/ viernes 13 de septiembre de 2019

Salud cuesta arriba

Faltan vacunas, medicamentos, personal y en consecuencia acechan padecimientos como el sarampión, tuberculosis, difteria, tos ferina; el agravamiento de enfermedades y de una atención oportuna.

La crisis que explotó en el sector a finales de 2018 ha sido complicada de remontar, pero es difícil entender que con el diagnóstico previo y con los recursos para afrontarla desde el gobierno federal, un pleito entre las autoridades y las farmacéuticas mantengan en vilo la salud de miles de mexicanos.

Que si para octubre ya estarían las vacunas contra el sarampión en Tabasco y el resto del país. Pues siempre no, que será hasta diciembre y se sumaron otros dos biológicos a la escasez, ha reportado la Secretaría de Salud estatal.

En el ISSET se asegura que ya se logró un 90 por ciento de cobertura de medicamentos, pero no hay manera de que se surtan, desde hace semanas, medicinas como la diosmina más heperidina, ketorolaco sublingual o rosuvastatina, que los pacientes derechohabientes tienen que comprar con su dinero.

Ese es el otro drama. Los derechohabientes de la tercera edad que no reciben esos medicamentos, entre otros más, deben desembolsar el dinero del programa social que si bien les fue aumentado por el actual gobierno, de poco les sirve para mejorar su condición de vida si al final lo usan para subsanar la obligación del Estado por proporcionarles las medicinas a las que tienen derecho.

De qué magnitud fue la carencia súbita de personal médico al inicio del año, cuando a partir de la desaparición del programa Prospera fueron echados a la calle decenas de trabajadores y apenas hasta agosto pasado se autorizó recontratar a un centenar de ellos, al igual que enfermeras y otros profesionistas en el sector. Siete meses transcurrieron sin personal suficiente en los centros de salud.

Por lo pronto el riesgo para la mitad de los niños menores de un año de edad, que ha logrado ser cubierto, es muy alto por la falta de vacunas y no queda más a los padres que estar atentos a los síntomas, sobre todo de sarampión. Y todo el país está igual.

Alientan, en el caso de Tabasco, los resultados que se han tenido en hospitales como el “Juan Graham” y el “Gustavo A. Rovirosa”, con equipos de diagnóstico ya rehabilitados y elevados índices de cobertura en medicina intrahospitalaria.

El titular del ISSET, Fernando Mayans, asegura que ya no tiene ni dónde poner los medicamentos que le han llegado y que pronto ese cinco u ocho por ciento de medicinas que falta será cubierto. Mientras tanto, sobre las medicinas faltantes, que los pacientes y sus familiares perpetúen el háganle como puedan.

HOJAS SUELTAS…

La bautizada “Ley Garrote” ya fue aceptada a trámite en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y tanto el gobierno como el Congreso entrarán en acción para defender la reforma al Código Penal. Por lo pronto sigue vigente la norma que causó revuelo tras el error en su primera redacción y que buscó, cuando ya el escándalo había escalado, recomponerse para quedar a como está.


Faltan vacunas, medicamentos, personal y en consecuencia acechan padecimientos como el sarampión, tuberculosis, difteria, tos ferina; el agravamiento de enfermedades y de una atención oportuna.

La crisis que explotó en el sector a finales de 2018 ha sido complicada de remontar, pero es difícil entender que con el diagnóstico previo y con los recursos para afrontarla desde el gobierno federal, un pleito entre las autoridades y las farmacéuticas mantengan en vilo la salud de miles de mexicanos.

Que si para octubre ya estarían las vacunas contra el sarampión en Tabasco y el resto del país. Pues siempre no, que será hasta diciembre y se sumaron otros dos biológicos a la escasez, ha reportado la Secretaría de Salud estatal.

En el ISSET se asegura que ya se logró un 90 por ciento de cobertura de medicamentos, pero no hay manera de que se surtan, desde hace semanas, medicinas como la diosmina más heperidina, ketorolaco sublingual o rosuvastatina, que los pacientes derechohabientes tienen que comprar con su dinero.

Ese es el otro drama. Los derechohabientes de la tercera edad que no reciben esos medicamentos, entre otros más, deben desembolsar el dinero del programa social que si bien les fue aumentado por el actual gobierno, de poco les sirve para mejorar su condición de vida si al final lo usan para subsanar la obligación del Estado por proporcionarles las medicinas a las que tienen derecho.

De qué magnitud fue la carencia súbita de personal médico al inicio del año, cuando a partir de la desaparición del programa Prospera fueron echados a la calle decenas de trabajadores y apenas hasta agosto pasado se autorizó recontratar a un centenar de ellos, al igual que enfermeras y otros profesionistas en el sector. Siete meses transcurrieron sin personal suficiente en los centros de salud.

Por lo pronto el riesgo para la mitad de los niños menores de un año de edad, que ha logrado ser cubierto, es muy alto por la falta de vacunas y no queda más a los padres que estar atentos a los síntomas, sobre todo de sarampión. Y todo el país está igual.

Alientan, en el caso de Tabasco, los resultados que se han tenido en hospitales como el “Juan Graham” y el “Gustavo A. Rovirosa”, con equipos de diagnóstico ya rehabilitados y elevados índices de cobertura en medicina intrahospitalaria.

El titular del ISSET, Fernando Mayans, asegura que ya no tiene ni dónde poner los medicamentos que le han llegado y que pronto ese cinco u ocho por ciento de medicinas que falta será cubierto. Mientras tanto, sobre las medicinas faltantes, que los pacientes y sus familiares perpetúen el háganle como puedan.

HOJAS SUELTAS…

La bautizada “Ley Garrote” ya fue aceptada a trámite en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y tanto el gobierno como el Congreso entrarán en acción para defender la reforma al Código Penal. Por lo pronto sigue vigente la norma que causó revuelo tras el error en su primera redacción y que buscó, cuando ya el escándalo había escalado, recomponerse para quedar a como está.