/ lunes 17 de diciembre de 2018

Medio ambiente, presupuesto 2019 y Tren Maya

“La esencia de la libertad no es otra cosa que la propia dignidad humana”, Baruch Spinoza.

Se alista la discusión del Paquete Económico 2019, el cual deberá ser aprobado por el Poder Legislativo a más tardar el 31 de diciembre. El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 estima un gasto de 5.814 billones de pesos con ingresos presupuestales que se estiman en 5.5 billones, de los cuales 1.045 billones corresponden a ingresos petroleros y 3.28 billones a ingresos tributarios, con un déficit presupuestario de 503 mil 841 millones 300 mil pesos.

En 2019 el gasto corriente triplicará el gasto en inversión con 2.289 billones de pesos, pese a la reducción prometida por el presidente de la República. Lo que hace necesario que el uso de los recursos sea eficiente y se haga una evaluación de la función y desempeño de cada dependencia de gobierno.

En México no solo basta ejecutar los recursos de manera austera y responsable, se requiere reorientar el gasto público, sin crear nuevos impuestos ni adquirir más deuda. Además, la planeación estratégica en los programas de gobierno, con ello se contribuirá a generar empleos y mejorar las condiciones económicas de los mexicanos.

La importancia de este indicador radica en que mide el gasto de operación federal para proveer bienes y servicios públicos a la sociedad y cumplir con las funciones esenciales del Estado, en un país con gran desigualdad social y pobreza con el 80% de la población -104 millones de mexicanos-, que vive con una a cinco carencias sociales.

Hoy la confrontación mediática busca imponerse a través de la retórica e insultos, que nada abonan al desarrollo de México. Nuestro deber es reivindicar la razón, la democracia, la libertad, la verdad, el imperio de la ley, la dignidad humana, la belleza, la excelencia, la sabiduría y el empoderamiento de los ciudadanos.

Con una ceremonia new age para pedirle permiso a la “madre tierra” de destruirla, el presidente Andrés Manuel López Obrador arrancó la construcción del Tren Maya, que es uno de sus programas prioritarios. La construcción del tren peninsular y el corredor del Istmo de Tehuantepec, generarán impactos ecológicos, pues el primero atravesará Calakmul, una Reserva de la Biosfera y hogar de especies en peligro de extinción -como el jaguar, el ocelote, el tapir y la guacamaya roja-, declarada Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

No cumplen con los requisitos técnicos, legales (previstos en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria), ambientales y análisis costo-beneficio, aunado al proyecto ejecutivo, que toda obra de infraestructura requiere para ser aprobada.

Como miembro de academia y la sociedad civil, demandamos que los trabajos del Tren Maya sean ejecutados con apego a la ley y con los estudios de factibilidad necesarios, para evitar repetir vicios que queremos dejar en el pasado como estudios ambientales y sociales incompletos, ausencia de consulta a las comunidades afectadas, licitaciones al vapor, obras que por su deficiente planeación incrementan exponencialmente sus costos, en perjuicio del ciudadano. Ello contribuirá a brindar mayor certeza a inversionistas.

No nos oponemos al desarrollo, pero que sea con sustentabilidad. Creo firmemente que estados como Campeche, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Tabasco, tienen un alto potencial que no se ha capitalizado, sin embargo y como dato, no hay política de austeridad que funcione con proyectos improvisados y sin planeación.

México es uno de los doce países megadiversos que hay en el mundo, lo cual conlleva la obligación de cuidar a sus ecosistemas y especies, mismas que se han perdido de manera alarmante en las últimas décadas. Tengamos bien presente que debemos soñar con un futuro mejor, no con el pasado y seguir construyendo un país plenamente democrático, un Estado de Derecho con instituciones sólidas, capaces de combatir la corrupción y la impunidad, con servicios públicos de primera categoría que ayuden a cerrar la brecha entre ricos y pobres, y con un justo equilibrio entre libertad e igualdad de oportunidades.

