/ martes 4 de diciembre de 2018

La dramática realidad educativa de Tabasco

Hace una semana, el secretario de Educación de Tabasco echó la culpa a los padres de familia del hecho de que estamos estancados en los últimos lugares en nivel educativo del país. Este lunes, el presidente municipal de Centro advierte que no puede ser que en las escuelas primarias no haya psicólogo y apenas un profesor de educación física por cada 25 o 30 planteles.

Según Angel Solís Carballo, son los padres de familia los responsables de que los niños y también los adolescentes pierdan las oportunidades de formación que el brillante sistema educativo les brinda. Y si los papás carecen de grados académicos, se explica entonces el bajísimo aprovechamiento escolar, dijo el funcionario ante diputados.

Esa explicación absurda de Solís se estrella contra la realidad: pobreza, marginación, desigualdad social y la evidente carencia de formación académica de muchísimos padres de familia, existen en todo el territorio nacional y hasta en países desarrollados; pero eso no impide que haya individuos que, habiendo luchado contra la adversidad, se superan y alcanzan la excelencia académica.

En su afán de justificar el fracaso en materia educativa y su ineptitud, festinó que nos encontramos en tercer lugar en cobertura. Nada más que en aprovechamiento estamos en el sitio 31 y al respecto nada cambió en este sexenio, en comparación a hace veinte, treinta años y más. Claro está que tampoco se podía esperar otra cosa de alguien que no llena el perfil para ocupar ese cargo y que tiene como antecedente una mediocre trayectoria como grillo.

Tema aparte, es el narcomenudeo en escuelas.

Por ello, nos pareció pertinente compartir hoy con el lector las reflexiones que hizo Evaristo Hernández Cruz, al acudir al acto cívico en la escuela primaria “Profesora Luz Loreto”. Allí, señaló la urgente necesidad de inyectarles a los niños la pasión por el deporte y, a la par, implementar desde las escuelas la atención psicológica, de cara a la violencia y desintegración intrafamiliar.

Sugirió que en todas haya de 30 a 40 minutos o hasta una hora diaria de actividad física, desde preescolar hasta la universidad.

“No va a poderse mejorar la calidad de la educación, mientras no le pongamos atención al cuidado de los hijos, a la violencia que se genera en hogares ya sea por el padre o la madre, pues hay veces que los problemas se dan por cuestión económica, de las parejas que terminan por desquitarse con sus vástagos; un padre en estado de ebriedad que maltrata a la señora a los integrantes de la familia y mandan a sus hijos lesionados”, expuso.

A través de la labor de un psicólogo que se ponga a trabajar con los niños, se podría detectar qué infante tiene ese tipo de problemas dentro de la casa; que se platique con él y, eventualmente, con los padres de familia; que cese la agresión a los niños, adentro y fuera de las escuelas.

Eso que señala el alcalde seguramente ayudaría a que los educandos mejoren su aprovechamiento, aunque desde luego está la otra parte que es fundamental: que los directores de las escuelas hagan su labor y se cercioren de que los maestros se comprometan con su trabajo y no nada más simulen hacerlo.

Evidentemente, el nuevo gobierno requiere dedicar mucho más presupuesto a la educación, para que dejen de existir aulas con 40, 50 y hasta 60 alumnos; para que se disponga de material didáctico adecuado y oportuno; que cese el ausentismo tanto de alumnos como de maestros y que los programas educativos se cumplan cabalmente.

Y que ya no se le confíe este tipo de tareas a políticos frustrados.

Hace una semana, el secretario de Educación de Tabasco echó la culpa a los padres de familia del hecho de que estamos estancados en los últimos lugares en nivel educativo del país. Este lunes, el presidente municipal de Centro advierte que no puede ser que en las escuelas primarias no haya psicólogo y apenas un profesor de educación física por cada 25 o 30 planteles.

Según Angel Solís Carballo, son los padres de familia los responsables de que los niños y también los adolescentes pierdan las oportunidades de formación que el brillante sistema educativo les brinda. Y si los papás carecen de grados académicos, se explica entonces el bajísimo aprovechamiento escolar, dijo el funcionario ante diputados.

Esa explicación absurda de Solís se estrella contra la realidad: pobreza, marginación, desigualdad social y la evidente carencia de formación académica de muchísimos padres de familia, existen en todo el territorio nacional y hasta en países desarrollados; pero eso no impide que haya individuos que, habiendo luchado contra la adversidad, se superan y alcanzan la excelencia académica.

En su afán de justificar el fracaso en materia educativa y su ineptitud, festinó que nos encontramos en tercer lugar en cobertura. Nada más que en aprovechamiento estamos en el sitio 31 y al respecto nada cambió en este sexenio, en comparación a hace veinte, treinta años y más. Claro está que tampoco se podía esperar otra cosa de alguien que no llena el perfil para ocupar ese cargo y que tiene como antecedente una mediocre trayectoria como grillo.

Tema aparte, es el narcomenudeo en escuelas.

Por ello, nos pareció pertinente compartir hoy con el lector las reflexiones que hizo Evaristo Hernández Cruz, al acudir al acto cívico en la escuela primaria “Profesora Luz Loreto”. Allí, señaló la urgente necesidad de inyectarles a los niños la pasión por el deporte y, a la par, implementar desde las escuelas la atención psicológica, de cara a la violencia y desintegración intrafamiliar.

Sugirió que en todas haya de 30 a 40 minutos o hasta una hora diaria de actividad física, desde preescolar hasta la universidad.

“No va a poderse mejorar la calidad de la educación, mientras no le pongamos atención al cuidado de los hijos, a la violencia que se genera en hogares ya sea por el padre o la madre, pues hay veces que los problemas se dan por cuestión económica, de las parejas que terminan por desquitarse con sus vástagos; un padre en estado de ebriedad que maltrata a la señora a los integrantes de la familia y mandan a sus hijos lesionados”, expuso.

A través de la labor de un psicólogo que se ponga a trabajar con los niños, se podría detectar qué infante tiene ese tipo de problemas dentro de la casa; que se platique con él y, eventualmente, con los padres de familia; que cese la agresión a los niños, adentro y fuera de las escuelas.

Eso que señala el alcalde seguramente ayudaría a que los educandos mejoren su aprovechamiento, aunque desde luego está la otra parte que es fundamental: que los directores de las escuelas hagan su labor y se cercioren de que los maestros se comprometan con su trabajo y no nada más simulen hacerlo.

Evidentemente, el nuevo gobierno requiere dedicar mucho más presupuesto a la educación, para que dejen de existir aulas con 40, 50 y hasta 60 alumnos; para que se disponga de material didáctico adecuado y oportuno; que cese el ausentismo tanto de alumnos como de maestros y que los programas educativos se cumplan cabalmente.

Y que ya no se le confíe este tipo de tareas a políticos frustrados.