Esta es la tercera parte de lo que hemos venido escribiendo anteriormente, sobre cómo las actitudes de víctima, soberbia y negativa (que es en la que reflexionaremos esta vez) impactan para mal en nuestro interior, y por ende, en nuestro entorno como lo es en nuestro lugar de trabajo, empresa, familia etc.
Y quiero empezar por contarles una anécdota, y que parece chiste y así va:
Una persona, primo de un amigo de la Ciudad de México, se mudó a esta bella ciudad de Villahermosa, y compró una casa a orillas de la Laguna de las Ilusiones. En esta casa había un gran ventanal con una vista panorámica espectacular. En una ocasión, le preguntaron si le gustaba esa vista y dijo: “El único problema de este lugar es que no se puede ver la laguna porque estos árboles lo tapan todo”.
La cuestión es que estamos como el primo de un amigo, muchísimas veces en nuestro día a día: Pesimistas, sólo viendo lo malo de todo y a veces ya ni cuenta nos damos. Me identifico al cien con esta anécdota.
Si reflexionamos y describimos un día normal, ¿hacia dónde se inclinaría nuestra actitud, hacia lo positivo o lo negativo? Me declaro culpable de que muchisisísimas veces mi actitud se inclina hacia lo negativo, sobre todo cuando voy manejando o solicito un servicio en alguna tienda de esta ciudad en particular. Los que vivimos aquí espero no me dejen mentir; hay mucho tráfico, estamos reprobados en educación vial, el calor no ayuda, las mejoras a la ciudad que hacen las diferentes instancias de gobierno casi al mismo tiempo y por todos lados, crean caos vial, y así me puedo ir en infinitas quejas. Y qué decir de cuando llegas a alguna tienda, restaurante o a comprar telas, donde te deben prestar un servicio y sales regañado o simplemente la atención al cliente deja mucho que desear.
En esos momentos, me pongo a echarle la culpa a todo mundo; de malas, trato de no empezar a mentar madres, literal, y evitar conforme va pasando el día, estar a la defensiva y en modo agresivo. Hay días que sí, gana más lo negativo que lo positivo. Y eso no lo veo como algo ventajoso o provechoso para mí, al contrario me deja cansada, exhausta, desesperanzada, frustrada y triste. Muchas veces excusamos el ser negativos diciendo que somos realistas, pero se nos olvida que la realidad la creamos nosotros.
Quiénes somos determina cómo vemos a los demás. No puedes separar tu identidad de tu perspectiva. Todo lo que eres y todas las experiencias que has tenido dan color y forma a tu realidad.
Las actitudes negativas sólo nos permiten ver lo malo en cada una de las situaciones que vivimos, y hace que nos enfoquemos en las desventajas y en las cosas que podemos perder.
Si podemos identificar nuestros pensamientos negativos, que son los que nos llevan a actuar de forma negativa, es un graaaan paso. Pensamientos como por ejemplo: ”¿Para qué me esfuerzo, si de todas formas saldrá mal?, no valgo para nadie, este país no tiene remedio nunca vamos a salir del hoyo, ¿para qué me esfuerzo si nadie lo nota, y de todas formas me regañan, porque mi jefe se las trae conmigo?, ¿volver a empezar? ¡Ay no, que flojera! Mejor así a como estoy…, ahí viene ese cliente a hacer perder mi tiempo, porque nunca compra nada. Mejor ni doy mi opinión porque nunca la toman en cuenta, ¿para qué me arriesgo ya que desobedecer es algo muy malo?, siempre a todos les va bien, y a mí no”.
Ahora, ¿qué podemos hacer para mejorar nuestra actitud? Si tomamos en cuenta los siguientes conceptos, les aseguro que podremos hacer algo al respecto:
~Lo que uno ve está influenciado por lo que uno es.
~No es lo que nos rodea lo que determina qué vemos, sino lo que está dentro de nosotros.
~La única manera de cambiar tu forma de ver la vida es cambiando lo que ves por dentro.
~Todavía más importante que escoger nuestras experiencias es decidir qué actitud tendremos en cuanto a las experiencias que tenemos.
~Que nuestra perspectiva sea positiva o negativa, es cien por ciento decisión nuestra.
~Quizá no pueda cambiar el mundo que veo a mi alrededor, pero puedo cambiar lo que veo dentro de mi.
~ La actitud es la segunda decisión más importante que uno hace. La primera es la fe.
~Tu actitud te edificará o te destruirá. No es determinante donde naciste, tus circunstancias o tu cuenta bancaria. Es solo cuestión de elegir la actitud.
Tener una mentalidad negativa nos hace cargar con problemas ajenos, razonamientos complicados, ver el mundo en términos de bueno y malo, en el negro futuro que se avecina, ver solo los defectos ajenos y propios y si lo aplicamos a las ventas, ¡uy! De antemano pensamos que no va a funcionar, no lo voy a poder vender, si lo vendo tendré mas responsabilidades, y pues así ya no. Esa mentalidad nos hace sentir derrotados sin ni siquiera haberlo intentado antes.
No quiero que la negatividad llegue a tomar las riendas de mi vida, es mucho mejor tener una actitud reflexiva, optimista, abierta, no ser taaan desconfiados, menos escépticos, proactivos, creativos, etc...
La naturaleza humana es muy compleja, pero muy bella. Muchos tipos de personas, tan distintas, pero tan iguales a la vez. Quizá por eso me atrae conocer gente, socializar, que me cuenten historias de vida, saber qué les mueve y les interesa de este mundo, y sobre todo, saber que hay personas que queremos cambiar lo negativo que vemos fuera de nosotros, y que ya entendimos que para poder hacer eso, debemos reconocer todo lo negativo que tenemos dentro.
Siempre tendremos la oportunidad de reescribir nuestra historia y en versión positiva, una historia como muchas, que nos muestra que si logramos no hacer caso de las ideas negativas, podremos tener muchas sorpresas.
Los invito, queridos lectores, a luchar para que la negatividad no mate nuestra creatividad e iniciativas, que son detonantes para que nuestra comunidad y nuestro país pueda salir adelante.
Gracias por leerme.