/ lunes 23 de marzo de 2020

Los Otros Datos | El futuro lo construirán los ciudadanos

Inmemorian Luis Donaldo Colosio Murrieta

Hoy 23 de marzo el mundo vive tiempos inéditos, tiempos difíciles donde se requiere de mucha responsabilidad y visión de estado, así como grandeza, y generosidad de todos, ciudadanos y gobernantes. Los dias que vivimos constituyen una difícil prueba para todos los seres humanos, que nos pone a pruebas como sociedad. La inercia y el desarrollo tecnológico venían impulsando el individualismo, pero queda claro que todos necesitamos de todos y estamos obligados a actuar pensando no sólo en nosotros sino en los demas, con inteligencia, nobleza y solidaridad.

Al inicio de esta pandemia que hoy nos azota, la veíamos como algo muy distante y hasta se puede decir que con cierta indiferencia. Sin embargo el coronavirus se ha instalado entre nosotros; nos hace sentirnos vulnerables e indefensos, máxime que la incertidumbre y el miedo empiezan a campear en las familias, sobre todo si observamos la pequeñez de nuestros gobernantes, que nos da la impresión que siguen sin entender la magnitud del desastre que esto representa para nuestro país.

Minimizar el problema no nos exenta de los efectos del mismo, la sociedad ha tenido que tomar iniciativas de auto cuidarse y protegerse, ya que es más que evidente la fragilidad del sistema de salud que obviamente no tiene la capacidad para enfrentar una pandemia de estas dimensiones, mientras que el gobierno se la ha pasado en la indolencia, en el “no nos va a pasar nada” que puede resultar en una tragedia.

Cómo pueden hablar nuestros gobernantes de que están listos para enfrentar la pandemia, si desde hace meses, hemos estados inmersos en un debate respecto a las deficiencias del sistema de salud, donde los médicos y enfermeras se quejan de la falta de material e insumos médicos para atender lo más elemental, y las familias de niños o de mujeres enfermos de cáncer han tenido que movilizarse para exigir que les entreguen medicinas especializadas a sus pacientes.

Cómo creerle al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando en vez de un plan estratégico, nos muestra sus amuletos religiosos o de la buena suerte, o al Subsecretario de salud Hugo López-Gatell, si hace unos días abdicó a su soporte científico y se puso del lado de la zalamería y la adulación, diciendo que la fuerza del presidente “es moral, no de contagio”.

Cómo creer a un que ha sido incapaz de sancionr a los responsables de que en el hospital de PEMEX se haya suministrado medicamento adulterado, la famosa Heparina Sódica, a casi un centenar de enfermos, de los cuales parece que nunca sabremos cuántos murieron envenenados por la austeridad de la 4T que prefirió comprar ese medicamento a un intermediario y no al laboratorio fabricante.

Cómo nos van a convencer que estamos en las mejores manos ante esta crisis pandémica si los hospitales del sistema de salud nacional y estatal ni siquiera tienen el equipo médico necesario para que el personal de salud esté debidamente protegido en la atención de pacientes contaminados por este letal virus, como quedó de manifiesto en la protesta que este domingo realizaron los médicos y las enfermeras de la clínica de Pemex en Tierra Colorada.

El mayor desafío de esta pandemia lo estamos viviendo los mexicanos, con un presidente que está actuando totalmente fuera de la realidad y aquí me parece propicio recordarles unos fragmentos del discurso de Luis Donaldo Colosio Murrieta el 6 de marzo de 1994 en el Monumento a la Revolución. Este 23 de marzo se cumple su 26 aniversario luctuoso

“¡Cambiemos, sí! ¡Cambiemos! ¡Pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se han alcanzado, y por supuesto, manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!”

“¡México no quiere aventuras políticas!. ¡México no quiere saltos al vacío!. ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces!. ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!”

Sin duda el México que hace 26 años Luis Donaldo miró, sigue estando tan presente hoy como ayer, seguimos teniendo ese “México con hambre y con sed de justicia” seguimos teniendo ciudadanos agraviados por la pobreza, por el desempleo, víctimas del paternalismo que no enseña a pescar sino a estirar la mano. Seguimos viendo arrogancia, soberbia e ignorancia en la toma de decisiones de un gobierno que no acepta la critica y que desoye consejos. El presidente está rodeado de aduladores, no de colaboradores y eso es grave.

Hoy más que nunca vivimos en la incertidumbre. México parece un país sin rumbo, y es hora que se haga realidad lo que pedía Colosio, que los ciudadanos nos activemos y nos organicemos, una vez pasada la contingencia, para rescatarlo.

