/ lunes 9 de septiembre de 2019

Retorno a Aztlán

Un muerto y 12 años después:

En el lugar más remoto y apartado del Municipio de Centro, una hora por carretera y otra más por lancha es el tiempo que se tarda para llegar a la ranchería Aztlán quinta sección, Sector Palomillal, el tiempo parece detenido.

La escena con los niños corriendo a la orilla del rio Grijalva para saludar a quienes arriban en lanchas –extraños al final- despierta un recuerdo del Tabasco de antes, con poblaciones a la orilla de los ríos y que tenía como única vía de comunicación; la fluvial.

A mitad del recorrido por carretera la comunicación celular se interrumpe por completo y así se mantiene todo el camino hasta el destino de Aztlán.

Al arribar al sitio, sin más preámbulos reciben al alcalde de Centro, Evaristo Hernández Cruz y la comitiva que le acompaña con titulares y representantes de esa administración para “recoger” las demandas.

La población no rebasa los mil habitantes, un 60 por ciento son adultos y el resto jóvenes y niños, según explica Don Tito, uno de los fundadores de ese lugar y uno de los lancheros que transportan.

Y expone al reportero:

“Aquí lo que sobra es pobreza, pero nos sobran las ganas de salir adelante, mire usted hasta donde vivimos y a pesar de todas las adversidades hemos podido salir adelante, los que gobiernan, poco se acuerdan de nosotros y para el que sí lo hace le ofrecemos lo mejor de nosotros”.

¿Y de que viven aquí y porque escogieron este lugar tan distante, tan aislado de la sociedad? “Nosotros no tuvimos opción, porque no teníamos de otra, nuestros antepasados eran personas pobres pero así nos sacaron adelante, nos enseñaron a pescar, a producir en el campo y a trabajar, pero los tiempos han cambiado, tenemos la plaga del pez diablo que acabó con la pesca, con los camarones y con otras especies que nos permitían salir adelante porque era nuestra principal fuente de sobrevivencia”.

El sexagenario es un hombre notablemente ávido de contar muchas historias, admite que la situación es crítica para ellos y los de poblaciones aledañas, pero aún en contra de ello tienen opciones, por ejemplo, jaulas de peces que los protegerían de los embates del pez diablo y permitirían la reactivación de la pesca, lo único que piden es la malla, ellos pondrían el resto, de esa parte del río Grijalva en el pasado reciente cada año alcanzaban a producir toneladas de productos pesqueros y en la actualidad es casi nula.

Ya en el acto y después del recibimiento formal, el edil supervisa la Planta Potabilizadora construida en el periodo de su gobierno como alcalde en 2007-2009 una de las dos válvulas de alimentación y control está destruida, la otra funciona al 50 por ciento, lo mismo ocurre con la red que suministra el agua. Las aulas del kínder, primaria y la telesecundaria adolecen de carencias de todo tipo, en la secundaria, las puertas están descolgadas, las cuarteaduras y la herrumbre son los componentes principales de la infraestructura educativa. En otro punto un puente tubular y de concreto que cruza el río y comunica a otra población de 400 habitantes tiene dos fracturas que lo mantienen a punto del colapso.

Antes, el delegado del lugar rememora aquel apoyo recibido en 2007 y precisa:

“Nada ha pasado de aquel tiempo a ahora, parece que los que llegaron al cargo decidieron que todo lo que usted hizo se echara a perder y tampoco hicieron nada por la comunidad”.

A esa población llevaron despensas, pequeños regalos austeros para niños y en ese punto, el edil Hernández Cruz ironiza sobre los planteamientos y las demandas.

“Parece increíble que ahora que regresamos en lugar de avanzar en otros proyectos, por el contrario lo que tenemos que hacer es invertir para dar mantenimiento a lo que nosotros entregamos nuevo pero que después de eso nadie le metió un solo peso.


Un muerto y 12 años después:

En el lugar más remoto y apartado del Municipio de Centro, una hora por carretera y otra más por lancha es el tiempo que se tarda para llegar a la ranchería Aztlán quinta sección, Sector Palomillal, el tiempo parece detenido.

La escena con los niños corriendo a la orilla del rio Grijalva para saludar a quienes arriban en lanchas –extraños al final- despierta un recuerdo del Tabasco de antes, con poblaciones a la orilla de los ríos y que tenía como única vía de comunicación; la fluvial.

A mitad del recorrido por carretera la comunicación celular se interrumpe por completo y así se mantiene todo el camino hasta el destino de Aztlán.

Al arribar al sitio, sin más preámbulos reciben al alcalde de Centro, Evaristo Hernández Cruz y la comitiva que le acompaña con titulares y representantes de esa administración para “recoger” las demandas.

La población no rebasa los mil habitantes, un 60 por ciento son adultos y el resto jóvenes y niños, según explica Don Tito, uno de los fundadores de ese lugar y uno de los lancheros que transportan.

Y expone al reportero:

“Aquí lo que sobra es pobreza, pero nos sobran las ganas de salir adelante, mire usted hasta donde vivimos y a pesar de todas las adversidades hemos podido salir adelante, los que gobiernan, poco se acuerdan de nosotros y para el que sí lo hace le ofrecemos lo mejor de nosotros”.

¿Y de que viven aquí y porque escogieron este lugar tan distante, tan aislado de la sociedad? “Nosotros no tuvimos opción, porque no teníamos de otra, nuestros antepasados eran personas pobres pero así nos sacaron adelante, nos enseñaron a pescar, a producir en el campo y a trabajar, pero los tiempos han cambiado, tenemos la plaga del pez diablo que acabó con la pesca, con los camarones y con otras especies que nos permitían salir adelante porque era nuestra principal fuente de sobrevivencia”.

El sexagenario es un hombre notablemente ávido de contar muchas historias, admite que la situación es crítica para ellos y los de poblaciones aledañas, pero aún en contra de ello tienen opciones, por ejemplo, jaulas de peces que los protegerían de los embates del pez diablo y permitirían la reactivación de la pesca, lo único que piden es la malla, ellos pondrían el resto, de esa parte del río Grijalva en el pasado reciente cada año alcanzaban a producir toneladas de productos pesqueros y en la actualidad es casi nula.

Ya en el acto y después del recibimiento formal, el edil supervisa la Planta Potabilizadora construida en el periodo de su gobierno como alcalde en 2007-2009 una de las dos válvulas de alimentación y control está destruida, la otra funciona al 50 por ciento, lo mismo ocurre con la red que suministra el agua. Las aulas del kínder, primaria y la telesecundaria adolecen de carencias de todo tipo, en la secundaria, las puertas están descolgadas, las cuarteaduras y la herrumbre son los componentes principales de la infraestructura educativa. En otro punto un puente tubular y de concreto que cruza el río y comunica a otra población de 400 habitantes tiene dos fracturas que lo mantienen a punto del colapso.

Antes, el delegado del lugar rememora aquel apoyo recibido en 2007 y precisa:

“Nada ha pasado de aquel tiempo a ahora, parece que los que llegaron al cargo decidieron que todo lo que usted hizo se echara a perder y tampoco hicieron nada por la comunidad”.

A esa población llevaron despensas, pequeños regalos austeros para niños y en ese punto, el edil Hernández Cruz ironiza sobre los planteamientos y las demandas.

“Parece increíble que ahora que regresamos en lugar de avanzar en otros proyectos, por el contrario lo que tenemos que hacer es invertir para dar mantenimiento a lo que nosotros entregamos nuevo pero que después de eso nadie le metió un solo peso.