“La esencia de la libertad no es otra cosa que la propia dignidad humana”, Baruch Spinoza.

Se alista la discusión del Paquete Económico 2019, el cual deberá ser aprobado por el Poder Legislativo a más tardar el 31 de diciembre. El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 estima un gasto de 5.814 billones de pesos con ingresos presupuestales que se estiman en 5.5 billones, de los cuales 1.045 billones corresponden a ingresos petroleros y 3.28 billones a ingresos tributarios, con un déficit presupuestario de 503 mil 841 millones 300 mil pesos.

En 2019 el gasto corriente triplicará el gasto en inversión con 2.289 billones de pesos, pese a la reducción prometida por el presidente de la República. Lo que hace necesario que el uso de los recursos sea eficiente y se haga una evaluación de la función y desempeño de cada dependencia de gobierno.

En México no solo basta ejecutar los recursos de manera austera y responsable, se requiere reorientar el gasto público, sin crear nuevos impuestos ni adquirir más deuda. Además, la planeación estratégica en los programas de gobierno, con ello se contribuirá a generar empleos y mejorar las condiciones económicas de los mexicanos.

La importancia de este indicador radica en que mide el gasto de operación federal para proveer bienes y servicios públicos a la sociedad y cumplir con las funciones esenciales del Estado, en un país con gran desigualdad social y pobreza con el 80% de la población -104 millones de mexicanos-, que vive con una a cinco carencias sociales.

Hoy la confrontación mediática busca imponerse a través de la retórica e insultos, que nada abonan al desarrollo de México. Nuestro deber es reivindicar la razón, la democracia, la libertad, la verdad, el imperio de la ley, la dignidad humana, la belleza, la excelencia, la sabiduría y el empoderamiento de los ciudadanos.

Con una ceremonia new age para pedirle permiso a la “madre tierra” de destruirla, el presidente Andrés Manuel López Obrador arrancó la construcción del Tren Maya, que es uno de sus programas prioritarios. La construcción del tren peninsular y el corredor del Istmo de Tehuantepec, generarán impactos ecológicos, pues el primero atravesará Calakmul, una Reserva de la Biosfera y hogar de especies en peligro de extinción -como el jaguar, el ocelote, el tapir y la guacamaya roja-, declarada Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

No cumplen con los requisitos técnicos, legales (previstos en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria), ambientales y análisis costo-beneficio, aunado al proyecto ejecutivo, que toda obra de infraestructura requiere para ser aprobada.

Como miembro de academia y la sociedad civil, demandamos que los trabajos del Tren Maya sean ejecutados con apego a la ley y con los estudios de factibilidad necesarios, para evitar repetir vicios que queremos dejar en el pasado como estudios ambientales y sociales incompletos, ausencia de consulta a las comunidades afectadas, licitaciones al vapor, obras que por su deficiente planeación incrementan exponencialmente sus costos, en perjuicio del ciudadano. Ello contribuirá a brindar mayor certeza a inversionistas.

No nos oponemos al desarrollo, pero que sea con sustentabilidad. Creo firmemente que estados como Campeche, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Tabasco, tienen un alto potencial que no se ha capitalizado, sin embargo y como dato, no hay política de austeridad que funcione con proyectos improvisados y sin planeación.

México es uno de los doce países megadiversos que hay en el mundo, lo cual conlleva la obligación de cuidar a sus ecosistemas y especies, mismas que se han perdido de manera alarmante en las últimas décadas. Tengamos bien presente que debemos soñar con un futuro mejor, no con el pasado y seguir construyendo un país plenamente democrático, un Estado de Derecho con instituciones sólidas, capaces de combatir la corrupción y la impunidad, con servicios públicos de primera categoría que ayuden a cerrar la brecha entre ricos y pobres, y con un justo equilibrio entre libertad e igualdad de oportunidades.