/ martes 2 de febrero de 2021

Punto y Aparte | Alfredo Castillo no pagará por el daño al deporte

La inhabilitación, por parte de la Secretaria de la Función Pública, para que el ex titular de la CONADE, Alfredo Castillo Cervantes, no ocupe algún cargo público, en 10 años; más que castigo, parece un pequeño zape, que lo exonera de todo el daño mayor que le causó al deporte mexicano.

Definitivamente, Castillo, nunca debió ocupar el cargo en la CONADE, donde se define y aplican las políticas públicas, respecto al deporte.

Ello, porque el perfil profesional de Castillo, es netamente en áreas de procuración de justicia. La justificación fue de que, en algún momento, practicó algunos deportes. Lo cierto es que sobre administración deportiva nunca supo nada, y, mucho menos de implementar la política pública sobre dicha materia.

Fue, más que nada, una imposición de alguien que quiso premiar su amistad y la de cuando menos 2 poderosos, en aquella época, familiares.

Pendenciero, arrogante y soberbio como es, dedicó todo el tiempo del cargo, para pelearse con todo mundo; provocando que Carlos Padilla Becerra, presidente del Comité Olímpico Mexicano, lo acusara ante el Comité Olímpico Internacional de “atentar contra la independencia y unidad del movimiento olímpico mexicano, violando su Carta Olímpica”, con una campaña de “presiones políticas, jurídicas y económicas, además de la interferencia en la autonomía de las Federaciones deportivas nacionales”.

Incluso, México pudo quedar fuera de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, ante la amenaza del Comité Olímpico Internacional de aplicar un castigo al país, debido a que la CONADE se entrometió en la vida interna de cerca de 10 federaciones mexicanas.

Nació en la Ciudad de México 25 de julio de 1975. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública, con especialidad en Administración Estatal y Municipal, titulado con Excelencia Académica por la Universidad Iberoamericana;

También es Licenciado en Derecho, con Especialidad en Ciencias Penales y Criminológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana; igualmente, Licenciado en Economía Financiera por la Escuela Bancaria y Comercial.

Fue asesor de la Procuraduría General de la República (PGR) en 2002, con Rafael Macedo de la Concha; fue director del área de Planeación Estratégica de la ahora extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) de la PGR.

Estuvo en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) como director de Concertación, Modernización y Profesionalización y director de Servicios de Seguridad Privada.

Fue subprocurador regional de Cuautitlán Izcalli, y en mayo de 2010, el entonces Gobernador Enrique Peña Nieto lo designó como titular de la Procuraduría del Edomex cuando Alberto Bazbaz renunció por el escandaloso caso de la desaparición y muerte de la niña Paulette. Fue ratificado por Eruviel Ávila Villegas, quien sustituyó a Peña.

Fue el Coordinador de Justicia en el equipo de Transición Gubernamental del entonces Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Lic. Enrique Peña Nieto.

Fue designado como Procurador Federal del Consumidor cuando Humberto Benítez dejó esa dependencia por un escándalo.

Titular de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, donde se le acusa, entre otras cosas, de meter a prisión al doctor José Manuel Mireles con cargos inventados.

Luego, como una especie de premio, el aprendiz de policía chino llegó a la CONADE, viendo a muchos deportistas y directivos federativos, más como presuntos delincuentes, que como sus contrapartes del proceso institucional.

Amenazó, ejecutó, dividió a varias Federaciones, incluso desconociéndolas, sin antes haber sido vencidas y juzgadas en juicio.

Incluso, se dio el lujo de declarar la desaparición de alguna de ellas, a través de un simple tuit, pasando, intencionalmente, por alto, que toda acción gubernamental debe estar debidamente fundada y motivada.

Así, Castillo, que no tiene necesidad económica, y que no le urge algún cargo, quedara salvo de cualquier otro castigo, con la inhabilitación infringida, misma que representa una burla para los deportistas afectados.

Por más que se quiera ubicar algo positivo en su paso por la CONADE, no se encontrara nada, ya que sólo dejó rastros de ineficiencia y autoritarismo. Eso sí, aún persiste el divisionismo y encono que sembró en varias Federaciones.

