A estas alturas pocos de los seguidores cercanos de su trayectoria se pueden decir sorprendidos del estilo personal de gobernar de Andrés Manuel López Obrador como presidente. Quizá lo estén más quienes por hartazgo votaron por vez primera en su favor, tras negárselo en 2006 y 2012.
Las posturas del tabasqueño son radicales en su historial político. Como corolario de ello, basta remitirse a la parte final de su discurso del pasado 1 de julio, en la celebración de su triunfo. Vale la pena releer completa esa parte de su mensaje, pues refleja lo vivido desde entonces:
“Amigas y amigos: Este proceso no tiene retorno. Ni un paso atrás. Nada de titubeos o medias tintas. Una cosa es evitar la confrontación y garantizar las libertades que son sagradas, y otra cosa muy distinta es la indefinición.
Nosotros somos auténticos pacifistas y transformadores al mismo tiempo. En la defensa de las causas de la honestidad, la justicia y la democracia, no somos moderados, somos radicales. En estos tiempos, como decía Melchor Ocampo, el moderado es simplemente un conservador más despierto”. Hasta aquí la cita.
Al interior de su gabinete, los jaloneos y disputas entre esos funcionarios considerados como radicales o moderados prevalecen. El propio presidente lo ha revelado tras la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda.
Negro o blanco, no hay tonos grises de moderación. Por eso López Obrador anticipó que vendrán más renuncias de funcionarios.
La mayoría de los mexicanos votó por un cambio de régimen. Si bien con matices, entonces un tanto moderados durante la campaña, en esencia eso fue lo que ofertó el tabasqueño.
Desmontar prácticas arraigadas en el sistema político de los últimos 30 años pareciera, por lo inédito de las medidas actuales, un camino nebuloso, aunque falta un largo trecho.
La embestida judicial contra personajes de alto perfil de ese régimen anterior, como Emilio Lozoya y, sobre todo, como el abogado, Juan Collado, por la cauda de políticos a quienes representó o representaba hasta su detención, es consecuencia de esa intención presidencial.
De ahí toma fuerza otra sentencia del tabasqueño el pasado 1 de julio: “Pienso que este mismo año, a más tardar en diciembre, terminaremos, van a decir que no se puede, en este mismo año, terminaremos de arrancar de raíz al régimen corrupto y quedarán en este mismo año construidas las bases para la conformación de la Cuarta Transformación”.
En Tabasco el gobernador, Adán Augusto López Hernández, se sumó a esa tendencia al decir que en algunas áreas de su administración seguramente habrá cambios; "sí, estamos analizando, pero no puedo decir en cuál”.
Quién sí y quién no ha dado resultados en este arranque de gobierno se conocerá pronto.
HOJAS SUELTAS…
Para los 47 mil solicitantes de empleo para la construcción de la refinería en Dos Bocas, Paraíso, debió llenarles de esperanza lo dicho por la titular de Energía, Rocío Nahle, que el 26 de julio asignarán los cinco paquetes a los ganadores de las licitaciones y a partir de allí las empresas iniciarían el proceso de análisis de contrataciones. Mientras, Mayra Jacobo, de Desarrollo para la Competitividad en Tabasco, afirma que al menos ya se frenó la caída en el crecimiento económico estatal –que no pudo lograr el nuñismo- y conforme pasen los meses se sentirá aumentará el repunte con la llegada de más inversiones.
