/ sábado 10 de octubre de 2020

Punto y Aparte | Molina, el último Nobel mexicano que vivía

Falleció, el pasado 7 de octubre, el doctor José Mario Molina Pasquel y Henríquez (Mario Molina), uno de los 3 mexicanos que han logrado un Premio Nobel. Único que aún vivía.

Fue galardonado con, el de Química, en 1995, junto con Paul J. Crutzen y Frank Sherwood Rowland. Estudiaron el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de ciertos gases industriales, los clorofluorocarburos (CFC).

En junio pasado, se pronunció a favor del uso de cubre bocas para evitar la propagación del virus Covid-19. Convocó a todos a usarlos durante sus actividades públicas.

Enfatizó que los mandatarios, deberían aplicar esta medida durante sus giras o actividades públicas, ello, porque son un ejemplo para el resto de la sociedad.

Molina, nació en la Ciudad de México, el 19 de marzo de 1943. Hijo del abogado, profesor, y, ex embajador de México en Etiopía, Australia y Filipinas; Roberto Félix Molina Pasquel, y, de la señora Leonor Henríquez Verdugo. Ambos de origen veracruzano.

Su abuelo paterno fue Mario Molina Contreras (1872-1912), distinguido jurisconsulto, alcalde de la Ciudad de Veracruz de 1903 a 1909. Una calle de esa ciudad lleva su nombre.

Estuvo casado con las señoras: Luisa Tan y Guadalupe Álvarez. Con la primera procreó a su único hijo, Felipe Molina Tan.

Desde pequeño demostró su gusto y pasión por la investigación. Sus padres hacían lo posible por motivar su desarrollo cognitivo e intelectual. Le compraron un microscopio de juguete en donde Mario contemplaba todo lo que estuviera a su alcance. Adecuó, uno de los cuartos, en un improvisado laboratorio, que llenó de aparatos para hacer experimentos químicos.

Fue a la Primaria y la Secundaria en la Ciudad de México. Con la ayuda de una tía, Esther Molina, que era química, realizaba experimentos, cada día, más desafiantes.

Apegados a la tradición familiar de enviar a sus niños a estudiar al extranjero por un par de años, fue enviado a una escuela en Suiza cuando tenía 11 años.

Ingeniero químico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (1965); posteriormente realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania (1967) y recibió un doctorado en Fisicoquímica de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos (1972).

Fue profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en el periodo 1989-2004; profesor e investigador de la UNAM entre 1967 y 1968; de la Universidad de California, Irvine, entre 1975 y 1979 y del Laboratorio de Propulsión a Chorro del Instituto Tecnológico de California (CALTECH) en el periodo 1982 a 1989.

Miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, y durante ocho años fue uno de los 21 científicos que formaron parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del Presidente Barack Obama (PCAST); previamente había estado en el mismo Consejo del Presidente Bill Clinton.

Igualmente, fue miembro distinguido de la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, del Colegio Nacional, la Academia Mexicana de Ciencias y la Academia Mexicana de Ingeniería, entre otras.

Recibió numerosos galardones, incluyendo más de 40 doctorados Honoris Causa, el Premio Tyler de Energía y Ecología en 1983, el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas en 1999, el Premio Nobel de Química en 1995, el Premio Campeones de la Tierra que otorga Naciones Unidas y es el primer mexicano en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.

Presidente del Centro Mario Molina para Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente. En 2015 se inauguró el Edificio Mario Molina en la Ciudad Universitaria de la UNAM, orientado a buscar soluciones a problemas relacionados con la protección ambiental, el uso de energía y la prevención del cambio climático.

Tres mexicanos se han distinguido con este Premio: Alfonso García Robles, Octavio Paz y José Mario Molina. Hoy los 3 fallecidos, no sin antes poner en alto el nombre de México.

Molina, en algún momento, contempló la posibilidad de dedicarse a la música, pues solía tocar el violín. Gracias a Dios, cambió de idea. Hasta siempre, preclaro científico.