Empero, él no tiene la culpa, sino quien lo nombró.

La inhabilitación, por parte de la Secretaria de la Función Pública, para que el ex titular de la CONADE, Alfredo Castillo Cervantes, no ocupe algún cargo público, en 10 años; más que castigo, parece un pequeño zape, que lo exonera de todo el daño mayor que le causó al deporte mexicano.

Definitivamente, Castillo, nunca debió ocupar el cargo en la CONADE, donde se define y aplican las políticas públicas, respecto al deporte.

Ello, porque el perfil profesional de Castillo, es netamente en áreas de procuración de justicia. La justificación fue de que, en algún momento, practicó algunos deportes. Lo cierto es que sobre administración deportiva nunca supo nada, y, mucho menos de implementar la política pública sobre dicha materia.

Fue, más que nada, una imposición de alguien que quiso premiar su amistad y la de cuando menos 2 poderosos, en aquella época, familiares.

Pendenciero, arrogante y soberbio como es, dedicó todo el tiempo del cargo, para pelearse con todo mundo; provocando que Carlos Padilla Becerra, presidente del Comité Olímpico Mexicano, lo acusara ante el Comité Olímpico Internacional de “atentar contra la independencia y unidad del movimiento olímpico mexicano, violando su Carta Olímpica”, con una campaña de “presiones políticas, jurídicas y económicas, además de la interferencia en la autonomía de las Federaciones deportivas nacionales”.

Incluso, México pudo quedar fuera de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, ante la amenaza del Comité Olímpico Internacional de aplicar un castigo al país, debido a que la CONADE se entrometió en la vida interna de cerca de 10 federaciones mexicanas.

Nació en la Ciudad de México 25 de julio de 1975. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública, con especialidad en Administración Estatal y Municipal, titulado con Excelencia Académica por la Universidad Iberoamericana;

También es Licenciado en Derecho, con Especialidad en Ciencias Penales y Criminológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana; igualmente, Licenciado en Economía Financiera por la Escuela Bancaria y Comercial.

Fue asesor de la Procuraduría General de la República (PGR) en 2002, con Rafael Macedo de la Concha; fue director del área de Planeación Estratégica de la ahora extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) de la PGR.

Estuvo en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) como director de Concertación, Modernización y Profesionalización y director de Servicios de Seguridad Privada.

Fue subprocurador regional de Cuautitlán Izcalli, y en mayo de 2010, el entonces Gobernador Enrique Peña Nieto lo designó como titular de la Procuraduría del Edomex cuando Alberto Bazbaz renunció por el escandaloso caso de la desaparición y muerte de la niña Paulette. Fue ratificado por Eruviel Ávila Villegas, quien sustituyó a Peña.

Fue el Coordinador de Justicia en el equipo de Transición Gubernamental del entonces Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Lic. Enrique Peña Nieto.

Fue designado como Procurador Federal del Consumidor cuando Humberto Benítez dejó esa dependencia por un escándalo.

Titular de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, donde se le acusa, entre otras cosas, de meter a prisión al doctor José Manuel Mireles con cargos inventados.

Luego, como una especie de premio, el aprendiz de policía chino llegó a la CONADE, viendo a muchos deportistas y directivos federativos, más como presuntos delincuentes, que como sus contrapartes del proceso institucional.

Amenazó, ejecutó, dividió a varias Federaciones, incluso desconociéndolas, sin antes haber sido vencidas y juzgadas en juicio.

Incluso, se dio el lujo de declarar la desaparición de alguna de ellas, a través de un simple tuit, pasando, intencionalmente, por alto, que toda acción gubernamental debe estar debidamente fundada y motivada.

Así, Castillo, que no tiene necesidad económica, y que no le urge algún cargo, quedara salvo de cualquier otro castigo, con la inhabilitación infringida, misma que representa una burla para los deportistas afectados.

Por más que se quiera ubicar algo positivo en su paso por la CONADE, no se encontrara nada, ya que sólo dejó rastros de ineficiencia y autoritarismo. Eso sí, aún persiste el divisionismo y encono que sembró en varias Federaciones.

Empero, él no tiene la culpa, sino quien lo nombró.