Estas últimas semanas han sido particularmente muy interesantes para mí. Y surge en mi cabeza la idea de cómo poder ¨poner un granito de arena¨ y ayudar a mi familia y a la comunidad donde vivo, a vivir mejor, tener calidad de vida, etc. Y he llegado a la conclusión de que ya no es suficiente poner un granito de arena por aquí y otro por allá, ya que se dispersa, se vuela, se pierde en las incongruencias, caos e inacciones del día a día.
Se dispersa cuando salgo de mi casa para ir a visitar a mis padres y debo pasar una caseta de vigilancia, ya que es algo que, por ahora, frena a la delincuencia de entrar a robar a alguna casa de esa vecindad. Se dispersa ese granito de arena cuando debo salirme de la reunión temprano, ya que es muy peligroso andar fuera de casa a altas horas de la noche, cuando pasas por obras de mejora de la vialidad de la ciudad y solo puedes manejar en puentes y pisos elevados mal hechos y que lejos de solucionar crean más caos. En resumidas cuentas, cuando desde niña escuchas que todos dentro de mi ciudad, estado y país trabajamos para que nos vaya mejor, y pues nada, seguimos igual o peor. Nuestro granito de arena como ciudadanos y personas no ha servido para construir y desarrollar nada importante ni de impacto real y mucho menos para crear un ambiente óptimo que nos haga mejores personas.
Entonces, si poner nuestro granito de arena ya no sirve de mucho, en esta ocasión le pongo en la mesa, en mi humilde opinión, algo que sí pudiera servirnos para poder construir una mejor comunidad y puedan ser piedras, bases mucho más sólidas que no se puedan dispersar ni disipar en el caos de nuestro día a día.
Específicamente en el tema de los libros de texto que están siendo entregados a los padres de familia para que sean leídos por los niños y jóvenes en las escuelas de nuestro país, efectivamente nos pasaron el strike, sobre todo a las asociaciones de padres de familias de escuelas privadas y públicas, y no les consultaron ni tomaron en cuenta las opiniones sobre temas muy importantes que los niños aprenderán en las aulas. Tristemente, muchos millones de papás y me incluyo en ellos, ni siquiera nos tomamos la molestia de leer los libros de la SEP de otros años, ni ningún otro libro de cualquier tema. Es más, ni siquiera como adultos leemos, así de simple.
Los siguientes datos, los tomé del Módulo sobre Lectura (MOLEC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En este levantamiento de Febrero 2022, siete de cada 10 personas encuestadas dijeron haber leído al menos un material, este material no se limita sólo a la lectura de libros, incluye además lectura de revistas, periódicos, historietas, páginas de Internet o blogs.
Los que sí leyeron, tuvieron un promedio nacional de lectura de 3.9 libros al año; y de la población no lectora, dicen que no leen porque no tuvieron estímulos para hacerlo. Esto es que, durante la infancia: 83.0 % declaró que sus padres o tutores no los llevaba a bibliotecas o librerías, 79.7 % dijo que sus padres o tutores no le leían y 68.3 % no veía a sus padres o tutores leer.
Tener un pensamiento crítico es indispensable para poder desarrollarnos como seres humanos. Hay que leer, no importa cómo, si en dispositivos electrónicos o libros impresos, no sólo llenar nuestra mente de información, sino poder decidir para qué usar esa información.
Seguramente estos libros de la SEP de la denominada Nueva Escuela Mexicana sirven para lo mismo que los libros de la SEP de otras administraciones, que sostenían otras ideologías políticas, con el objetivo de adoctrinar y contar SU versión de la historia y ser dueños absolutos de la verdad, ésta es la que quieren enseñar a nuestros niños y jóvenes. Seguir con la fórmula de leer, memorizar y repetir como merolicos lo que dicen esos libros oficiales.
Un mito institucional que a mí me enseñaron por ejemplo es el de los Niños Héroes: la épica hazaña de los cadetes del Colegio Militar defendiendo el Castillo de Chapultepec con Juan Escutia tirándose desde el alcázar del castillo envuelto en la bandera de México. Hasta me acuerdo del dibujito que venía en el libro de Historia de SEP y de las monografías que compraba en la tiendita para pegarla en mi cartulina cuando me tocaba exponer ante mis compañeros de clase. Y ya adulta con toda la pena del mundo, debo reconocer que los expertos no han podido encontrar evidencia histórica alguna que compruebe que eso haya sucedido así tal y cómo me lo enseñaron a mí y a millones de mexicanos de mi generación.
Pude leer en redes y en otros ámbitos, las quejas de que estos libros de texto no incluyen un tema u otro en las asignaturas, que ya no enseñan una cosa u otra, que ahora las presentan de una forma u otra, y eso no está tan mal. Lo que no está nada bien, es que ellos, los alumnos, nuestros hijos, no tengan más información de otra fuente, que nosotros como padres ni siquiera seamos capaces de discutir con ellos esa nueva información, que no nos tomemos el tiempo de abrirles otras opciones y poder ayudarlos a desarrollar un pensamiento crítico que los ayude a discernir y no convertirse uno más del montón. Las asignaturas en sí no nos incitan al pensamiento crítico, la capacidad de decisión propia sí ayuda a que se desarrolle el pensamiento crítico y eso únicamente se puede lograr cambiando la forma de analizar, discutir la información, y eso es lo que en el fondo nos hará ser diferentes y hacer una diferencia.
Si en el aula no se fomenta el pensamiento crítico, salte del aula. Lee, crea, cultívate, infórmate, en las diversas disciplinas música, arte, poesía, ciencia, tecnología, etc. Cambia la fórmula de leer, memorizar y repetir a una de pensar, adaptarte y cambiar. Reflexiona sobre supuestos, creencias, y valores. Programa en vez de ser programado, conoce para no ser engañado.
Creo firmemente que estaremos mucho mejor cuando rescatemos los valores, desarrollemos pensamiento crítico, tengamos criterios de realidad, para hacernos una sociedad poderosa y protegida ante cualquier amenaza; que como sociedad, seamos capaces de mantener a raya a populistas, vende ilusiones, sea de la corriente política que sea, y peor aún con propósitos autoritarios.
Te invito, lector, lectora que incluyas el pensamiento crítico en todas y cada una de las dimensiones de tu vida; en lo familiar, profesional, intelectual, social, en tu vida espiritual, porque si tú, como yo, estamos buscando transformar positivamente el entorno donde vivimos, esto es algo fundamental para poder lograrlo poco a poco.
No lo van a creer, pero esto se los escribo teniendo un fondo musical estridente, que los vecinos de patio hacen sonar a todo volumen, violando la delgada línea donde termina su derecho a escuchar la música de SU agrado y mí derecho a no compartir su gusto por esa música. Ponerla a todo volumen, me obliga a escucharla sí o sí, a mí y al resto de los vecinos, alterando la tranquilidad de mi casa y la de mis vecinos. No tienen, y no quieren tener consideración ni respeto alguno con su comunidad, y hasta el momento no he conocido autoridad que pueda poner orden, ya que ellos apelan, a su derecho de que su casa, es su casa, y pueden ¨escuchar lo que se les pegue la gana¨ al volumen que quieran. Para reflexión, desarrollar un pensamiento crítico, hará que seas de los vecinos educados, respetuosos, que piensan en los demás, o a no ¨pensar¨ en lo absoluto, como es el caso de estos vecinos, irrespetuosos, bullies, gandallas, abusivos, tóxicos y demás, con los que tenemos que convivir, desgraciadamente, a diario.
Gracias por leerme.