/ sábado 16 de marzo de 2019

PRI: unidad no fracturas

El nonagenario PRI necesita una transfusión de sangre nueva, el trasplante de un cerebro oxigenado que regule sus distintas acciones y el alimento indispensable para dar vigor a su organismo. Requiere, con urgencia, un líder nacional que piense y se ajuste a los tiempos actuales y no un elemento estancado en el pasado como aquellos que, cual añejo padecimiento, poco a poco mermaron sus fuerzas y menoscabaron su poder.

Por si no lo han notado algunos distinguidos militantes de ese instituto político, al PRI lo derrotó la soberbia, la corrupción y la ineptitud el pasado 1 de julio de 2018.

Si a vuelo de pájaro analizamos el desempeño de algunos de ellos, veremos que de una u otra manera están ligados a las prácticas que los mexicanos reprobaron en los comicios del año pasado:

José Narro Robles, a quien se le conocía una imagen intachable en su carrera académica, hace unos días fue exhibido por la compra multimillonaria de medicamentos que hizo la Secretaría de Salud a su cargo, en el gobierno de Peña Nieto, a empresas presuntamente propiedad de políticos priistas.

Miguel Osorio Chong, ex secretario de Gobernación, carga la losa de haber hundido al país en la violencia y la inseguridad, además de no esclarecer los hechos en Ayotzinapa, Tlatlaya y Nochixtlán. Busca unanimidad en torno a su candidatura, al viejo estilo impositivo.

René Juárez Cisneros se aferra, a pesar de fracasar en las elecciones de 2018 y decir que: “si no soy útil, si no soy factor de unidad, de cohesión y de mirar adelante para reconstruir el partido, yo no tengo ninguna necesidad ni ánimo de quedarme”. ¿Cómo podría mejorar la condición del PRI alguien que lo llevó a la más reciente e importante derrota en sus 90 años de vida?

Por otra parte, lo más destacable de Ulises Ruiz Ortiz en el país es ser mentor de una generación de “mapaches” que se robaron infinidad de elecciones nacionales y estatales. Un favor se haría en retirarse de la contienda y sumarse al mejor proyecto, pues en este sexenio los delincuentes electorales ya no alcanzarán fianza.

Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora de Yucatán, de acuerdo a sondeos de opinión que circulan en redes sociales, está muy por debajo de Alejandro Moreno Cárdenas, actual gobernador de Campeche y presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores.

Alito es un político formado desde abajo que, como gobernador, ha logrado poner a su estado en el primer lugar en seguridad, y la crisis generada por la caída en el precio del petróleo no le hizo merma a la economía campechana pues la hizo crecer en un 4.3 por ciento, el mejor resultado registrado en el INEGI desde 2004.

La adversidad ha sido su mejor aliada y, por ello, hoy mantiene una relación respetuosa, no de sumisión, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien ha construido acuerdos y consensos, porque los dos políticos, desde su ámbito de competencia, buscan lo mejor para México.


El nonagenario PRI necesita una transfusión de sangre nueva, el trasplante de un cerebro oxigenado que regule sus distintas acciones y el alimento indispensable para dar vigor a su organismo. Requiere, con urgencia, un líder nacional que piense y se ajuste a los tiempos actuales y no un elemento estancado en el pasado como aquellos que, cual añejo padecimiento, poco a poco mermaron sus fuerzas y menoscabaron su poder.

Por si no lo han notado algunos distinguidos militantes de ese instituto político, al PRI lo derrotó la soberbia, la corrupción y la ineptitud el pasado 1 de julio de 2018.

Si a vuelo de pájaro analizamos el desempeño de algunos de ellos, veremos que de una u otra manera están ligados a las prácticas que los mexicanos reprobaron en los comicios del año pasado:

José Narro Robles, a quien se le conocía una imagen intachable en su carrera académica, hace unos días fue exhibido por la compra multimillonaria de medicamentos que hizo la Secretaría de Salud a su cargo, en el gobierno de Peña Nieto, a empresas presuntamente propiedad de políticos priistas.

Miguel Osorio Chong, ex secretario de Gobernación, carga la losa de haber hundido al país en la violencia y la inseguridad, además de no esclarecer los hechos en Ayotzinapa, Tlatlaya y Nochixtlán. Busca unanimidad en torno a su candidatura, al viejo estilo impositivo.

René Juárez Cisneros se aferra, a pesar de fracasar en las elecciones de 2018 y decir que: “si no soy útil, si no soy factor de unidad, de cohesión y de mirar adelante para reconstruir el partido, yo no tengo ninguna necesidad ni ánimo de quedarme”. ¿Cómo podría mejorar la condición del PRI alguien que lo llevó a la más reciente e importante derrota en sus 90 años de vida?

Por otra parte, lo más destacable de Ulises Ruiz Ortiz en el país es ser mentor de una generación de “mapaches” que se robaron infinidad de elecciones nacionales y estatales. Un favor se haría en retirarse de la contienda y sumarse al mejor proyecto, pues en este sexenio los delincuentes electorales ya no alcanzarán fianza.

Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora de Yucatán, de acuerdo a sondeos de opinión que circulan en redes sociales, está muy por debajo de Alejandro Moreno Cárdenas, actual gobernador de Campeche y presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores.

Alito es un político formado desde abajo que, como gobernador, ha logrado poner a su estado en el primer lugar en seguridad, y la crisis generada por la caída en el precio del petróleo no le hizo merma a la economía campechana pues la hizo crecer en un 4.3 por ciento, el mejor resultado registrado en el INEGI desde 2004.

La adversidad ha sido su mejor aliada y, por ello, hoy mantiene una relación respetuosa, no de sumisión, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien ha construido acuerdos y consensos, porque los dos políticos, desde su ámbito de competencia, buscan lo mejor para México.