/ miércoles 26 de febrero de 2020

Mtro. Miled Haidar Torres | La planeación individualizada del entrenamiento físico

Con el acceso a internet desde nuestros hogares y la constante promoción estereotipada en relación al cuerpo y su figura, en la mente de la gente se ha creado una imagen corporal «ideal», tanto para el hombre como para la mujer y, por consiguiente, la realización de acciones individuales para alcanzar dicho ideal.

Entre las acciones más comunes está la realización planeada de ejercicios físicos al aire libre o en un gimnasio con la premisa: «a mayor tiempo haciendo ejercicios, mayor beneficio para mi cuerpo y mi figura». En muchos casos sin la asesoría profesional adecuada.

Como resultado, para la gran mayoría de estas personas el ejercicio físico excesivo y sin la correcta planificación en tiempo e intensidad produce más daño, que el beneficio que se pretende obtener.

Es cierto que la figura comienza a cambiar y nos sentimos mejor afectivamente, pero hay algo que se nos olvida y es de vital importancia para mantener una salud equilibrada durante toda la vida; nuestro cuerpo, sometido a tiempos e intensidades desproporcionadas de ejercicio físico, comienza a generar una sustancia que es causante de numerosas afecciones a largo plazo: el ácido láctico.

El ácido láctico es causante de la fatiga muscular, que si no se planifican muy bien la intensidad y duración de los ejercicios con sus tiempos de descanso adecuados, se comienza acumular en las fibras musculares provocando la fatiga e incrementando el estado de acides en nuestro cuerpo. Es en este momento que se manifiestan las reacciones adversas en el cuerpo.

Existen varias teorías sobre el ácido láctico. En los ejercicios de corta duración funcionará como combustible, acumulándose en muy pocas cantidades en nuestros músculos, que lejos de ser perjudicial es beneficioso para el organismo, por ejemplo, en las carreras de 100 metros planos, donde en muy poco tiempo ponemos un esfuerzo máximo, el ácido láctico generado coadyuva al trabajo efectivo de los músculos.

El ácido láctico es formado a partir de una descomposición de la glucosa durante el metabolismo anaeróbico, es decir, cuando realizamos ejercicios de larga duración, acidificando las fibras musculares, propiciando la fatiga muscular e impidiendo la continuación del ejercicio.

No podemos perder de vista que el ácido láctico acidifica nuestro organismo; una condición que puede causar lesiones y la aparición de enfermedades crónicas a largo plazo.

Podemos evitar que el ácido láctico aparezca en nuestro cuerpo, siempre y cuando la actividad física haya sido planeada apropiadamente en función de la condición física de cada persona y del tipo de ejercicio que se pretenda realizar, así como también ingerir alimentos alcalinos recomendados en una dieta elaborada por un nutriólogo capaz de neutralizar los efectos provocados por la sustancia analizada.

Mtro. Miled Haidar Torres / Titular del área de Actividades Extracurriculares

Con el acceso a internet desde nuestros hogares y la constante promoción estereotipada en relación al cuerpo y su figura, en la mente de la gente se ha creado una imagen corporal «ideal», tanto para el hombre como para la mujer y, por consiguiente, la realización de acciones individuales para alcanzar dicho ideal.

Entre las acciones más comunes está la realización planeada de ejercicios físicos al aire libre o en un gimnasio con la premisa: «a mayor tiempo haciendo ejercicios, mayor beneficio para mi cuerpo y mi figura». En muchos casos sin la asesoría profesional adecuada.

Como resultado, para la gran mayoría de estas personas el ejercicio físico excesivo y sin la correcta planificación en tiempo e intensidad produce más daño, que el beneficio que se pretende obtener.

Es cierto que la figura comienza a cambiar y nos sentimos mejor afectivamente, pero hay algo que se nos olvida y es de vital importancia para mantener una salud equilibrada durante toda la vida; nuestro cuerpo, sometido a tiempos e intensidades desproporcionadas de ejercicio físico, comienza a generar una sustancia que es causante de numerosas afecciones a largo plazo: el ácido láctico.

El ácido láctico es causante de la fatiga muscular, que si no se planifican muy bien la intensidad y duración de los ejercicios con sus tiempos de descanso adecuados, se comienza acumular en las fibras musculares provocando la fatiga e incrementando el estado de acides en nuestro cuerpo. Es en este momento que se manifiestan las reacciones adversas en el cuerpo.

Existen varias teorías sobre el ácido láctico. En los ejercicios de corta duración funcionará como combustible, acumulándose en muy pocas cantidades en nuestros músculos, que lejos de ser perjudicial es beneficioso para el organismo, por ejemplo, en las carreras de 100 metros planos, donde en muy poco tiempo ponemos un esfuerzo máximo, el ácido láctico generado coadyuva al trabajo efectivo de los músculos.

El ácido láctico es formado a partir de una descomposición de la glucosa durante el metabolismo anaeróbico, es decir, cuando realizamos ejercicios de larga duración, acidificando las fibras musculares, propiciando la fatiga muscular e impidiendo la continuación del ejercicio.

No podemos perder de vista que el ácido láctico acidifica nuestro organismo; una condición que puede causar lesiones y la aparición de enfermedades crónicas a largo plazo.

Podemos evitar que el ácido láctico aparezca en nuestro cuerpo, siempre y cuando la actividad física haya sido planeada apropiadamente en función de la condición física de cada persona y del tipo de ejercicio que se pretenda realizar, así como también ingerir alimentos alcalinos recomendados en una dieta elaborada por un nutriólogo capaz de neutralizar los efectos provocados por la sustancia analizada.

Mtro. Miled Haidar Torres / Titular del área de Actividades Extracurriculares