/ lunes 28 de octubre de 2019

Los otros Datos | ¿Un “C-5” acabará con la inseguridad en Tabasco?

Muchos de los problemas que tenemos en el país y en Tabasco, no solamente no se han resuelto, sino que por el contrario gradualmente se han ido agravando con el paso del tiempo y han se esta configurando un ambiente social que va de la desesperanza, a la decepción y al enojo. Asuntos de por sí muy complejos como la inseguridad o el desempleo, lo mismo que temas de corte doméstico como el servicio de agua potable, el funcionamiento del transporte público, o la planeación del crecimiento urbano, han tenido diagnósticos muy oportunos que siguen esperando planes, programas y acciones que no se realizan.

El gobierno, emanado de cualquier partido político, siempre va a decirnos que los recursos son insuficientes para encontrar las soluciones que se requieren ante estos y otros temas. Pero ¿es verdad? La realidad nos dice que no, y los ciudadanos vamos a tener siempre la sospecha de que en la mayoría de los asuntos que nos interesan o que nos afectan, la culpa tiene que ver no tanto con el presupuesto, sino por la falta de capacidad y de pericia para gobernar.

El verdadero problema es que a los gobiernos no siempre llegan los más preparados, ni la gente con conocimiento y con experiencia. Como antaño, algo que tanto criticaron, los cargos públicos se entregan a los cuates, a las camarillas, a los grupos, y los tabasqueños sabemos mejor que nadie, que en la administración pública, la ineptitud y la ocurrencia equivalen a que la autoridad pretenda apagar con gasolina el incendio generado por los problemas.

Muchos cientos, quizá miles de millones de pesos, han ido a parar a la basura por culpa de funcionarios que no han estado a la altura de la confianza que se les deposita. Los nulos resultados en materia de seguridad el sexenio pasado, confirman que en ese período se actuó con ligereza, con sobrada ineptitud, y que no hubo planes sino ocurrencias, y a lo sumo, reacciones frente a circunstancias y coyunturas específicas, que tampoco sirvieron de nada.

La administración de Arturo Núñez gastó alrededor de mil 600 millones de pesos por año para tratar de revertir los índices delincuenciales, pero a falta de un plan rector, de una carta de navegación que marcara rumbos, metas, alcances, terminó dilapidando el dinero y las ocurrencias se volvieron negocios para unos cuantos. La compra de uniformes “con tecnología de punta” para supuestamente evitar que fueran clonados, los “arcos lectores de placas” que iban a impedir el robo de carros, y por supuesto, las videocámaras del “C-4” para vigilar toda la ciudad, así como el famoso dron de 12 millones de pesos, se volvieron acciones descoordinadas y en muchos casos, fraudes descarados, herramientas o materiales que nunca funcionaron, sobre los que el nuevo gobierno tiene que darnos explicaciones.

La gravedad de la corrupción y la ineficiencia del gobierno anterior, debe alertarnos para que la historia no se repita. Los tabasqueños queremos resultados en el tema de la seguridad, porque los índices no sólo no estan disminuyendo, sino que incluso, en algunos delitos están empeorando.

Lo peor que nos puede pasar es que caigamos en los errores del pasado. Por eso es importante que el gobierno estatal dé a conocer públicamente cuál es la justificación para construir un Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Coordinación, el famoso “C-5”, lo que es una muy buena noticia que lamentablemente puede acabar en el fracaso.

Los “C-5” se han vendido como lo ultimo en tecnología para bajar los índices delictivos, pero lamentablemente, los datos indican que lo único que han logrado disminuir estas instalaciones y equipos, son el presupuesto público. Sus resultados, han sido nulos o al menos están fuertemente cuestionados.

Estados como Sonora, Puebla, Sinaloa, Guerrero, Michoacán, Edomex, Colima y Guanajuato tienen un común denominador a pesar de su “C-5”, además de ser de los más violentos e inseguros del país, le compraron la tecnología a una sola empresa, llamada “Seguritech”. Es tal el poder de “Seguritech” que, en Sonora, ya colocó Secretario de Seguridad Publica (David Cooley Anaya, que fue un trabajador de esa empresa).

Los niveles de inseguridad en los Estados que cuentan con “C-5” son alarmantes porque presupuesto sin estrategia equivale a fracaso. En Puebla, de Enero a Agosto de este año se han robado aproximadamente 8,941 vehículos automotores, aproximadamente 1,118 autos por mes, 37 autos por día, 1.5 autos por hora, y el peor caso es el del Estado de México: en el mismo período se han robado aproximadamente 32,347 automóviles, es decir, 3.75 autos por hora.

El tema de la inseguridad es complejo, requiere de mucha coordinación interinstitucional y de muchos recursos, pero no podemos copiar técnicas cuestionadas sólo porque alguien piensa que eso va a funcionar en nuestro estado; sobre todo sino se informa a la sociedad cuál es la estrategia y el objetivo, es decir, que nos digan si con este Centro de Comando la situación de inseguridad va a mejorar. Porque al parecer en los Estados que lo tienen, todo indica que no han servido, porque son vistos como jugosos negocios para proveedores y no reparan en lo fundamental, en la estragia que se requiere.