Falleció, el pasado 7 de octubre, el doctor José Mario Molina Pasquel y Henríquez (Mario Molina), uno de los 3 mexicanos que han logrado un Premio Nobel. Único que aún vivía.

Fue galardonado con, el de Química, en 1995, junto con Paul J. Crutzen y Frank Sherwood Rowland. Estudiaron el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de ciertos gases industriales, los clorofluorocarburos (CFC).

En junio pasado, se pronunció a favor del uso de cubre bocas para evitar la propagación del virus Covid-19. Convocó a todos a usarlos durante sus actividades públicas.

Enfatizó que los mandatarios, deberían aplicar esta medida durante sus giras o actividades públicas, ello, porque son un ejemplo para el resto de la sociedad.

Molina, nació en la Ciudad de México, el 19 de marzo de 1943. Hijo del abogado, profesor, y, ex embajador de México en Etiopía, Australia y Filipinas; Roberto Félix Molina Pasquel, y, de la señora Leonor Henríquez Verdugo. Ambos de origen veracruzano.

Su abuelo paterno fue Mario Molina Contreras (1872-1912), distinguido jurisconsulto, alcalde de la Ciudad de Veracruz de 1903 a 1909. Una calle de esa ciudad lleva su nombre.

Estuvo casado con las señoras: Luisa Tan y Guadalupe Álvarez. Con la primera procreó a su único hijo, Felipe Molina Tan.

Desde pequeño demostró su gusto y pasión por la investigación. Sus padres hacían lo posible por motivar su desarrollo cognitivo e intelectual. Le compraron un microscopio de juguete en donde Mario contemplaba todo lo que estuviera a su alcance. Adecuó, uno de los cuartos, en un improvisado laboratorio, que llenó de aparatos para hacer experimentos químicos.

Fue a la Primaria y la Secundaria en la Ciudad de México. Con la ayuda de una tía, Esther Molina, que era química, realizaba experimentos, cada día, más desafiantes.

Apegados a la tradición familiar de enviar a sus niños a estudiar al extranjero por un par de años, fue enviado a una escuela en Suiza cuando tenía 11 años.

Ingeniero químico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (1965); posteriormente realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania (1967) y recibió un doctorado en Fisicoquímica de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos (1972).

Fue profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en el periodo 1989-2004; profesor e investigador de la UNAM entre 1967 y 1968; de la Universidad de California, Irvine, entre 1975 y 1979 y del Laboratorio de Propulsión a Chorro del Instituto Tecnológico de California (CALTECH) en el periodo 1982 a 1989.

Miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, y durante ocho años fue uno de los 21 científicos que formaron parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del Presidente Barack Obama (PCAST); previamente había estado en el mismo Consejo del Presidente Bill Clinton.

Igualmente, fue miembro distinguido de la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, del Colegio Nacional, la Academia Mexicana de Ciencias y la Academia Mexicana de Ingeniería, entre otras.

Recibió numerosos galardones, incluyendo más de 40 doctorados Honoris Causa, el Premio Tyler de Energía y Ecología en 1983, el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas en 1999, el Premio Nobel de Química en 1995, el Premio Campeones de la Tierra que otorga Naciones Unidas y es el primer mexicano en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.

Presidente del Centro Mario Molina para Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente. En 2015 se inauguró el Edificio Mario Molina en la Ciudad Universitaria de la UNAM, orientado a buscar soluciones a problemas relacionados con la protección ambiental, el uso de energía y la prevención del cambio climático.

Tres mexicanos se han distinguido con este Premio: Alfonso García Robles, Octavio Paz y José Mario Molina. Hoy los 3 fallecidos, no sin antes poner en alto el nombre de México.

Molina, en algún momento, contempló la posibilidad de dedicarse a la música, pues solía tocar el violín. Gracias a Dios, cambió de idea. Hasta siempre, preclaro científico.