El huracán Otis, con categoría 5, golpeó el estado de Guerrero, en especial a la ciudad de Acapulco, con vientos sostenidos 260 km/h y rachas de hasta 315 km/h, lo que ocasionó grandes daños en infraestructura, así como en el sistema eléctrico, telefonía e internet.
Lo anterior, no sólo dejó destrucción y dolor, sino también, evidenció, la falta de cultura de la prevención y de la pertinencia de una respuesta inmediata, ante ese tipo de eventos naturales.
Incluso, las autoridades de los tres niveles de gobierno, ante la magnitud del evento, no tuvieron, ni la posibilidad de prevenir adecuadamente, ni la de afrontar, en lo inmediato, los graves estragos del huracán.
Fueron rebasadas por las organizaciones de la sociedad civil, y, por los propios ciudadanos. Sólo el ejército y la Marina, tuvieron algunas reacciones, aunque por el tamaño del daño, resultaron, insuficientes.
En las primeras horas, ni la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, ni la Presidente Municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, dieron visos de presencia y ayuda. Estuvieron paralizadas.
Sin embargo, las que sí tuvieron presentes fueron la desinformación, las verdades incorrectamente dichas o incompletas, así como las medias verdades y mentiras.
Es así que, las redes sociales, se llenaron de ataques mediáticos, en contra de los gobernantes y contra Morena. Desde luego, no faltaron las respuestas y las estrategias en contra de opositores y anti-morenistas. La mayoría con ánimo de “golpear”, más que ayudar a los damnificados.
Ello originó que se leyeran algunos decires gubernamentales, como deseos de que no intervinieran, más que las partes gubernamentales. Se dijo que no dejarían pasar la ayuda proveniente de las organizaciones civiles y de los ciudadanos.
Lo cierto es que casi todos los políticos, activaron sus granjas de bots, sus troles, así como a sus comunicadores afines, para atacar o defender, dependiendo del caso. Pocas propuestas de ayuda se leen en las redes sociales, solo despiadados ataques mutuos.
Debe decirse, que lo anterior, son los signos de los tiempos, no de la especial situación. Toda información en redes sociales, parece llevar un “encabronamiento” oculto, o, hasta, cínicamente visible. Mientras más denosto, soy mejor “comunicando”.
Hoy en día, el dominio y fuente de la nota, parece ser la denominada “La Mañanera”, que es quien impone tendencia mediática, diariamente. El problema es que ahí se editorializa, se adjetiviza, y se denosta, políticamente. Obvio, a toda acción, corresponde una reacción, en sentido inverso. Desde ahí se arma “la piñiza”.
Aunado a lo anterior, los hechos demuestran que, para gobernar y administrar, no bastan la buena fe, los valores o las positivas intenciones. Se requieren habilidades administrativas y de políticas públicas, además de una adecuada rapidez para la Toma de Decisiones.
Lo cierto es que, ante la magnitud del huracán, algunas autoridades, no supieron que hacer, cómo prevenir, ni por dónde empezar a ayudar. Se le hizo “bolas el engrudo”, y prefirieron esconderse algunas horas que enfrentar lo sucedido. Sólo el Presidente, con su propio y poco amigable estilo, salió a rescatarlas.
Igualmente, en todo ese borlote mediático queda claro que se politizó, por ambas partes, la multicitada tragedia. Los políticos salieron a exhibir sus egos y mezquindades, al tomarse las fotos con sus “ayudas”; las autoridades con sus logos; los aspirantes con sus ansias de promoverse; y los partidos políticos, con sus visiones electoreras. Nadie de ellos, dio paso sin huarache; solo los ciudadanos de a pie y las organizaciones no gubernamentales.
Fueron éstas últimas, con su presencia, insistencia y persistencia, quienes abrieron los caminos hacia Guerrero. Ya quedó claro que cualquiera puede pasar y llevar ayuda.
La jornada electoral aún no llega; y, aunque ya “alguien” adelantó los tiempos electorales, debemos, racionalizar, dejar a un lado los enfrentamientos y enconos, y dar paso a la sensatez, la ayuda humanitaria y la hermandad nacional.
Olvidemos las ganas de lucrar, ya sea política o económicamente, mejor unamos nuestras fuerzas para ayudar, a nuestros hermanos guerrerenses. Ya después, retomamos la lucha política, y, de acuerdo a los tiempos, nos insultamos y difamamos, mutuamente.