/ miércoles 22 de mayo de 2019

Periodismo: “Sueñan las pulgas con comprarse un perro”

En la edición en español del ‘The New York Times’, Roberto Herrscher, profesor de periodismo de la Universidad Alberto Hurtado de Chile y director adjunto de la maestría en Periodismo de la Universidad de Barcelona y la Columbia University, narra un desolador panorama del oficio de reportero.

El título del artículo resume lo que está sucediendo en México: ‘La miseria del mejor oficio del mundo’.

En su trabajo fechado en Santiago de Chile, Herrscher comienza contando que a principios de este siglo tres periodistas realizaron, sin ponerse de acuerdo, un reportaje para mostrar cómo se puede vivir entre seis meses y un año con el sueldo mínimo haciéndose pasar por obreros, camareros, lavaplatos y limpiadores.

“El colombiano Andrés Felipe Solano publicó ‘Salario mínimo’; la estadounidense Barbara Ehrenreich, ‘Por cuatro duros’, y la francesa Florence Aubenas, ‘El muelle de Ouistreham’”, trabajos en los que “se detalla en primera persona cómo afecta al cuerpo, al ánimo y a la calidad del trabajo el vivir con tan poco, el no tener margen económico para decir ‘no’, el estar permanentemente sujeto a los caprichos del jefe, el comer mal y matarse corriendo detrás de una liebre que siempre corre más rápido”.

El texto en el diario considerado la catedral mundial del periodismo llega a una conclusión que bien aplica para el país en general y para Tabasco en particular:

“Hoy los periodistas no necesitamos disfrazarnos de nada para tener la experiencia de vivir con el sueldo mínimo. Y el aprendizaje de las dificultades psicológicas, mentales y físicas de vivir con muy poco que plantean esos libros ahora llega a nuestro gremio y afecta el periodismo que hacemos”.

El especialista considera que la situación económica y la crisis de los modelos de negocios provocada por el auge de internet han motivado que los sueldos de los periodistas se deterioren de manera alarmante.

Aun con ese panorama preocupante, señala, sigue surgiendo “un vivero de jóvenes entusiastas que quiere entrar en ‘el mejor oficio del mundo’, como decía Gabriel García Márquez”.

Para expresar lo que sucede con decenas de reporteros frescos que quieren incursionar en el gremio, el autor cita a Eduardo Galeano: “Sueñan las pulgas con comprarse un perro (…)”.

En la provincia mexicana el problema se agrava, tercia este columnista, debido a que de un tiempo a la fecha ha abundado el número de personas que con la cámara de un teléfono celular y un programa de diseño se aventuran a ‘hacer periodismo’ (de Facebook).

En descargo a ese fenómeno puede asegurarse que las redes sociales son una herramienta de apoyo para el periodismo, pero estos instrumentos virtuales no sustituyen al oficio.

Una mirada al mundo del internet indica que los medios establecidos son los que ponen los temas de la agenda diaria.

Esto es, una nota replicada en la llamada ‘supercarretera de la información’ necesariamente tiene como fuente primaria el sitio web de una empresa periodística.

Un medio será siempre quien eche a circular una nota de interés público.

Jamás verá usted que “el látigo negro”, el “rebelde del condado” o “el vengador anónimo” sean los que generen una noticia que crea la mayoría de los ciudadanos.

En la edición en español del ‘The New York Times’, Roberto Herrscher, profesor de periodismo de la Universidad Alberto Hurtado de Chile y director adjunto de la maestría en Periodismo de la Universidad de Barcelona y la Columbia University, narra un desolador panorama del oficio de reportero.

El título del artículo resume lo que está sucediendo en México: ‘La miseria del mejor oficio del mundo’.

En su trabajo fechado en Santiago de Chile, Herrscher comienza contando que a principios de este siglo tres periodistas realizaron, sin ponerse de acuerdo, un reportaje para mostrar cómo se puede vivir entre seis meses y un año con el sueldo mínimo haciéndose pasar por obreros, camareros, lavaplatos y limpiadores.

“El colombiano Andrés Felipe Solano publicó ‘Salario mínimo’; la estadounidense Barbara Ehrenreich, ‘Por cuatro duros’, y la francesa Florence Aubenas, ‘El muelle de Ouistreham’”, trabajos en los que “se detalla en primera persona cómo afecta al cuerpo, al ánimo y a la calidad del trabajo el vivir con tan poco, el no tener margen económico para decir ‘no’, el estar permanentemente sujeto a los caprichos del jefe, el comer mal y matarse corriendo detrás de una liebre que siempre corre más rápido”.

El texto en el diario considerado la catedral mundial del periodismo llega a una conclusión que bien aplica para el país en general y para Tabasco en particular:

“Hoy los periodistas no necesitamos disfrazarnos de nada para tener la experiencia de vivir con el sueldo mínimo. Y el aprendizaje de las dificultades psicológicas, mentales y físicas de vivir con muy poco que plantean esos libros ahora llega a nuestro gremio y afecta el periodismo que hacemos”.

El especialista considera que la situación económica y la crisis de los modelos de negocios provocada por el auge de internet han motivado que los sueldos de los periodistas se deterioren de manera alarmante.

Aun con ese panorama preocupante, señala, sigue surgiendo “un vivero de jóvenes entusiastas que quiere entrar en ‘el mejor oficio del mundo’, como decía Gabriel García Márquez”.

Para expresar lo que sucede con decenas de reporteros frescos que quieren incursionar en el gremio, el autor cita a Eduardo Galeano: “Sueñan las pulgas con comprarse un perro (…)”.

En la provincia mexicana el problema se agrava, tercia este columnista, debido a que de un tiempo a la fecha ha abundado el número de personas que con la cámara de un teléfono celular y un programa de diseño se aventuran a ‘hacer periodismo’ (de Facebook).

En descargo a ese fenómeno puede asegurarse que las redes sociales son una herramienta de apoyo para el periodismo, pero estos instrumentos virtuales no sustituyen al oficio.

Una mirada al mundo del internet indica que los medios establecidos son los que ponen los temas de la agenda diaria.

Esto es, una nota replicada en la llamada ‘supercarretera de la información’ necesariamente tiene como fuente primaria el sitio web de una empresa periodística.

Un medio será siempre quien eche a circular una nota de interés público.

Jamás verá usted que “el látigo negro”, el “rebelde del condado” o “el vengador anónimo” sean los que generen una noticia que crea la mayoría de los ciudadanos.