/ sábado 18 de mayo de 2019

¿Obedecerán tabasqueños a CFE?

El domingo 29 de enero de 2015, Andrés Manuel López Obrador consiguió la mayor concentración de seguidores (en ese tiempo) en la Plaza del Injudet de la Ciudad Deportiva de Villahermosa, Tabasco, donde más de 40 mil tabasqueños atestiguaron el alumbramiento de la “Desobediencia civil por la economía y la dignidad del pueblo”.

Ese sería el principio de un adeudo histórico de 11 mil millones de pesos que, con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), contraerían alrededor de 500 mil tabasqueños en un lapso de 24 años y cuatro meses.

El origen de la protesta no fue el cobro excesivo que esa empresa productiva del Estado mexicano hacía a la gente o que los tabasqueños, por pobres, no tuvieran para pagar el consumo de energía. No, el arranque fue político, a causa del fraude electoral de 1994 que arrebató el triunfo a López Obrador y se lo otorgó a Roberto Madrazo Pintado, quien a la fuerza, apoyado por la policía estatal y vándalos, se introdujo a palacio de gobierno el 19 de enero de ese mismo año.

La historia se ha diluido un poco en la memoria de las nuevas generaciones, pero el 29 de enero de 1995, en la Plaza del Injudet y ante la plana mayor del PRD nacional, Andrés Manuel López Obrador arengó a sus seguidores a “no pagar el consumo de energía eléctrica, no pagar impuesto predial ni agua potable, no pagar ningún crédito al gobierno ni a los bancos, no comprar en comercios de priistas autoritarios e intolerantes, y no consumir productos fabricados por empresarios antidemocráticos” (muchos de ellos hoy en Morena).

Aclarado ese punto, hay que reconocer el beneficio que puede traer el programa “Adiós a tu deuda”, pues mediante la firma de un convenio entre el gobierno de Adán Augusto López y la CFE, por fin se lograría la cancelación de ese saldo, además de favorecer a todos los tabasqueños con la tarifa 1-F, la más baja del país.

Hay desconfianza en el tema porque los gobernantes siempre han sido mañosos y, de una u otra forma, buscan la manera de sacar ventaja del pueblo. Si no explican con claridad por qué se debe firmar un nuevo contrato con la empresa y de qué manera va a compensar el gobierno del estado los 11 mil millones de pesos, el asunto se puede complicar, porque recuerden que el origen del débito es político más que social.

Si es borrón y cuenta nueva ¿por qué no se olvida la CFE del saldo anterior y factura con la nueva tarifa a todos los tabasqueños, y listo? No me imagino a 500 mil personas haciendo fila, durante seis meses, en las oficinas de la empresa para regularizar su contrato.

Si ya saben cómo son los tabasqueños para que los provocan. Si la gente no cumple con regularizarse y le cortan el servicio, con la experiencia de más de 24 años no creo que no sepan cómo reconectarse.

Esto se puede convertir en el cuento de nunca acabar, y quiero ver al personal de CFE que vaya a cortar la luz a los habitantes de Tamulté de las Sabanas, Simón Sarlat o Quintín Arauz, entre otras comunidades indígenas de la entidad que se resistan a decir “Adiós a tu deuda”.

El domingo 29 de enero de 2015, Andrés Manuel López Obrador consiguió la mayor concentración de seguidores (en ese tiempo) en la Plaza del Injudet de la Ciudad Deportiva de Villahermosa, Tabasco, donde más de 40 mil tabasqueños atestiguaron el alumbramiento de la “Desobediencia civil por la economía y la dignidad del pueblo”.

Ese sería el principio de un adeudo histórico de 11 mil millones de pesos que, con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), contraerían alrededor de 500 mil tabasqueños en un lapso de 24 años y cuatro meses.

El origen de la protesta no fue el cobro excesivo que esa empresa productiva del Estado mexicano hacía a la gente o que los tabasqueños, por pobres, no tuvieran para pagar el consumo de energía. No, el arranque fue político, a causa del fraude electoral de 1994 que arrebató el triunfo a López Obrador y se lo otorgó a Roberto Madrazo Pintado, quien a la fuerza, apoyado por la policía estatal y vándalos, se introdujo a palacio de gobierno el 19 de enero de ese mismo año.

La historia se ha diluido un poco en la memoria de las nuevas generaciones, pero el 29 de enero de 1995, en la Plaza del Injudet y ante la plana mayor del PRD nacional, Andrés Manuel López Obrador arengó a sus seguidores a “no pagar el consumo de energía eléctrica, no pagar impuesto predial ni agua potable, no pagar ningún crédito al gobierno ni a los bancos, no comprar en comercios de priistas autoritarios e intolerantes, y no consumir productos fabricados por empresarios antidemocráticos” (muchos de ellos hoy en Morena).

Aclarado ese punto, hay que reconocer el beneficio que puede traer el programa “Adiós a tu deuda”, pues mediante la firma de un convenio entre el gobierno de Adán Augusto López y la CFE, por fin se lograría la cancelación de ese saldo, además de favorecer a todos los tabasqueños con la tarifa 1-F, la más baja del país.

Hay desconfianza en el tema porque los gobernantes siempre han sido mañosos y, de una u otra forma, buscan la manera de sacar ventaja del pueblo. Si no explican con claridad por qué se debe firmar un nuevo contrato con la empresa y de qué manera va a compensar el gobierno del estado los 11 mil millones de pesos, el asunto se puede complicar, porque recuerden que el origen del débito es político más que social.

Si es borrón y cuenta nueva ¿por qué no se olvida la CFE del saldo anterior y factura con la nueva tarifa a todos los tabasqueños, y listo? No me imagino a 500 mil personas haciendo fila, durante seis meses, en las oficinas de la empresa para regularizar su contrato.

Si ya saben cómo son los tabasqueños para que los provocan. Si la gente no cumple con regularizarse y le cortan el servicio, con la experiencia de más de 24 años no creo que no sepan cómo reconectarse.

Esto se puede convertir en el cuento de nunca acabar, y quiero ver al personal de CFE que vaya a cortar la luz a los habitantes de Tamulté de las Sabanas, Simón Sarlat o Quintín Arauz, entre otras comunidades indígenas de la entidad que se resistan a decir “Adiós a tu deuda”.