/ sábado 15 de julio de 2023

La aventura de cambiarte a ti mismo | ¡Deja de hacerte la víctima! Asume la responsabilidad de tu vida

Espero que a ustedes, tanto como a mí, les interese este tema sobre las actitudes en el ámbito laboral. Es importante saber cómo afectan, ya que no importa que seas colaboradora, propietaria de un pequeño negocio o directiva de una gran empresa.

De la actitud que vamos a hablar hoy, que también condiciona nuestro desarrollo personal en cualquier ámbito, es la actitud de víctima.

Para las personas que nos dedicamos a vender o que brindamos un servicio, que debemos ingresar dinero a nuestros emprendimientos o negocios, es fundamental que entendamos que vender está relacionado con nuestro estado de ánimo. Cuando mandas cotizaciones a diversos o posibles clientes y no te contestan, oprefieren a la competencia, etc… empiezas a dudar de lo que haces y te entra una gran desesperación, y empiezas a quejarte, y cuando vienes a ver, entras en un rol de víctima.

¡Ay Dios mío! Después del fútbol, es nuestro gran deporte nacional. El arte de quejarnos: nos quejamos de los políticos, del tráfico, de la lluvia, del calor, del trabajo, de las filas, del frío por decir lo menos. Básicamente sólo pensamos en todo lo malo que los demás nos hacen.

Esto pasa porque en nuestra cabeza surgen pensamientos como alguno de estos: “No me dan lo que merezco”, “no me comprenden”, “en realidad aquí no me valoran”, “ nadie me quiere”, “no se qué he hecho, pero el mundo está contra mí”, ”tengo mala suerte para vender, definitivamente no es lo mío”; y eso nos lleva derechito y sin escalas a sentir autocompasión que es pobrecito de mí, cómo sufro, qué injusticia; quisiéramos que el mundo fuera más clemente con nosotros.

La actitud de víctimas nos hace creer que somos indefensos, y esto nos hace vernos y sentirnos inseguros, y una persona insegura lo único que inspira es desconfianza. Lo más importante que debemos inspirar cuando vendemos, es precisamente una gran confianza.

¿Todo esto suena conocido? Apuesto a que sí; lo hacemos más seguido de lo que deberíamos, y para eso estoy aquí, reflexionado con ustedes para que podamos identificar estas actitudes y poder darle la vuelta en nuestro beneficio.

Hay una estadística que dió Alejandro Molina Bortoni, que es socio fundador de una importante firma de recursos humanos. Él dice que está comprobado que compartir los problemas con los colegas, ir pensando en su condición de víctima en la empresa o en cualquier otro ámbito, le puede llegar a consumir a una persona ¡casi el 80% de su tiempo en un día!.

Qué manera de desperdiciarlo en verdad. Por eso tratemos de no quejarnos y de ser proactivos. Estar en el papel de víctimas sólo nos quita la posibilidad de aprender y de ser responsables de nosotros mismos. En el mundo de las víctimas hay muy poco aprendizaje, y cuando esto sucede es que se cometen los mismos errores una y otra vez. Culpar al otro significa que has renunciado a asumir la responsabilidad de tu propia vida.

Terminemos con una mejor actitud esta columna, haciendo tres respiraciones profundas y buscando en nuestra mente soluciones que sí hay. Unas pocas, pero muy concisas, son empezar a valorarte conociendo tus habilidades y puntos fuertes; dejar de esperar a que los demás o tus jefes hagan cosas para que tus ventas mejoren; y ponerte a aprender nuevas competencias, estrategias, cómo tener mayor seguridad personal, mejorar tu imagen, tu salud, empatía, conocerte a ti mismo, y algo muy importante: Desarrollar tu creatividad.

Convive con gente que te aliente, te dé energía de la buena, que sea positiva para ti; aléjate de las personas que te desaniman y sólo te critican. Sea lo que sea, no escuches y sigue adelante.

Tu vida es tuya, así que hazte cargo de ella. Sin pretextos ni fantasías, enfrenta el reto de cambiar tus emociones, actitudes y conductas. Te invito a sonreír, ¡yo pago!

