la mejor decisión aún cuando con la ley del garrote se buscara justificar el uso de la violencia.

Lo que atestiguamos fue que no hubo capacidad de parte del titular de la Secretaría de Gobierno para poder desactivar una justa protesta que tampoco representaba una grave amenaza ni para la gobernabilidad del Estado ni para el tráfico que cada vez es menos por el centro de la capital.

Lo ocurrido no deja bien parado al gobierno que encabeza Carlos Manuel Merino ni menos al hoy secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y tampoco al Presidente Andrés Manuel López Obrador que siempre ha sido un defensor de la libre manifestación sin uso de la violencia.

La garrotiza a los profesores que volvieron a marchar y protestar este jueves, tampoco ayuda mucho a Morena de cara a las elecciones venideras, y sí le da razones a la oposición para capitalizar inconformidades de un sector como el magisterio que no es cualquier cosa.