/ martes 20 de noviembre de 2018

La “Cuarta Transformación”

Para los aplaudidores seriales y obsecuentes por naturaleza, no conciben la crítica como una posibilidad dentro de la política.

El Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 presentado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador resulta en el fondo otra forma de militarización, que siendo candidato presidencial prometió eliminar.

Esta estrategia que deja la seguridad pública en manos de militares a través de una Guardia Nacional, entrenada y controlada por la Secretaría de la Defensa Nacional puede ser potencialmente desastrosa pues repite esencialmente el modelo de seguridad militarizado de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

El centro de la propuesta de López Obrador es tener al ejército en las calles y con menos controles civiles, lo que es potencialmente peligroso porque elimina contrapesos constitucionales a las Fuerzas Armadas y les guste o no a muchos, allana el camino hacia la militarización de México. No obstante, el reciente pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el sentido que la seguridad pública debe estar a cargo de instituciones civiles, no militares.

Carece de una propuesta sólida de fortalecimiento de todas las instituciones de seguridad y justicia, omite el rediseño constitucional y legal de la distribución de facultades, responsabilidades, recursos e incentivos entre la Federación, estados y municipios para una real y eficaz coordinación y participación de los tres órdenes de gobierno, en materia de seguridad.

Peor aún, a la centralización, el excesivo poder presidencial y predominio de un partido oficial que deja entrever su disposición de violar las leyes bajo el amparo de un supuesto “carro completo”, genera la preocupación que se repita la historia reciente de violaciones a derechos humanos por las fuerzas armadas.

Otro tema preocupante es cómo mueren las consultas populares. Este instrumento por el que tanta gente luchó y se incluyó en la Constitución, y que está bien reglamentado, está muriendo por culpa de la piratería, cerrando un camino más de participación ciudadana y es que los días 24 y 25 de noviembre MORENA realizará la consulta sobre los diez programas prioritarios de López Obrador.

El concepto del Tren Maya propuesta por López Obrador y que es su primer programa prioritario, ya tiene fecha de inicio el 16 de diciembre, pero aún no cumple con ninguno de los requisitos técnicos, legales (previstos en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria), ambientales y análisis costo-beneficio, aunado al proyecto ejecutivo, que toda obra de infraestructura requiere para ser aprobada.

La construcción del tren peninsular y el corredor del Istmo de Tehuantepec, van a generar impactos ecológicos, pues el primero atravesará Calakmul, una Reserva de la Biosfera y hogar de especies en peligro de extinción, declarada Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

No hay ningún indicio pero el escenario nacional y la llamada “cuarta transformación” parece revivir el proyecto transístmico del Plan Puebla Panamá, llamada hoy Alianza para el Progreso.

Aquí nadie se opone al desarrollo, pero que sea con sustentabilidad. Creo firmemente que estados como Campeche, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Tabasco, tienen un alto potencial que no se ha capitalizado, sin embargo y como dato, no hay política de austeridad que funcione con proyectos improvisados y sin planeación. México se está transformando, la pregunta es ¿en qué?

La autocrítica es un ejercicio muy saludable y la vida nos brinda la capacidad de recapacitar y rectificar; es esencial porque no hay seres perfectos y solo en la necedad se desprecia toda posibilidad de error.

Para los aplaudidores seriales y obsecuentes por naturaleza, no conciben la crítica como una posibilidad dentro de la política.

El Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 presentado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador resulta en el fondo otra forma de militarización, que siendo candidato presidencial prometió eliminar.

Esta estrategia que deja la seguridad pública en manos de militares a través de una Guardia Nacional, entrenada y controlada por la Secretaría de la Defensa Nacional puede ser potencialmente desastrosa pues repite esencialmente el modelo de seguridad militarizado de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

El centro de la propuesta de López Obrador es tener al ejército en las calles y con menos controles civiles, lo que es potencialmente peligroso porque elimina contrapesos constitucionales a las Fuerzas Armadas y les guste o no a muchos, allana el camino hacia la militarización de México. No obstante, el reciente pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el sentido que la seguridad pública debe estar a cargo de instituciones civiles, no militares.

Carece de una propuesta sólida de fortalecimiento de todas las instituciones de seguridad y justicia, omite el rediseño constitucional y legal de la distribución de facultades, responsabilidades, recursos e incentivos entre la Federación, estados y municipios para una real y eficaz coordinación y participación de los tres órdenes de gobierno, en materia de seguridad.

Peor aún, a la centralización, el excesivo poder presidencial y predominio de un partido oficial que deja entrever su disposición de violar las leyes bajo el amparo de un supuesto “carro completo”, genera la preocupación que se repita la historia reciente de violaciones a derechos humanos por las fuerzas armadas.

Otro tema preocupante es cómo mueren las consultas populares. Este instrumento por el que tanta gente luchó y se incluyó en la Constitución, y que está bien reglamentado, está muriendo por culpa de la piratería, cerrando un camino más de participación ciudadana y es que los días 24 y 25 de noviembre MORENA realizará la consulta sobre los diez programas prioritarios de López Obrador.

El concepto del Tren Maya propuesta por López Obrador y que es su primer programa prioritario, ya tiene fecha de inicio el 16 de diciembre, pero aún no cumple con ninguno de los requisitos técnicos, legales (previstos en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria), ambientales y análisis costo-beneficio, aunado al proyecto ejecutivo, que toda obra de infraestructura requiere para ser aprobada.

La construcción del tren peninsular y el corredor del Istmo de Tehuantepec, van a generar impactos ecológicos, pues el primero atravesará Calakmul, una Reserva de la Biosfera y hogar de especies en peligro de extinción, declarada Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

No hay ningún indicio pero el escenario nacional y la llamada “cuarta transformación” parece revivir el proyecto transístmico del Plan Puebla Panamá, llamada hoy Alianza para el Progreso.

Aquí nadie se opone al desarrollo, pero que sea con sustentabilidad. Creo firmemente que estados como Campeche, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Tabasco, tienen un alto potencial que no se ha capitalizado, sin embargo y como dato, no hay política de austeridad que funcione con proyectos improvisados y sin planeación. México se está transformando, la pregunta es ¿en qué?

La autocrítica es un ejercicio muy saludable y la vida nos brinda la capacidad de recapacitar y rectificar; es esencial porque no hay seres perfectos y solo en la necedad se desprecia toda posibilidad de error.