Gracias por leerme.

Espero que a ustedes, tanto como a mí, les interese este tema sobre las actitudes en el ámbito laboral. Es importante saber cómo afectan, ya que no importa que seas colaboradora, propietaria de un pequeño negocio o directiva de una gran empresa.

De la actitud que vamos a hablar hoy, que también condiciona nuestro desarrollo personal en cualquier ámbito, es la actitud de víctima.

Para las personas que nos dedicamos a vender o que brindamos un servicio, que debemos ingresar dinero a nuestros emprendimientos o negocios, es fundamental que entendamos que vender está relacionado con nuestro estado de ánimo. Cuando mandas cotizaciones a diversos o posibles clientes y no te contestan, oprefieren a la competencia, etc… empiezas a dudar de lo que haces y te entra una gran desesperación, y empiezas a quejarte, y cuando vienes a ver, entras en un rol de víctima.

¡Ay Dios mío! Después del fútbol, es nuestro gran deporte nacional. El arte de quejarnos: nos quejamos de los políticos, del tráfico, de la lluvia, del calor, del trabajo, de las filas, del frío por decir lo menos. Básicamente sólo pensamos en todo lo malo que los demás nos hacen.

Esto pasa porque en nuestra cabeza surgen pensamientos como alguno de estos: “No me dan lo que merezco”, “no me comprenden”, “en realidad aquí no me valoran”, “ nadie me quiere”, “no se qué he hecho, pero el mundo está contra mí”, ”tengo mala suerte para vender, definitivamente no es lo mío”; y eso nos lleva derechito y sin escalas a sentir autocompasión que es pobrecito de mí, cómo sufro, qué injusticia; quisiéramos que el mundo fuera más clemente con nosotros.

La actitud de víctimas nos hace creer que somos indefensos, y esto nos hace vernos y sentirnos inseguros, y una persona insegura lo único que inspira es desconfianza. Lo más importante que debemos inspirar cuando vendemos, es precisamente una gran confianza.

¿Todo esto suena conocido? Apuesto a que sí; lo hacemos más seguido de lo que deberíamos, y para eso estoy aquí, reflexionado con ustedes para que podamos identificar estas actitudes y poder darle la vuelta en nuestro beneficio.

Hay una estadística que dió Alejandro Molina Bortoni, que es socio fundador de una importante firma de recursos humanos. Él dice que está comprobado que compartir los problemas con los colegas, ir pensando en su condición de víctima en la empresa o en cualquier otro ámbito, le puede llegar a consumir a una persona ¡casi el 80% de su tiempo en un día!.

Qué manera de desperdiciarlo en verdad. Por eso tratemos de no quejarnos y de ser proactivos. Estar en el papel de víctimas sólo nos quita la posibilidad de aprender y de ser responsables de nosotros mismos. En el mundo de las víctimas hay muy poco aprendizaje, y cuando esto sucede es que se cometen los mismos errores una y otra vez. Culpar al otro significa que has renunciado a asumir la responsabilidad de tu propia vida.

Terminemos con una mejor actitud esta columna, haciendo tres respiraciones profundas y buscando en nuestra mente soluciones que sí hay. Unas pocas, pero muy concisas, son empezar a valorarte conociendo tus habilidades y puntos fuertes; dejar de esperar a que los demás o tus jefes hagan cosas para que tus ventas mejoren; y ponerte a aprender nuevas competencias, estrategias, cómo tener mayor seguridad personal, mejorar tu imagen, tu salud, empatía, conocerte a ti mismo, y algo muy importante: Desarrollar tu creatividad.

Convive con gente que te aliente, te dé energía de la buena, que sea positiva para ti; aléjate de las personas que te desaniman y sólo te critican. Sea lo que sea, no escuches y sigue adelante.

Tu vida es tuya, así que hazte cargo de ella. Sin pretextos ni fantasías, enfrenta el reto de cambiar tus emociones, actitudes y conductas. Te invito a sonreír, ¡yo pago!

Gracias por leerme.