/ jueves 21 de abril de 2022

Rincón de Luz | ¿Lealtades invisibles en mi familia?

“Eres igual que tu tía… en esta familia siempre hemos votado al mismo partido… lo que tienes que hacer es terminar una carrera universitaria… deberías comportarte normal… tienes que hacerlo mejor que los demás, a ver si aprendes de tu hermana… tienes que estudiar Derecho como todos los hombres de la familia, etc”: todos los ejemplos anteriores son mensajes que muchas veces oímos reiteradamente en nuestras familias. Las lealtades invisibles en el sistema familiar es la fuerza que nos lleva a realizar o repetir acciones o conductas sin darnos cuenta, o de manera inconsciente para ser leal a los códigos o normas que se van adquiriendo en el sistema familiar de manera implícita.

¿Cuándo sabemos que nos afectan negativamente?

El problema viene cuando estos mandatos imponen la dictadura del “tengo que” y se convierten en cargas muy pesadas, es decir, si yo no quiero estudiar Derecho como todos los hombres de mi familia tal como me han repetido continuamente desde la infancia y decido estudiar otra carrera entonces puedo generar un sentimiento de culpa. Los mandatos familiares se acaban transformando en obligaciones que hemos asumido de forma inconsciente, atrapándonos en un tipo de vida que no hemos elegido.

Ser leal a nuestros padres, a nuestro sistema familiar hace que estos códigos aprendidos pasen de generación en generación y se hacen leyes, se repiten y se convierten en compromisos heredados en los demás sistemas familiares de las siguientes generaciones Todo desde el compromiso y no desde la libertad, teniendo como base la necesidad, a veces inconsciente, de pertenecer.

A nadie le cabe la duda de que en el ejemplo anterior los padres quieren lo mejor para su hijo/a, pero lo están haciendo mal. Muy mal. ¿Por qué no dejamos a los niños que tomen sus propias decisiones? “Yo creo que lo que deberías estudiar es...”, “En tu lugar, yo haría...”. El hecho de que conozcamos racionalmente los mandatos que nos han transmitido no es una razón suficiente para poder cambiarlo. El motivo es que tienen una alta carga emocional. Para poder hacerlo, primero tengo que ser consciente de que esto es un mandato y no es algo que haya elegido yo, sino que ha sido impuesto.

¿Cómo romper con los mandatos familiares?

Busca ayuda profesional.

Toma consciencia de lo sutil de los mandatos.

Tú no 'eres' el mandato. ...

Cambia el “debo” por el “quiero”


Recuerda, cargamos sobre nuestras espaldas con expectativas y deseos que no siempre van en línea con lo que queremos. La importancia de vencer los miedos y terminar con lo que agobia y no olvides, ningún mandato familiar es tu destino, mucha gente sufre por la sensación de perpetuidad inevitable. Al romper este mandato tendremos, ni más ni menos, alas para volar.

Ileana Bolio es tanatóloga y terapeuta Gestalt.

Consultas online al whatsapp 9933117879

“Eres igual que tu tía… en esta familia siempre hemos votado al mismo partido… lo que tienes que hacer es terminar una carrera universitaria… deberías comportarte normal… tienes que hacerlo mejor que los demás, a ver si aprendes de tu hermana… tienes que estudiar Derecho como todos los hombres de la familia, etc”: todos los ejemplos anteriores son mensajes que muchas veces oímos reiteradamente en nuestras familias. Las lealtades invisibles en el sistema familiar es la fuerza que nos lleva a realizar o repetir acciones o conductas sin darnos cuenta, o de manera inconsciente para ser leal a los códigos o normas que se van adquiriendo en el sistema familiar de manera implícita.

¿Cuándo sabemos que nos afectan negativamente?

El problema viene cuando estos mandatos imponen la dictadura del “tengo que” y se convierten en cargas muy pesadas, es decir, si yo no quiero estudiar Derecho como todos los hombres de mi familia tal como me han repetido continuamente desde la infancia y decido estudiar otra carrera entonces puedo generar un sentimiento de culpa. Los mandatos familiares se acaban transformando en obligaciones que hemos asumido de forma inconsciente, atrapándonos en un tipo de vida que no hemos elegido.

Ser leal a nuestros padres, a nuestro sistema familiar hace que estos códigos aprendidos pasen de generación en generación y se hacen leyes, se repiten y se convierten en compromisos heredados en los demás sistemas familiares de las siguientes generaciones Todo desde el compromiso y no desde la libertad, teniendo como base la necesidad, a veces inconsciente, de pertenecer.

A nadie le cabe la duda de que en el ejemplo anterior los padres quieren lo mejor para su hijo/a, pero lo están haciendo mal. Muy mal. ¿Por qué no dejamos a los niños que tomen sus propias decisiones? “Yo creo que lo que deberías estudiar es...”, “En tu lugar, yo haría...”. El hecho de que conozcamos racionalmente los mandatos que nos han transmitido no es una razón suficiente para poder cambiarlo. El motivo es que tienen una alta carga emocional. Para poder hacerlo, primero tengo que ser consciente de que esto es un mandato y no es algo que haya elegido yo, sino que ha sido impuesto.

¿Cómo romper con los mandatos familiares?

Busca ayuda profesional.

Toma consciencia de lo sutil de los mandatos.

Tú no 'eres' el mandato. ...

Cambia el “debo” por el “quiero”


Recuerda, cargamos sobre nuestras espaldas con expectativas y deseos que no siempre van en línea con lo que queremos. La importancia de vencer los miedos y terminar con lo que agobia y no olvides, ningún mandato familiar es tu destino, mucha gente sufre por la sensación de perpetuidad inevitable. Al romper este mandato tendremos, ni más ni menos, alas para volar.

Ileana Bolio es tanatóloga y terapeuta Gestalt.

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