/ miércoles 26 de febrero de 2020

Hoja de Apuntes | Consenso ante arribo presidencial

Tan importante como regularizar los pagos del consumo de luz vía la mejoría del convenio “Adiós a tu deuda” es responder a los problemas de inseguridad, falta de crecimiento, desempleo, la acechanza del dengue y la falta de medicamentos. Por lo tanto se requiere meter el acelerador y remontar lo más pronto posible cada conflicto.

Entre lo urgente está el tema de la energía eléctrica al estar impregnado desde el nacimiento de la resistencia civil de un móvil electoral con rentabilidad política de largo plazo.

En mayo del año pasado se pensó zanjado con el nuevo convenio. En el papel lucía como la solución final bajo inmejorables condiciones: Andrés Manuel López Obrador en la presidencia, con la mayoría absoluta en ambas cámaras y Adán Augusto López Hernández como gobernador con el control del Congreso local y 16 de 17 alcaldías.

Los focos rojos se encendieron en noviembre tras la comparecencia del artífice del convenio por la parte estatal, José Antonio de la Vega, titular de Desarrollo Energético. Para entonces el 20 por ciento de los nuevos firmantes, unos 34 mil, había caído de nuevo en morosidad.

La razón fue el disparo en los montos por consumo al entrar en vigor la llamada tarifa de invierno. Desde entonces todo ha sido cuesta abajo al grado del desplome de cinco mil usuarios convencidos de firmar en los mejores días del convenio, a 200 diarios de las últimas semanas.

Se dejó correr diciembre, enero y parte de febrero, tiempo aprovechado por la oposición ante el sustento de un legítimo enojo ciudadano. Incluso está el riesgo de reactivarse la resistencia civil.

De la Vega, a inicios de diciembre, dijo que los morosos sin firmar esperaban sus aguinaldos para ir a los módulos. Tal declaración le acarreó críticas y falta de resultados mientras el tiempo se perdía a la par de una creciente inconformidad. El convenio pues, hacía agua y nadie la achicaba.

La unión de los partidos políticos para buscar un consenso al problema, propuesta por el dirigente del PRI, Dagoberto Lara Sedas en un programa de radio, como lo recordó ayer su homólogo del PRD, Darvin González Ballina, dio pauta a la coincidencia de buscar una solución al problema.

Algo bueno deberá salir de este ejercicio, dijo César Burelo, de Morena, quien no constriñó esta etapa de consenso al asunto de la luz, al abrir la posibilidad de contribuir en conjunto a revisar los otros temas que atañen a la sociedad, como la seguridad, la salud y la educación.

Mañana habrá de recibir el gobernador las propuestas y seguro las planteará a manera de una sola al presidente López Obrador durante su visita del fin de semana a Tabasco, donde seguro habrá de abordar el tema porque se irá a meter a Tamulté de las Sabanas, zona indígena que lo respalda al 100 por ciento, pero donde hay un fuerte reclamo por los altos cobros.

En tanto, políticos del siglo pasado y en el devenir con responsabilidad legislativa o de gobierno, tratan de no quedar al margen –como lo están en sus partidos- de los grandes acuerdos que hoy construyen el gobierno y las fuerzas partidistas representadas en el Congreso.

A todo eso ha dado pie lo que es un acuerdo perfectible pero vapuleado por la falta de una corrección a tiempo.

Tan importante como regularizar los pagos del consumo de luz vía la mejoría del convenio “Adiós a tu deuda” es responder a los problemas de inseguridad, falta de crecimiento, desempleo, la acechanza del dengue y la falta de medicamentos. Por lo tanto se requiere meter el acelerador y remontar lo más pronto posible cada conflicto.

Entre lo urgente está el tema de la energía eléctrica al estar impregnado desde el nacimiento de la resistencia civil de un móvil electoral con rentabilidad política de largo plazo.

En mayo del año pasado se pensó zanjado con el nuevo convenio. En el papel lucía como la solución final bajo inmejorables condiciones: Andrés Manuel López Obrador en la presidencia, con la mayoría absoluta en ambas cámaras y Adán Augusto López Hernández como gobernador con el control del Congreso local y 16 de 17 alcaldías.

Los focos rojos se encendieron en noviembre tras la comparecencia del artífice del convenio por la parte estatal, José Antonio de la Vega, titular de Desarrollo Energético. Para entonces el 20 por ciento de los nuevos firmantes, unos 34 mil, había caído de nuevo en morosidad.

La razón fue el disparo en los montos por consumo al entrar en vigor la llamada tarifa de invierno. Desde entonces todo ha sido cuesta abajo al grado del desplome de cinco mil usuarios convencidos de firmar en los mejores días del convenio, a 200 diarios de las últimas semanas.

Se dejó correr diciembre, enero y parte de febrero, tiempo aprovechado por la oposición ante el sustento de un legítimo enojo ciudadano. Incluso está el riesgo de reactivarse la resistencia civil.

De la Vega, a inicios de diciembre, dijo que los morosos sin firmar esperaban sus aguinaldos para ir a los módulos. Tal declaración le acarreó críticas y falta de resultados mientras el tiempo se perdía a la par de una creciente inconformidad. El convenio pues, hacía agua y nadie la achicaba.

La unión de los partidos políticos para buscar un consenso al problema, propuesta por el dirigente del PRI, Dagoberto Lara Sedas en un programa de radio, como lo recordó ayer su homólogo del PRD, Darvin González Ballina, dio pauta a la coincidencia de buscar una solución al problema.

Algo bueno deberá salir de este ejercicio, dijo César Burelo, de Morena, quien no constriñó esta etapa de consenso al asunto de la luz, al abrir la posibilidad de contribuir en conjunto a revisar los otros temas que atañen a la sociedad, como la seguridad, la salud y la educación.

Mañana habrá de recibir el gobernador las propuestas y seguro las planteará a manera de una sola al presidente López Obrador durante su visita del fin de semana a Tabasco, donde seguro habrá de abordar el tema porque se irá a meter a Tamulté de las Sabanas, zona indígena que lo respalda al 100 por ciento, pero donde hay un fuerte reclamo por los altos cobros.

En tanto, políticos del siglo pasado y en el devenir con responsabilidad legislativa o de gobierno, tratan de no quedar al margen –como lo están en sus partidos- de los grandes acuerdos que hoy construyen el gobierno y las fuerzas partidistas representadas en el Congreso.

A todo eso ha dado pie lo que es un acuerdo perfectible pero vapuleado por la falta de una corrección a tiempo.