/ lunes 2 de diciembre de 2019

Los otros Datos | La protagonista ausente en el PRI

Una de las características del Partido Revolucionario Institucional ha sido su enorme capacidad para generar, a lo largo de 80 años de historia, una importante riqueza de cuadros políticos en todo el país. Reconocer la existencia de esta escuela política priista es una reflexión obligada si admitimos que no podemos imaginar ni remotamente al México de hoy, sin la existencia del PRI.

El PRI ha sido un partido cuestionado por los errores de sus dirigentes pero tan generoso, que se convirtió en el principal proveedor de cuadros políticos opositores. Por todos es sabido que el hoy presidente de la república se formó políticamente en él.

Como López Obrador, la mayoría de aquellos quienes se formaron en el PRI, crecieron y se desarrollaron e hicieron política en este país, ahora resulta que son los principales verdugos de nuestro partido, sin embargo vale la pena preguntarse ¿Que acaso no fueron ellos parte de ese descredito y deterioro social, político y económico del PRI? ¿Acaso no es importante que cada quien asuma la parte de responsabilidad que le corresponde?

El problema de este país, no son los partidos políticos, el problema son las personas que han dirigido a estos partidos y en mayor medida quienes han tomado las decisiones erráticas que en su momento los han llevado al descredito y al alejamiento de los ciudadanos, quienes hartos de tanta corrupción y atropellos optan por trabajar en el nuevo diseño de participación y organización social y política al margen de los partidos.

Para nadie es un secreto que el PRI perdió su esencia, perdió la ruta que le dio sentido y rumbo, cuando dejó a un lado a la protagonista más importante: La Política. Cuando en el PRI se dejó de hacer política, inició su descenso, porque se le dio paso a una burocracia de recomendados que tan solo eran y siguen siendo una gavilla, una banda llegada con el firme propósito de utilizar al partido como un trampolín para satisfacer sus deseos de figurar ocupando inmerecidamente cargos, aun sin tener la formación ideológica, con un desconocimiento de nuestras raíces y de nuestra propia historia.

Quienes dicen que dirigen hoy al PRI, es evidente que no están dimensionando correctamente el papel histórico que un partido como el nuestro puede tener, siendo el partido opositor más importante del país, sobre todo en momentos tan complejos como los que hoy vivimos.

Lamentablemente los errores son recurrentes, el desconocimiento de la historia nos están llevando como partido a cometer los mismos errores una y otra vez, y con ello el deterioro inexorable de una institución política que le ha dado tanto a nuestro país.

La responsabilidad de escribir los próximos capítulos que el PRI habrá de vivir, para bien o para mal, será de quienes hoy son los grandes electores de un partido, que tiene militancia, pero que carece de liderazgos en sus dirigencias, nacional y estatal, lo que es peor, de un partido sin visión de futuro, condenado a la extinción. Por eso, la gran ausente del proceso de renovación en el PRI, sin duda, sigue siendo la Política.

Una de las características del Partido Revolucionario Institucional ha sido su enorme capacidad para generar, a lo largo de 80 años de historia, una importante riqueza de cuadros políticos en todo el país. Reconocer la existencia de esta escuela política priista es una reflexión obligada si admitimos que no podemos imaginar ni remotamente al México de hoy, sin la existencia del PRI.

El PRI ha sido un partido cuestionado por los errores de sus dirigentes pero tan generoso, que se convirtió en el principal proveedor de cuadros políticos opositores. Por todos es sabido que el hoy presidente de la república se formó políticamente en él.

Como López Obrador, la mayoría de aquellos quienes se formaron en el PRI, crecieron y se desarrollaron e hicieron política en este país, ahora resulta que son los principales verdugos de nuestro partido, sin embargo vale la pena preguntarse ¿Que acaso no fueron ellos parte de ese descredito y deterioro social, político y económico del PRI? ¿Acaso no es importante que cada quien asuma la parte de responsabilidad que le corresponde?

El problema de este país, no son los partidos políticos, el problema son las personas que han dirigido a estos partidos y en mayor medida quienes han tomado las decisiones erráticas que en su momento los han llevado al descredito y al alejamiento de los ciudadanos, quienes hartos de tanta corrupción y atropellos optan por trabajar en el nuevo diseño de participación y organización social y política al margen de los partidos.

Para nadie es un secreto que el PRI perdió su esencia, perdió la ruta que le dio sentido y rumbo, cuando dejó a un lado a la protagonista más importante: La Política. Cuando en el PRI se dejó de hacer política, inició su descenso, porque se le dio paso a una burocracia de recomendados que tan solo eran y siguen siendo una gavilla, una banda llegada con el firme propósito de utilizar al partido como un trampolín para satisfacer sus deseos de figurar ocupando inmerecidamente cargos, aun sin tener la formación ideológica, con un desconocimiento de nuestras raíces y de nuestra propia historia.

Quienes dicen que dirigen hoy al PRI, es evidente que no están dimensionando correctamente el papel histórico que un partido como el nuestro puede tener, siendo el partido opositor más importante del país, sobre todo en momentos tan complejos como los que hoy vivimos.

Lamentablemente los errores son recurrentes, el desconocimiento de la historia nos están llevando como partido a cometer los mismos errores una y otra vez, y con ello el deterioro inexorable de una institución política que le ha dado tanto a nuestro país.

La responsabilidad de escribir los próximos capítulos que el PRI habrá de vivir, para bien o para mal, será de quienes hoy son los grandes electores de un partido, que tiene militancia, pero que carece de liderazgos en sus dirigencias, nacional y estatal, lo que es peor, de un partido sin visión de futuro, condenado a la extinción. Por eso, la gran ausente del proceso de renovación en el PRI, sin duda, sigue siendo la Política.