Inmemorian Luis Donaldo Colosio Murrieta

Hoy 23 de marzo el mundo vive tiempos inéditos, tiempos difíciles donde se requiere de mucha responsabilidad y visión de estado, así como grandeza, y generosidad de todos, ciudadanos y gobernantes. Los dias que vivimos constituyen una difícil prueba para todos los seres humanos, que nos pone a pruebas como sociedad. La inercia y el desarrollo tecnológico venían impulsando el individualismo, pero queda claro que todos necesitamos de todos y estamos obligados a actuar pensando no sólo en nosotros sino en los demas, con inteligencia, nobleza y solidaridad.

Al inicio de esta pandemia que hoy nos azota, la veíamos como algo muy distante y hasta se puede decir que con cierta indiferencia. Sin embargo el coronavirus se ha instalado entre nosotros; nos hace sentirnos vulnerables e indefensos, máxime que la incertidumbre y el miedo empiezan a campear en las familias, sobre todo si observamos la pequeñez de nuestros gobernantes, que nos da la impresión que siguen sin entender la magnitud del desastre que esto representa para nuestro país.

Minimizar el problema no nos exenta de los efectos del mismo, la sociedad ha tenido que tomar iniciativas de auto cuidarse y protegerse, ya que es más que evidente la fragilidad del sistema de salud que obviamente no tiene la capacidad para enfrentar una pandemia de estas dimensiones, mientras que el gobierno se la ha pasado en la indolencia, en el “no nos va a pasar nada” que puede resultar en una tragedia.

Cómo pueden hablar nuestros gobernantes de que están listos para enfrentar la pandemia, si desde hace meses, hemos estados inmersos en un debate respecto a las deficiencias del sistema de salud, donde los médicos y enfermeras se quejan de la falta de material e insumos médicos para atender lo más elemental, y las familias de niños o de mujeres enfermos de cáncer han tenido que movilizarse para exigir que les entreguen medicinas especializadas a sus pacientes.

Cómo creerle al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando en vez de un plan estratégico, nos muestra sus amuletos religiosos o de la buena suerte, o al Subsecretario de salud Hugo López-Gatell, si hace unos días abdicó a su soporte científico y se puso del lado de la zalamería y la adulación, diciendo que la fuerza del presidente “es moral, no de contagio”.

Cómo creer a un que ha sido incapaz de sancionr a los responsables de que en el hospital de PEMEX se haya suministrado medicamento adulterado, la famosa Heparina Sódica, a casi un centenar de enfermos, de los cuales parece que nunca sabremos cuántos murieron envenenados por la austeridad de la 4T que prefirió comprar ese medicamento a un intermediario y no al laboratorio fabricante.

Cómo nos van a convencer que estamos en las mejores manos ante esta crisis pandémica si los hospitales del sistema de salud nacional y estatal ni siquiera tienen el equipo médico necesario para que el personal de salud esté debidamente protegido en la atención de pacientes contaminados por este letal virus, como quedó de manifiesto en la protesta que este domingo realizaron los médicos y las enfermeras de la clínica de Pemex en Tierra Colorada.

El mayor desafío de esta pandemia lo estamos viviendo los mexicanos, con un presidente que está actuando totalmente fuera de la realidad y aquí me parece propicio recordarles unos fragmentos del discurso de Luis Donaldo Colosio Murrieta el 6 de marzo de 1994 en el Monumento a la Revolución. Este 23 de marzo se cumple su 26 aniversario luctuoso

“¡Cambiemos, sí! ¡Cambiemos! ¡Pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se han alcanzado, y por supuesto, manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!”

“¡México no quiere aventuras políticas!. ¡México no quiere saltos al vacío!. ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces!. ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!”

Sin duda el México que hace 26 años Luis Donaldo miró, sigue estando tan presente hoy como ayer, seguimos teniendo ese “México con hambre y con sed de justicia” seguimos teniendo ciudadanos agraviados por la pobreza, por el desempleo, víctimas del paternalismo que no enseña a pescar sino a estirar la mano. Seguimos viendo arrogancia, soberbia e ignorancia en la toma de decisiones de un gobierno que no acepta la critica y que desoye consejos. El presidente está rodeado de aduladores, no de colaboradores y eso es grave.

Hoy más que nunca vivimos en la incertidumbre. México parece un país sin rumbo, y es hora que se haga realidad lo que pedía Colosio, que los ciudadanos nos activemos y nos organicemos, una vez pasada la contingencia, para rescatarlo.