/ viernes 23 de agosto de 2019

Se perfila a ‘candidateables’

En política el futuro es hoy. Desde la toma de protesta de un gobernante la euforia del triunfo comienza a declinar, a veces lento o acelerado, al enfrentarse a la realidad y el desgaste natural por el ejercicio del poder.

A partir de la conformación de las administraciones para dar paso a los grupos que amalgamaron el proyecto, estos comienzan a tratar de ganar espacios con miras a la siguiente elección, sea por la propia fuerza y representatividad del bloque, por las luces propias de un político o por el empujón de quien detenta el poder.

Las escaramuzas que ha vivido el nuevo partido o movimiento hegemónico en la lucha por el control del Senado de la República, revelan que en Morena el futurismo está a todo lo que da, donde cada uno de los actores tiene su propia agenda e intereses.

Más allá de los méritos que pueda tener la senadora tabasqueña, Mónica Fernández Balboa, en los hechos se ha convertido en alfil de Ricardo Monreal y la carta visible de ese grupo con miras a la sucesión estatal en 2024.

La de Teapa aprovechó la coyuntura y con decisión jugó para sustituir a Martí Batres. El objetivo es quitar todo escollo al morealismo en la cámara alta, pese a tener la mayoría de los cargos administrativos y jurídicos al interior. Quieren el control total porque ya viene la primera aduana del 2021.

Batres va a dar la pelea junto con el grupo que lo respalda, entre ellos el ala dura, radical, dentro de la 4T. Basta ver quiénes han salido a defenderlo: Yeidckol Polevnsky y John Ackerman. Como sea resuelto el zafarrancho en Morena, el caso es que Mónica Fernández ya definió con cual grupo va y, la deba o no, todo paso que dé se interpretará con objetivos futuros.

Pero la senadora no estará sola en este trayecto del morenismo con miras al 2024 en Tabasco.

En la parte dura, la que ha acompañado al presidente Andrés Manuel López Obrador desde sus inicios, no hay que perder de vista al director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, quien ha comprometido un caudal de recursos para la región vía el resurgimiento de la industria petrolera.

A nivel local, por supuesto también habrá un favorito o favorita que pueda surgir. Hasta ahora solo hay destellos sobre el trato que el gobernador, Adán Augusto López Hernández, procura hacia algunos de sus colaboradores, pero también por la misma trayectoria personal.

El nombre de José Antonio de la Vega surge con frecuencia en pláticas políticas y periodísticas. Sus ligas con el nuñismo, del cual fue actor protagónico –régimen que será puesto pronto en tela de juicio por las cuentas públicas-, le pueden jugar en contra; pero trayectoria política tiene, además de la amistad personal del mandatario. Pero no es el único dentro del gabinete con las suficientes cartas credenciales.

La irrupción de Mónica Fernández en el cargo de presidenta de la Mesa Directiva del Senado, que antes, en otro régimen hegemónico, ostentaron tabasqueños como Salvador Neme o Nicolás Reynés, desató el debate público hacia el futuro, a partir de la disputa por posicionamiento dentro de Morena.

Falta mucho para el 2024, pero la construcción de una candidatura, con algunas excepciones, no es de la noche a la mañana. Y ante las cartas que hay en el partido gobernante, en sus distintas corrientes internas, no parece que surja alguien hecho al vapor.

En política el futuro es hoy. Desde la toma de protesta de un gobernante la euforia del triunfo comienza a declinar, a veces lento o acelerado, al enfrentarse a la realidad y el desgaste natural por el ejercicio del poder.

A partir de la conformación de las administraciones para dar paso a los grupos que amalgamaron el proyecto, estos comienzan a tratar de ganar espacios con miras a la siguiente elección, sea por la propia fuerza y representatividad del bloque, por las luces propias de un político o por el empujón de quien detenta el poder.

Las escaramuzas que ha vivido el nuevo partido o movimiento hegemónico en la lucha por el control del Senado de la República, revelan que en Morena el futurismo está a todo lo que da, donde cada uno de los actores tiene su propia agenda e intereses.

Más allá de los méritos que pueda tener la senadora tabasqueña, Mónica Fernández Balboa, en los hechos se ha convertido en alfil de Ricardo Monreal y la carta visible de ese grupo con miras a la sucesión estatal en 2024.

La de Teapa aprovechó la coyuntura y con decisión jugó para sustituir a Martí Batres. El objetivo es quitar todo escollo al morealismo en la cámara alta, pese a tener la mayoría de los cargos administrativos y jurídicos al interior. Quieren el control total porque ya viene la primera aduana del 2021.

Batres va a dar la pelea junto con el grupo que lo respalda, entre ellos el ala dura, radical, dentro de la 4T. Basta ver quiénes han salido a defenderlo: Yeidckol Polevnsky y John Ackerman. Como sea resuelto el zafarrancho en Morena, el caso es que Mónica Fernández ya definió con cual grupo va y, la deba o no, todo paso que dé se interpretará con objetivos futuros.

Pero la senadora no estará sola en este trayecto del morenismo con miras al 2024 en Tabasco.

En la parte dura, la que ha acompañado al presidente Andrés Manuel López Obrador desde sus inicios, no hay que perder de vista al director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, quien ha comprometido un caudal de recursos para la región vía el resurgimiento de la industria petrolera.

A nivel local, por supuesto también habrá un favorito o favorita que pueda surgir. Hasta ahora solo hay destellos sobre el trato que el gobernador, Adán Augusto López Hernández, procura hacia algunos de sus colaboradores, pero también por la misma trayectoria personal.

El nombre de José Antonio de la Vega surge con frecuencia en pláticas políticas y periodísticas. Sus ligas con el nuñismo, del cual fue actor protagónico –régimen que será puesto pronto en tela de juicio por las cuentas públicas-, le pueden jugar en contra; pero trayectoria política tiene, además de la amistad personal del mandatario. Pero no es el único dentro del gabinete con las suficientes cartas credenciales.

La irrupción de Mónica Fernández en el cargo de presidenta de la Mesa Directiva del Senado, que antes, en otro régimen hegemónico, ostentaron tabasqueños como Salvador Neme o Nicolás Reynés, desató el debate público hacia el futuro, a partir de la disputa por posicionamiento dentro de Morena.

Falta mucho para el 2024, pero la construcción de una candidatura, con algunas excepciones, no es de la noche a la mañana. Y ante las cartas que hay en el partido gobernante, en sus distintas corrientes internas, no parece que surja alguien hecho al vapor.