Muchos de los problemas que tenemos en el país y en Tabasco, no solamente no se han resuelto, sino que por el contrario gradualmente se han ido agravando con el paso del tiempo y han se esta configurando un ambiente social que va de la desesperanza, a la decepción y al enojo. Asuntos de por sí muy complejos como la inseguridad o el desempleo, lo mismo que temas de corte doméstico como el servicio de agua potable, el funcionamiento del transporte público, o la planeación del crecimiento urbano, han tenido diagnósticos muy oportunos que siguen esperando planes, programas y acciones que no se realizan.

El gobierno, emanado de cualquier partido político, siempre va a decirnos que los recursos son insuficientes para encontrar las soluciones que se requieren ante estos y otros temas. Pero ¿es verdad? La realidad nos dice que no, y los ciudadanos vamos a tener siempre la sospecha de que en la mayoría de los asuntos que nos interesan o que nos afectan, la culpa tiene que ver no tanto con el presupuesto, sino por la falta de capacidad y de pericia para gobernar.

El verdadero problema es que a los gobiernos no siempre llegan los más preparados, ni la gente con conocimiento y con experiencia. Como antaño, algo que tanto criticaron, los cargos públicos se entregan a los cuates, a las camarillas, a los grupos, y los tabasqueños sabemos mejor que nadie, que en la administración pública, la ineptitud y la ocurrencia equivalen a que la autoridad pretenda apagar con gasolina el incendio generado por los problemas.

Muchos cientos, quizá miles de millones de pesos, han ido a parar a la basura por culpa de funcionarios que no han estado a la altura de la confianza que se les deposita. Los nulos resultados en materia de seguridad el sexenio pasado, confirman que en ese período se actuó con ligereza, con sobrada ineptitud, y que no hubo planes sino ocurrencias, y a lo sumo, reacciones frente a circunstancias y coyunturas específicas, que tampoco sirvieron de nada.

La administración de Arturo Núñez gastó alrededor de mil 600 millones de pesos por año para tratar de revertir los índices delincuenciales, pero a falta de un plan rector, de una carta de navegación que marcara rumbos, metas, alcances, terminó dilapidando el dinero y las ocurrencias se volvieron negocios para unos cuantos. La compra de uniformes “con tecnología de punta” para supuestamente evitar que fueran clonados, los “arcos lectores de placas” que iban a impedir el robo de carros, y por supuesto, las videocámaras del “C-4” para vigilar toda la ciudad, así como el famoso dron de 12 millones de pesos, se volvieron acciones descoordinadas y en muchos casos, fraudes descarados, herramientas o materiales que nunca funcionaron, sobre los que el nuevo gobierno tiene que darnos explicaciones.

La gravedad de la corrupción y la ineficiencia del gobierno anterior, debe alertarnos para que la historia no se repita. Los tabasqueños queremos resultados en el tema de la seguridad, porque los índices no sólo no estan disminuyendo, sino que incluso, en algunos delitos están empeorando.

Lo peor que nos puede pasar es que caigamos en los errores del pasado. Por eso es importante que el gobierno estatal dé a conocer públicamente cuál es la justificación para construir un Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Coordinación, el famoso “C-5”, lo que es una muy buena noticia que lamentablemente puede acabar en el fracaso.

Los “C-5” se han vendido como lo ultimo en tecnología para bajar los índices delictivos, pero lamentablemente, los datos indican que lo único que han logrado disminuir estas instalaciones y equipos, son el presupuesto público. Sus resultados, han sido nulos o al menos están fuertemente cuestionados.

Estados como Sonora, Puebla, Sinaloa, Guerrero, Michoacán, Edomex, Colima y Guanajuato tienen un común denominador a pesar de su “C-5”, además de ser de los más violentos e inseguros del país, le compraron la tecnología a una sola empresa, llamada “Seguritech”. Es tal el poder de “Seguritech” que, en Sonora, ya colocó Secretario de Seguridad Publica (David Cooley Anaya, que fue un trabajador de esa empresa).

Los niveles de inseguridad en los Estados que cuentan con “C-5” son alarmantes porque presupuesto sin estrategia equivale a fracaso. En Puebla, de Enero a Agosto de este año se han robado aproximadamente 8,941 vehículos automotores, aproximadamente 1,118 autos por mes, 37 autos por día, 1.5 autos por hora, y el peor caso es el del Estado de México: en el mismo período se han robado aproximadamente 32,347 automóviles, es decir, 3.75 autos por hora.

El tema de la inseguridad es complejo, requiere de mucha coordinación interinstitucional y de muchos recursos, pero no podemos copiar técnicas cuestionadas sólo porque alguien piensa que eso va a funcionar en nuestro estado; sobre todo sino se informa a la sociedad cuál es la estrategia y el objetivo, es decir, que nos digan si con este Centro de Comando la situación de inseguridad va a mejorar. Porque al parecer en los Estados que lo tienen, todo indica que no han servido, porque son vistos como jugosos negocios para proveedores y no reparan en lo fundamental, en la estragia que se requiere.