/ miércoles 3 de julio de 2019

Panorama sombrío

Luego de escuchar las entrevistas radiofónicas con los titulares de las secretarías para el Desarrollo Económico y la Competitividad y la de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, Mayra Elena Jacobo Priego y Luis Romeo Gurría Gurría, respectivamente, me queda claro, que el segundo semestre en materia económica no pinta nada bien, aunque sí, mejor que el que acaba de concluir.

Por lo que el desempleo, la inseguridad pública y los complejos problemas que hay en el sector salud y educación van a continuar. Siempre y cuando no aterricen las obras que, de acuerdo al ex financiero del PRI, todavía están en proceso.

Y que efectivamente hayamos “tocado fondo”, tras 12 años de recesión económica, como aseguró la funcionaria Jacobo Priego. Si no es así, que: “Dios nos agarre confesado”.

La situación se va a poner más mal de lo que está. Así qué imagínense la tempestad que se puede venir.

Porque hasta ahora, la mayoría de la población no ve ninguna mejora. No en balde en los cafés, restaurantes y corrillos políticos ha comenzado a decirse que estamos peor que cuando gobernaba Arturo Núñez Jiménez.

Llámese desaceleración, contracción o recesión económica, el quid del asunto es que la gente está más amolada que hace algunos meses. Una de las causas que explica el que algunos delitos se hayan diametralmente disparado.

Urge pues, no solo la inversión pública y privada, sino la ayuda sin cortapisas de la Federación, para poder salir de esta profunda crisis económica que tiene la entidad.

Ha llegado la hora que los colaboradores del gobernador Adán Augusto López Hernández se apliquen, se dejen de excusas. Y los que no puedan con las responsabilidades que les encomendó el mandatario cuando los designó, mejor que renuncien.

Nos haría un enorme favor. No saben cuánto se lo agradeceríamos. En serio.

No se puede seguir manteniendo a servidores públicos irresponsables, tal y como se hizo en el sexenio pasado, ya que los resultados finales fueron espantosos, terribles.

En el que retrocedimos en todos los rubros, principalmente en los tópicos de salud, inseguridad pública, educación y corrupción. Literalmente, seis años perdidos, seis años echados a la basura.

Si no despejamos ahora que tenemos en la presidencia de la República al paisano Andrés Manuel López Obrador, simple y sencillamente nunca saldremos del socavón en que estamos desde hace años.

Es ahora o nunca, así de fácil.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Si de por sí la población vive encendiendo veladoras y rezándole a todas las divinidades, lo sucedido anteayer en la carretera Villahermosa-Teapa, en donde delincuentes quemaron cuatro vehículos y dejaron una manta, recurrentes ya, como acertadamente apuntó el secretario de Turismo, José Antonio Nieves Rodríguez, enrizó la piel de propios y extraños.

No era para menos.

Una acción que ahuyenta a los inversionistas internacional, nacional y local, por lo que las autoridades federal y local, están obligados a dar con los responsables del deplorable y mezquino suceso.

Más aún cuando es una amenaza a ellas y por supuesto, a los titulares de la presidencia y de la gubernatura.

Todo parece indicar que continuamos en la total indefensión, en manos de la delincuencia organizada o no.

Luego de escuchar las entrevistas radiofónicas con los titulares de las secretarías para el Desarrollo Económico y la Competitividad y la de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, Mayra Elena Jacobo Priego y Luis Romeo Gurría Gurría, respectivamente, me queda claro, que el segundo semestre en materia económica no pinta nada bien, aunque sí, mejor que el que acaba de concluir.

Por lo que el desempleo, la inseguridad pública y los complejos problemas que hay en el sector salud y educación van a continuar. Siempre y cuando no aterricen las obras que, de acuerdo al ex financiero del PRI, todavía están en proceso.

Y que efectivamente hayamos “tocado fondo”, tras 12 años de recesión económica, como aseguró la funcionaria Jacobo Priego. Si no es así, que: “Dios nos agarre confesado”.

La situación se va a poner más mal de lo que está. Así qué imagínense la tempestad que se puede venir.

Porque hasta ahora, la mayoría de la población no ve ninguna mejora. No en balde en los cafés, restaurantes y corrillos políticos ha comenzado a decirse que estamos peor que cuando gobernaba Arturo Núñez Jiménez.

Llámese desaceleración, contracción o recesión económica, el quid del asunto es que la gente está más amolada que hace algunos meses. Una de las causas que explica el que algunos delitos se hayan diametralmente disparado.

Urge pues, no solo la inversión pública y privada, sino la ayuda sin cortapisas de la Federación, para poder salir de esta profunda crisis económica que tiene la entidad.

Ha llegado la hora que los colaboradores del gobernador Adán Augusto López Hernández se apliquen, se dejen de excusas. Y los que no puedan con las responsabilidades que les encomendó el mandatario cuando los designó, mejor que renuncien.

Nos haría un enorme favor. No saben cuánto se lo agradeceríamos. En serio.

No se puede seguir manteniendo a servidores públicos irresponsables, tal y como se hizo en el sexenio pasado, ya que los resultados finales fueron espantosos, terribles.

En el que retrocedimos en todos los rubros, principalmente en los tópicos de salud, inseguridad pública, educación y corrupción. Literalmente, seis años perdidos, seis años echados a la basura.

Si no despejamos ahora que tenemos en la presidencia de la República al paisano Andrés Manuel López Obrador, simple y sencillamente nunca saldremos del socavón en que estamos desde hace años.

Es ahora o nunca, así de fácil.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Si de por sí la población vive encendiendo veladoras y rezándole a todas las divinidades, lo sucedido anteayer en la carretera Villahermosa-Teapa, en donde delincuentes quemaron cuatro vehículos y dejaron una manta, recurrentes ya, como acertadamente apuntó el secretario de Turismo, José Antonio Nieves Rodríguez, enrizó la piel de propios y extraños.

No era para menos.

Una acción que ahuyenta a los inversionistas internacional, nacional y local, por lo que las autoridades federal y local, están obligados a dar con los responsables del deplorable y mezquino suceso.

Más aún cuando es una amenaza a ellas y por supuesto, a los titulares de la presidencia y de la gubernatura.

Todo parece indicar que continuamos en la total indefensión, en manos de la delincuencia organizada o no.